Fueron encontrados recientemente los restos del buque USS Indianapolis, que transportó en 1945 los materiales que permitieron la fisión nuclear para armar las bombas atómicas lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki el 6 y 9 de agosto de ese mismo año. Fue un karma anticipado: la mayoría de sus tripulantes acabó comido por tiburones.
Es de las historias que no les gusta contar a los gobiernos de Estados Unidos. El USS Indianapolis, un crucero pesado de clase Portland de la Armada norteamericana, transportó uranio enriquecido y otros componentes a la isla de Tinián, en las Marianas. Era la Segunda Guerra Mundial.
Tras finalizar su misión en Tinián, el buque fue torpedeado el 30 de julio de 1945 por el submarino japonés I-58, yéndose a pique en tan solo 12 minutos. Pocos botes salvavidas pudieron ser desplegados por lo que se ahogaron 316 marinos de los 2,196 que conformaban la tripulación.
A los 880 supervivientes no les fue mejor. Pasaron cuatro días en el mar expuestos a la deshidratación, envenenamiento por consumo de agua salada y principalmente el ataque de tiburones.
Su localización fue casual por parte de un avión de patrulla antisubmarina, puesto que no se había constatado ni su desaparición ni su hundimiento, a pesar de que no había llegado a su destino previsto, el golfo de Leyte.
La web defensa.com señala que la empresa estadounidense Vulcan Inc., ha anunciado la localización de los restos del buque de guerra estadounidense USS Indianapolis. Según esta empresa, fundada por Paul G. Allen, cofundador de Microsoft junto a Bill Gates, el pecio del USS Indianapolis fue descubierto el pasado 18 de agosto por el buque de investigación R/V Petrel a 5.500 metros por debajo del nivel del mar el norte del Océano Pacífico, concretamente en el Mar de Filipinas.
Una suma de desgracias
El USS Indianapolis fue el último buque de superficie estadounidense hundido durante la Segunda Guerra Mundial, desgraciado final para un buque que fue alistado para su especial misión también por azar puesto que el 16 de julio, cuando se experimentaba la primera bomba atómica, era el buque que estaba más próximo a las instalaciones de Alamogordo en Nuevo México y estaba en condición de listo para el combate tras haber sido reparado de los daños provocados por un avión Kamikaze el 31 de marzo en el Pacífico.
Responsabilizado en un consejo de guerra, el contralmirante Charles Butler McVay, al mando del USS Indianapolis, fue declarado culpable de lo acontecido por no navegar realizando zigzag antisubmarino. Degradado a capitán y relegado a un puesto administrativo se suicidó en noviembre de 1968. En el año 2000 una ley firmada por el presidente estadounidense Bill Clinton a propuesta del Congreso, le exoneró de responsabilidades en el hundimiento.
El sufrido por los náufragos del Indianapolis es uno de los ataques de tiburones más masivos de los que hay constancia, al punto de que el hundimiento es recordado por Sam Quint, el personaje interpretado por Robert Shaw en la película de 1975 “Tiburón” de Steven Spielberg, que se presenta como superviviente de ese hundimiento.