Las organizaciones ultraderechistas norteamericanas no renuncian a su objetivo de botar mediante un golpe de estado a los gobiernos progresistas de América Latina, entre ellos Nicaragua, donde han intensificado sus acciones ante la proximidad de las elecciones de 2016.
Clave para las aspiraciones de estos halcones gringos son las ONG opositoras, nueva punta de lanza de la política golpista en el continente mediante la aplicación del denominado “golpe suave” o “golpe blando”, sobre el que las organizaciones nicaragüenses han recibido amplio adiestramiento.
No han podido, sin embargo, cuajar los intentos de sentar bases para desarrollar lo aprendido, pese a que han desplegado todo su andamiaje en la aplicación de la desobediencia civil, principal postulado del ideólogo de esta nueva forma de agresión, el politólogo norteamericano Gene Sharp.
Viven con manual entre las manos
Por la forma de actuar de los dueños de las ONG en Nicaragua (CENIDH, CPDH, Movimiento por Nicaragua, IEEPP, CINCO, etc.) es fácil entender que viven con el manual de Sharp en las manos.
Su incentivo actual son los triunfos que sus pares derechistas han obtenido en naciones del hemisferio como Brasil, Argentina, Honduras, entre otros, y parcialmente en Venezuela.
Los pasos del manual del “golpe suave” los han aplicado con minuciosidad en Venezuela, al punto de lograr confundir a un sector de la población sobre quién es el verdadero culpable de la escasez que agobia al pueblo de la nación bolivariana.
Fue un experimento que había empezado en el Chile de Salvador Allende de 1973 y que culminó con el cruento golpe de Pinochet y el asesinato del líder socialista que creyó que respetarían su triunfo obtenido en las urnas.
La lección de Chile
Fue una lección lo de Allende. La derecha oligárquica y sus aliados jamás aceptarán un gobierno progresista, aunque haya llegado al poder a través de su principal juego democrático como es el voto directo.
Lo vemos en Venezuela, con la deslegitimación del presidente Nicolás Maduro; en Brasil, con Dilma Rousseff; en Ecuador con Rafael Correa y en Nicaragua, con el comandante sandinista Daniel Ortega Saavedra.
¿Cómo actúan los golpistas suaves en Nicaragua? Al igual que lo han hecho en otros países. El objetivo final –una vez aplicados los pasos del manual- generalmente es sangriento, pues tiene que ver con la toma del poder a través de las armas.
El “inconstitucional” Ortega
El primer paso para botar al presidente Ortega del poder, tal y como manda Gene Sharp, es la constante promoción de calumnias y denuncias sobre presunta corrupción, cuyo fin claro es desprestigiar al dirigente.
En Nicaragua, hace algunos años se reunieron representantes de medios de comunicación con dirigentes políticos de las ONG opositoras, y acordaron anteponer en sus informaciones el calificativo de “inconstitucional” al presidente de nuestro país.
El fin de ese título era dar a entender que Daniel Ortega es un presidente ilegal, lo que es falso de toda falsedad, ya que los que inventaron tal calificativo participaron en los comicios donde fue electo el líder rojinegro, y en uno de los casos, el propio Eduardo Montealegre reconoció el triunfo, lo que no evitó la aplicación del mote en La Prensa y otros medios.
Falsedades y crueldad informativa
Si revisamos las ediciones de los últimos años de La Prensa, Nicaragua estaría descalabrada varias veces con tanta corrupción que se han inventado. Un caso dramático es el de un ex director de la DGI al que acusaron –sin pruebas- de un gran robo en la mencionada institución, de escaparse a Estados Unidos para evitar ser enjuiciado y otro montón de calumnias.
La verdad del asunto es que el funcionario padece de una grave enfermedad que lo hizo buscar apoyo médico especializado en Norteamérica.
Eso es parte del “golpe suave”, acusar y acusar de acuerdo a la lógica nazi goebbeliana. Al final, algo queda de la calumnia. No importa pasar por sobre sus postulados de “al servicio de la verdad y la justicia” o de la objetividad que tanto pregonan.
Papel de Núñez y su CENIDH
El segundo paso de Sharp corre a cargo de los organismos de “derechos humanos” como el CENIDH y la CPDH, entre otros. Se trata de armar campañas en defensa de derechos presuntamente vulnerados.
En Nicaragua, las ONG de derechos humanos andan a la caza de lo que sea con tal de empezar campañas que involucran hasta a la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la OEA.
Nicaleaks fue amenazada por la gente de doña Vilma Núñez por el caso comprobado de una periodista de La Prensa reclutada por un narcotraficante que se hacía pasar por guerrillero. Pese a las pruebas, el CENIDH tomó partido por la reportera del medio que es parte del tinglado opositor al que pertenece la veterana abogada.
En este punto también aconsejan las acusaciones de totalitarismo, que bien le caben a los sempiternos dirigentes de las ONG de derechos humanos, que han convertido este tema en un bien aprovechado modus vivendi donde los empleados viven su propio régimen de temor.
Presencia de agentes foráneos
El tercer paso manda la alharaca reivindicatoria por demandas políticas y sociales, e incluso la toma de instituciones públicas a como han intentado hacerlo –y continuarán probando-, durante las marchas contra el canal o los desprestigiados “miércoles de protesta” en las inmediaciones de Metrocentro.
El cuarto paso requiere de un nivel superior de especialidad, pues tiene que ver con operaciones de guerra psicológica y la creación de un clima de ingobernabilidad. Por lo general, a estas alturas se da la presencia de agentes extranjeros que ingresan al país con las coberturas más diversas, tal es el caso de presuntos investigadores, turistas, periodistas, cineastas, estudiantes, cooperantes, etc.
La desesperación de las ONG y de sus principales voceros, La Prensa y Confidencial, por probar que no hay seguridad en Nicaragua, incluyó su fracasado esfuerzo por hacer creer que existían grupos de rearmados que amenazaban con reeditar la experiencia de la contrarrevolución financiada por los Estados Unidos en los años 80.
Cuando los “golpistas suaves” consideran que los cuatro primeros pasos han sido agotados, preparan, siempre con el apoyo de agentes foráneos, el desarrollo de una guerra civil prolongada que permita la intervención militar extranjera.
Es aquí cuando exigen la renuncia del presidente de la República, al que ya deberían tener cercado y sin apoyo popular.
No han podido establecerse
Lo que hemos observado en Nicaragua es que ante la imposibilidad de aplicar cada paso de manera ordenada, se han dado a la tarea de entremezclarlos con la esperanza de lograr algo en el río revuelto.
Generalmente un “golpe suave” lleva varios años de preparación y requiere del reclutamiento o formación de ONG con variada orientación, que van desde las que dicen defender los derechos humanos, hasta algunas denominadas ambientalistas.
El “golpe suave” que no les ha cuajado en Nicaragua tiene que ver con la manipulación psicológica de las masas con la más poderosa herramienta, que son los medios de comunicación.
Dos golondrinas no hacen verano
Por eso es que se la pasan denunciando que el gobierno ha copado los medios de prensa. Una o dos golondrinas solas no hacen verano, tal es el caso de los medios de difusión de la familia Chamorro, que resiente haber perdido la “segunda” que le echaban El Nuevo Diario, el Canal 2 y el Canal 8, entre otros que cambiaron de dueños.
Aunque aquí abordamos los principales cinco pasos para botar a un gobierno de manera supuestamente incruenta –ya vimos que al final invocan hasta a tropas extranjeras-, la verdad es que Gene Sharp aconsejó 198 métodos en su libro “De la dictadura a la democracia”.
Son 198 formas
En Venezuela y otros países han aplicado muchos de esos 198, algunos de los cuales son fáciles de identificar en Nicaragua:
1. Alocuciones públicas
3. Declaraciones por parte de organizaciones e instituciones
7. Eslóganes, caricaturas y símbolos
8. Banderas, carteles y otros medios de comunicación visual
10. Periódicos y revistas
11. Grabaciones, radio y televisión
12. Escritura aérea y terrestre
18. Exhibición de banderas y de colores simbólicos
19. Uso de símbolos en la vestimenta
20. Oración y ritos
22. Desnudos de protesta
24. Luces simbólicas (velas, etc.)
31. «Perseguir» a las autoridades
32. Burlarse de las autoridades
33. Confraternización (ganarse a las personas con una estrategia amistosa deliberada)
34. Vigilias
38. Marchas
39. Desfiles (marchas organizadas en señal de protesta)
43. Luto político
60. Suspensión de actos sociales y deportivos
62. Huelga de estudiantes
63. Desobediencia social
70. Emigración de protesta
78. Boicot de trabajadores
79. Boicot de productores
80. Boicot de proveedores y de distribuidores
81. Boicot de intermediarios
83. Cierre patronal
85. «Huelga general» de comerciantes
90. Rechazo de impuestos
92. Embargo dentro del país
96. Embargo comercial internacional
102. Huelgas de presos
115. Huelga selectiva
116. Huelga generalizada (sin llegar a participar la mayoría de los sectores económicos)
117. Huelga general
119. Paralización económica (todo el mundo)
123. Boicot de los órganos legislativos
124. Boicot de elecciones
125. Boicot de empleos y cargos públicos
128. Boicot a organizaciones respaldadas por el gobierno
131. Rechazo de nombramientos
145. No colaboración administrativa en general
147. Ineficacia deliberada y no cooperación selectiva por parte de los agentes de la autoridad
192. Instituciones económicas alternativas
195. Búsqueda activa de encarcelamiento
198. Doble soberanía y gobierno paralelo