Expulsan a espía y promotor de golpes militares

Dijo al diario La Prensa, de Managua, que no es espía, sin embargo, él mismo reconoce en su currículum que ha rendido testimonio sobre las relaciones de China con América Latina ante el Congreso norteamericano. Es el Dr. Evan Ellis, miembro del Instituto de Estudios Estratégicos del Colegio de Guerra del Ejército de Estados Unidos, pretende pasearse por América Latina en busca de información sensible sin que nadie se interponga en su camino.

 

El martes fue expulsado de Nicaragua, donde intentaba realizar –con fines totalmente desconocidos y sin permiso de nadie-, una presunta investigación sobre el canal interoceánico que busca construir nuestro país.

La apología esperada de La Prensa

La Prensa saltó de inmediato en su defensa esgrimiendo como pruebas las propias palabras de Ellis: “No soy espía, yo soy un autor que ha escrito más de 140 publicaciones sobre la región en los últimos 12 años”.

¿Y quién ha constatado que las personas que escriben profusamente no son espías? ¿Y por qué lo llama el Congreso norteamericano para que les aclare sobre cómo marchan las relaciones de América Latina con China?

Ellis se presenta como “empleado civil del gobierno estadounidense” y utiliza pasaporte oficial. Aparte de China, le interesan Rusia e Irán en su relación con las naciones de la región americana.

Este “académico”, a como lo llama con todo respeto La Prensa, tenía previsto reunirse con un funcionario de dicho periódico, y esa fue la excusa del diario de la carretera norte para buscarlo tras su expulsión de Nicaragua.

La Embajada de Estados Unidos fue notificada por Ellis de su deportación, sin embargo, asegura La Prensa, todavía no se ha pronunciado al respecto.

Falsa objetividad

El diario resalta que el gringo insistió en que “es importante dejar claro que como investigador no estoy buscando escribir ni en contra ni a favor de nadie”.

No obstante, antes de poner un pie en Nicaragua, en 2014 escribió que “compañías de construcción, inversionistas de bienes raíces, consultores y abogados conectados con la familia Ortega están alineados para ganar millones de dólares, aún si el proyecto colapsa”.

Intrusión en Venezuela

Pero este claro agente, especialista en temas militares a como lo atestigua su empleo, no solo se ha metido con Nicaragua. El año pasado estuvo en Venezuela, donde hizo un informe que “retrató” a la nación venezolana “al borde del caos y la hambruna”.

Su trabajo titulado: La cercana implosión de Venezuela y las implicaciones estratégicas para Estados Unidos, trataba de hacer creer, -según los planes de Estados Unidos-, que miembros de las Fuerzas Armadas venezolanas estaban involucrados con el narcotráfico.

Su docta conclusión fue que eso era motivo para ahuyentar “las posibilidades de restablecer el orden en el país”.

Golpe militar como solución

Y con claro injerencismo, Ellis “descarta” que Venezuela pueda salir de la crisis mediante las urnas o mediante la intromisión de los militares, que «parecen estar demasiado comprometidos a través de su participación en actividades delictivas como para intervenir y restaurar el orden».

Como se ve, este “académico” no es ni siquiera un demócrata al estilo que los Estados Unidos venden en el exterior. Descaradamente contempla la opción de un golpe militar a fin de hacer colapsar el gobierno del presidente Nicolás Maduro.

Ante la inoperancia de la oposición venezolana, Ellis pregonaba un “elevado riesgo de desenlace violento, con graves repercusiones en toda la región”.

Este sujeto, que proclama no escribir “ni en contra ni a favor de nadie”, señala sobre Venezuela que la “la crisis empezó con la introducción del ‘socialismo bolivariano’, impuesto por el fallecido mandatario Hugo Chávez hace 16 años, que ha destruido virtualmente toda actividad productiva en el país fuera del sector petrolero”.

La inefable Vilma Núñez

En defensa de Ellis también salió la inefable Vilma Núñez, del CENIDH, quien señala que este espía norteamericano fue detectado debido a que en Nicaragua el espionaje está institucionalizado.

A como es su costumbre, Núñez, sin conocer más del caso que los pocos datos que le exponen los periodistas, se aventuró a decir que “para nosotros (el CENIDH), esto es parte de un esfuerzo desesperado del gobierno para que no se sepa lo que está pasando.

“Esa es una característica de gobiernos antidemocráticos y oscuros y tiene la misma lógica de la negación de la observación electoral”.

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