La solidaridad gratuita no existe para Gerardo Sánchez y su banda. Antes de dar un paso hacen cuentas y escogen los objetivos a fin de sacarles dinero. ¿Creen ustedes que las bailaderas, comilonas y borracheras gratuitas en las Embajadas de Cuba y Venezuela solo eran un ejercicio con el “bate de aluminio”?
Pues no. Aparte de vender su “perfil revolucionario”, el objetivo principal era hacer de las sedes diplomáticas sus cotos de caza. Veían a las embajadas del ALBA como una especie de “caja chica” para sacar el “pan de cada día”, como le dice el estafador a una de sus ex mujeres en un correo.
El vehículo para sacar dinero son las protestas sociales de moda. Los de la Confederación Solidaridad se suben en cualquier carro, todo es que exista de por medio la posibilidad de sacar dinero.
Durante la denuncia por el proyecto minero “Crucitas”, cercano al río San Juan, ahí estuvieron Sánchez y sus compinches. Como siempre, presuntamente le sacaron dinero a organismos europeos, “pero no les alcanzó”, por lo que pidieron US$ 1,000 (Un mil dólares) a la Embajada de la República Bolivariana de Venezuela. Ese es el líder de los “rearmados” somocistas. ¡Qué bárbaro!
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