La segunda vuelta será entre la hija del dictador encarcelado y el lobbista de empresas Pedro Pablo Kuzcynski. El fujimorismo logra una mayoría absoluta y la izquierda surge como tercera fuerza política.
No solamente podría regresar un gobierno fujimorista, sino que de hacerlo tendría mayoría absoluta en el Congreso. Un dato que hace recordar la década autoritaria del régimen del hoy encarcelado Alberto Fujimori en los 90, cuando gobernó con un Congreso sometido. Aquella vez, Fujimori dio un golpe de Estado para hacerse con esa mayoría parlamentaria que no había obtenido cuando llegó a la presidencia. Cuando perdió la mayoría parlamentaria huyó del país. Esta vez, su hija Keiko puede llegar al gobierno con esa mayoría en el bolsillo.
Los resultados oficiales confirman lo adelantado anteayer por el conteo rápido: la segunda vuelta será entre dos candidatos de derecha. La Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) fue dando ayer resultados parciales durante todo el día. Al cierre de esta edición, se había procesado el 91,7 por ciento de los votos. Keiko Fujimori confirmaba su cómodo primer lugar, con 39,5 por ciento, y Pedro Pablo Kuzcynski obtenía 21,2 por ciento. Ambos competirán el 5 de junio en el ballottage.
Si bien la derecha se hizo con los dos cupos para pelear por la presidencia en la segunda vuelta, de las elecciones del domingo surge como tercera fuerza política una izquierda que hasta ese día no existía electoralmente. Según el conteo de la ONPE, Verónika Mendoza, del izquierdista Frente Amplio, sacaba 18,7 por ciento. El 4 por ciento que obtuvo el también izquierdista Gregorio Santos, que decidió correr solo, fue decisivo para que Kuzcynski supere a Mendoza en la pelea por el pase a la segunda vuelta.
El socialdemócrata Alfredo Barnechea, de Acción Popular, tenía 7 por ciento. Más atrás quedaron los otros seis candidatos, entre ellos los ex presidentes Alan García y Alejandro Toledo, barridos en las urnas. Ayer, luego de su debacle electoral, García renunció a la presidencia del Partido Aprista.
Keiko Fujimori, que estuvo en campaña cinco años, ganó en Lima, en el norte y el centro del país, con una alta votación en sectores populares, que recuerdan el extendido clientelismo del gobierno fujimorista. La izquierda triunfó ampliamente en las provincias del sur andino, donde se concentra la pobreza y la exclusión, recuperando un bastión histórico que había perdido. Kuzcynski, por su parte, tuvo su mayor votación en los sectores urbanos medios y altos, y logró su pase al ballottage en gran parte por el 30 por ciento que obtuvo en Lima, muy por encima del 12 por ciento de Mendoza. La capital concentra la tercera parte del electorado.
Las proyecciones le daban al fujimorismo entre 65 y 68 congresistas en el Parlamento unicameral de 130 bancas. Una mayoría parlamentaria absoluta del fujimorismo trae oscuros recuerdos y riesgos, tratándose de una organización de pasado autoritario que cuando fue gobierno puso su mayoría en el Congreso al servicio de ese autoritarismo, y la usó para encubrir violaciones a los derechos humanos y proteger una corrupción institucionalizada.
Por primera vez en mucho tiempo habrá un Congreso con una importante bancada de izquierda, pero será minoría en un Parlamento ampliamente dominado por la derecha. El partido Peruanos por el Kambio, de Pedro Pablo Kuzcynski, tendría entre 20 y 23 congresistas; el izquierdista Frente Amplio 21 parlamentarios; la derechista Alianza para el Progreso, cuyo candidato presidencial fue excluido de la elección por las autoridades electorales, 11 escaños; la centrista Acción Popular 5 bancas y la Alianza Popular, formada por el Partido Aprista del ex presidente García y el conservador Partido Popular Cristiano, quedaba con 5 curules.
Aunque ha ganado con holgura la primera vuelta, Keiko Fujimori no la tendrá fácil en el ballottage. El antifujimorismo es alto, en la primera vuelta movilizó la mayor manifestación de la campaña, con una concentración de más de 50 mil personas, mayormente jóvenes, protestando contra el fujimorismo y su posible regreso al poder. Una reciente encuesta revela que un 51 por ciento de los electores señala que no votaría por la candidata fujimorista.
“La segunda vuelta está íntegramente planteada en términos de fujimorismo y antifujimorismo. Para ganar, Kuczynski tendrá que asumir una posición antifujimorista más marcada de la que ha tenido hasta ahora. Keiko debe insistir en tomar distancia del gobierno de su padre, pero muchos no le creerán, por eso tendría que conseguir el respaldo de personalidades con credibilidad. Hay un porcentaje de votos antifujimoristas muy fuerte que sin duda va a ir a Kuczynski, pero tengo dudas que le alcance. Creo que Keiko es la favorita”, le señaló a Página/12 Luis Benavente, especialista en comunicación política y director de la consultora Vox Populi.
Ricardo Cuenca, psicólogo social e investigador principal del Instituto de Estudios Peruanos, le ve más opción a Kuczynski. “Keiko tiene que seguir insistiendo en que su gobierno no será el de su padre, pero ese discurso es muy difícil de ser creíble. Si no modifica su discurso tan conservador y neoliberal, y lejano a problemas como la desigualdad, Keiko no va a conseguir, independientemente del antifujimorismo, los votos de quienes encontraban en Verónika Mendoza o Barnechea un espacio para reclamar por la desigualdad. A pesar de que el discurso de Kuczynski no es progresista, creo que él tiene más facilidad que Keiko para cambiar su discurso y atender esos temas de desigualdad”.
En diálogo con este diario, Carlos Monge, dirigente fundador del Frente Amplio, califica como “una gran victoria” la votación obtenida por la izquierda. “La izquierda no tenía un espacio ni una representación política desde los años 80. Hemos dado un salto cualitativo impresionante para una izquierda que hace unos meses no existía”.
Sobre la segunda vuelta entre dos candidatos de derecha, Monge indica: “Para nosotros el problema principal es la continuidad del modelo neoliberal primario exportador que rige el país desde inicios de los 90, cuyo cambio planteamos. Por esa razón, claramente seremos oposición del próximo gobierno, sea Keiko o Kuczynski, porque sabemos que los dos defienden la continuidad del modelo neoliberal”.
La dirigencia del Frente Amplio, encabezada por Mendoza, se prepara para una gira a las regiones del sur donde ganó ampliamente para agradecer ese respaldo y consolidar ese apoyo. Esa gira incluirá un proceso de consulta para ver qué decisión toma la izquierda frente a la segunda vuelta.
“Tenemos claro que lo peor que le puede pasar al país es el regreso de la mafia fujimorista, pero no le vamos a dar un cheque en blanco a alguien (Kuczynski) que es un lobbista internacional, que no logra distinguir su función pública de sus intereses privados”, asegura Monge. El Frente Amplio presentaría una agenda de varios puntos, como que se asegure que no se va a liberar a Alberto Fujimori, reforzar el sistema anticorrupción o renegociar los contratos del gas que ahora favorecen su exportación, entre otros. Si Kuczynski apoya esos puntos, evaluarían darle su “respaldo crítico” para la segunda vuelta.