El presidente de Bolivia, Evo Morales, aseguró que está considerando expulsar de su país a Peter Brennan, el encargado de negocios de EEUU, debido a la injerencia de Washington en los asuntos internos de esa nación. Brennan estuvo en Nicaragua, encubierto con ese mismo cargo durante el período 2004-2007, con el beneplácito del mandatario en turno, Enrique Bolaños Geyer.
Mientras que desde EU se multiplican las histéricas acusaciones de injerencia de Rusia en la política de otros países, un libro publicado por un autor boliviano, Iván Fernando Mérida, sigue la huella un agente CIA y del Departamento de Estado por su intromisión en asuntos de varias naciones de América Latina: Peter Brennan, diplomático de mayor rango de los Estados Unidos acreditado en Bolivia.
El doctor Iván Fernando Mérida, abogado internacionalista con maestría en Derecho Internacional, se encargó de estudiar a profundidad los cables filtrados por WikiLeaks, así como los correos (E-mails) oficiales enviados a la dirección de la excandidata a la presidencia de los EU, Hillary Clinton, contenida en un servidor personal.
El fruto del trabajo de Mérida fue publicado en el libro ‘”Brennan el desenmascarado”, que incluye cables y datos recabados por el investigador, quien comenzó su trabajo a partir del último «impasse» en las relaciones entre el diplomático y el Gobierno en agosto de 2017, cuando manifestó a la prensa que «esperaba que Bolivia no cayera en la situación en la que se encontraba Venezuela».
En entrevista concedida a Sputnik, Mérida asegura la existencia de datos que señalan a Brennan como el promotor de maniobras injerencistas en los asuntos del Gobierno de Nicaragua y particularmente contra de Daniel Ortega; mientras en Costa Rica, apoyaba a la entonces candidata a presidenta Laura Chinchilla, furibunda antisandinista, o incluso coordinando las acciones de EEUU en Cuba desde Washington.
Según indicó el doctor Mérida a Sputnik, «había muchas sospechas sobre el accionar de Brennan, pero no había una investigación que hubiera abordado el verdadero fondo de su figura», más que algunos artículos de varios analistas o unas pequeñas referencias en otros sitios por los que pasó.
Mérida revela que de todos los cables, «no solo los confidenciales, sino también los no clasificados», se puede concluir que durante su estadía en Nicaragua (2004-2007), bajo la protección de su Embajador, Pail Trivelli, Brennan tuvo una política bastante activa y muchas reuniones con sectores empresariales, ONG y grupos opositores al FSLN, en especial con aquellos que se identificaban como partidos liberales.
Con el regreso al poder del FSLN, con su candidato presidencial Daniel Ortega, Brennan inició su campaña de conspiración e inició, a como lo hace en Bolivia, con un perfil bajo y un fuerte impulso al llamado ¨poder blando” (becas y programas de formación), con lo que logra establecer contactos dentro del Gobierno que le permitieron tener una influencia capaz de desestabilizar las instituciones.
El período del presidente Bolaños Geyer estuvo tan infiltrado por Brennan, que hasta acompañaba al mandatario en sus giras por el país, incluso, con el cambio de poder, se anunció que dos funcionarios del Ministerio de Defensa sería separados de sus cargos por ser contactos que habían sido preparados en EU; la Embajada de ese país se quejó, ya que ellos les pasaban datos importantes de esa entidad.
El investigador boliviano también apuntó a los intentos de dañar la imagen de Daniel Ortega por parte de la gestión del embajador Paul Trivelli, obviamente con el apoyo de Brennan, a raíz de un presunto caso de abuso sexual a su hijastra, Zoilamérica Narváez, «a la que no solo ayudaron económicamente, sino que la llevaron a Washington para promocionar el caso».
Entre 2007 y 2010, Brennan fue jefe adjunto de misión en Costa Rica. Algunos cables del libro muestran críticas a una apertura del Gobierno de San José hacia Cuba o que no condenara públicamente como país al Gobierno de Venezuela, por lo que se le encomendó al versátil “encargado de negocios” de la EMBUSA, brindarle todo el apoyo a un aspirante presidencial que fuera sumiso a sus lineamientos.
«Es así que aparece en escena la imagen de una mujer a la que brinda todo su apoyo y que después fue presidenta de Costa Rica: Laura Chinchilla, una perfecta y disciplinada alumna con estudios en EEUU, en la Universidad George Washington. En uno de estos cables mencionaban que Chinchilla estaba a favor de la política USA, por tanto (en contra) de todo lo que oliera a izquierda», indicó Mérida en alusión al FSLN y Hugo Chávez.
De Costa Rica volvió a Washington, donde coordinó la oficina de Asuntos Cubanos del Departamento de Estado. Este paso le dio a Mérida la sospecha de que había ayudado a Alan Gross —un contratista de la agencia USAID, detenido en Cuba entre 2009 y 2014 bajo la acusación de espionaje— a tratar de desestabilizar a la nación caribeña.
Luego de ese rol en Washington entre 2010 y 2012, trabajó en Pakistán con la labor de «reconstruir la imagen de EU, tras la muerte de Osama Bin Laden en Abottabad». Allí, Brennan incentiva los programas de becas, trabajos de USAID y aumenta las reuniones de cooperación. Este sistema de influencias es el que comienza a aplicar en Bolivia a su llegada en 2014.