Hace 16 años, el empresario nicaragüense Manuel Ignacio Lacayo, conocido como “Milca” -un acrónimo-, dijo que la empresa privada nacional a la que pertenece, “es primitiva, que no tiene la suficiente fuerza para incidir en la agenda nacional” y amenazó con sacar su dinero del país debido a que, aparte de los empresarios, también considera que ningún político es digno de su confianza.
Milca ve corrupción por todos lados, lo que no impidió que en 1999 asumiera la representación de la sociedad Ingeniería Creativa S.A., con sede en Panamá, precisamente en la hoy intervenida oficina de abogados Mossack Fonseca, representante de 214,000 empresas que funcionan en paraísos fiscales (offshore) generalmente con la intención de evadir el pago de impuestos, y en el mejor de los casos -si acaso cabe esta expresión-, evitar invertir en el país de origen de los inversionistas.
Para decirlo más claro, el señor Manuel Ignacio Lacayo metió parte de su dinero en una entidad que mediante leguleyadas alienta la fuga de capitales y el no pago de impuestos. Milca se declara “preocupado” por el destino de Nicaragua, sin embargo, es conocido que ha vendido todas sus empresas en el país a extranjeros.
Patriotas de mentira
Si Ingeniería Creativa S.A. hubiera sido inscrita en Nicaragua, las ganancias que generara producirían a su vez impuestos que favorecerían al pueblo, pero visto está que hay patriotismos de “dientes para afuera”.
El 18 de noviembre de 2003, cinco años después de operar bajo el amparo de Mossak Fonseca, Lacayo envió una carta a Verna Lee de Nelson, representante del Departamento de Sociedades de la oficina de abogados panameña, anunciándole la rescisión del contrato debido a que había decidido pasárselo a la firma ALEMAN, CORDERO, GALINGO & LEE.
Milca ha evadido explicar su involucramiento con Mossak Fonseca, sin embargo, no puede alegar que le pasó por ser un empresario desprevenido. En su hoja de vida suele poner que estudió primaria y secundaria en Suiza, Italia y Estados Unidos, país este último donde se graduó en Mercadotecnia. Luego obtuvo una Maestría en Administración de Empresas en el Instituto Centroamericano de Administración de Empresas (INCAE) de Nicaragua.
Un documento que demuestra los negocios en que anda metido Manuel Ignacio Lacayo Gil.
Negocios oscuros
¿Por qué Lacayo decidió tocar a las puertas de una oficina de abogados de la que ahora se sabe fehacientemente gracias a un destape que jugaba con las inversiones en bancos de dudosa reputación? ¿Qué transacciones realizó durante los cinco años en que estuvo representado por dicha firma?
Cuando se inició el destape a inicios del pasado abril, se dijo que “el archivo de 11,5 millones de registros, muestra cómo una industria global de firmas legales y grandes bancos vende secretos financieros a políticos estafadores y traficantes de drogas así como a billonarios, celebridades y estrellas deportivas”.
Suena fuerte la afirmación, pero es que aunque en realidad existen inversionistas bisoños que pueden ser atraídos hacia las redes evasoras de impuestos, hay otros, muy duchos en la materia, que manejan a la perfección y sin ningún tipo de escrúpulos este juego de poderosos contra pobres, los primeros enriqueciéndose cada vez más, y los segundos, en este caso muchos ciudadanos de países pobres, hundiéndose en la miseria.
Socio de Carlos Fernando Chamorro
¿En qué se metió Lacayo, socio por cierto de negocios de otro encumbrado miembro de la oligarquía local, tal es el caso del periodista y economista Carlos Fernando Chamorro? No lo sabremos con certeza mientras las autoridades de Nicaragua no se decidan a impulsar una profunda investigación.
Vale la pena hacerla, porque aunque exclusivos integrantes del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ por sus siglas en inglés), por intereses muy particulares han maltratado la objetividad publicando y manipulando lo que les conviene, la verdad es que el asunto en que estaban metidos, aunque la constitución de las empresas sea legal por trucos jurídicos cuestionables, tiene que ver con evasión de impuestos, secreto bancario que facilita el blanqueo de dinero, y por el desarrollo de otros delitos.
Aunque aleguen que es su dinero y pueden hacer con él lo que quieran, estas actividades permiten que crezca la crisis financiera y desaparezca el empleo.
¿Un “fiscal” cazado?
Lo anterior lo sabe el socio de negocios de Manuel Ignacio Lacayo, el periodista y economista Carlos Fernando Chamorro, quien en sus publicaciones escritas y televisadas se ha erigido en implacable fiscalizador de lo que considera errores de los demás.
Milca, tal y como se ha publicado en medios ajenos a la familia Chamorro, es socio y vicepresidente de la empresa Invermedia S.A., propiedad de Carlos Fernando Chamorro Barrios, dueño principal del semanario Confidencial y al menos dos programas de televisión.
Chamorro Barrios alega que desconocía las andanzas de su actual socio Manuel Ignacio, no obstante, como apuntábamos antes, todo lo pondría en claro una investigación de las autoridades de Nicaragua.