* El 21 de abril de 2017, hace exactamente un año, publicamos un trabajo que lamentablemente resultó ser profético: La búsqueda de un mártir de parte de la oposición al gobierno del presidente Ortega, a fin de tener un asidero desde el cual incitar a la violencia y el ensangrentamiento del país.
Buscan un mártir desde hace varios años los dueños del diario La Prensa y los representantes de algunos partidos políticos y ONG opositoras, sobre todo las que dicen defender los derechos humanos.
No les resultó, a como esperaban, la campaña mediática que intentaba hacer creer que un enorme ejército campesino se desplazaba amenazante por las montañas de Nicaragua, dispuesto a tumbar al gobierno del presidente Daniel Ortega.
Hasta pusieron en peligro a una de sus reporteras y a un fotógrafo, quienes a través de un narcotraficante actualmente detenido, habían concertado cita con miembros de una banda de delincuentes que a fin de justificar sus crímenes, narcotráfico, violaciones, robos y otras tropelías, aseguraban luchar por poner fin al sandinismo.
Existieron en gobiernos neoliberales
Son varios los grupos de antisociales que desde hace largo tiempo, incluso en los gobiernos de Violeta Barrios, Arnoldo Alemán y Enrique Bolaños, lograron sobrevivir en zonas montañosas ubicadas en la frontera con Honduras.
Cuando las autoridades nicaragüenses lograban golpearlos, parte de estos delincuentes comunes lograban huir hacia el país vecino, donde saldaron de manera cruenta -a balazos-, las diferencias que tenían entre ellos, principalmente por el manejo de la droga que cruzan con destino a Estados Unidos.
La Prensa, Radio Corporación y otros medios, intentaron elevar a la categoría de “héroes” a estos presuntos rearmados, lo que sin duda caló en la mente de algunos excontras que no aceptaron la derrota que les infligió el sandinismo en los años 80, pese a que contaban con el apoyo directo del gobierno imperial de Estados Unidos.
Loas a la delincuencia
No sería raro, pues, que algunos exmiembros del autollamado FDN se hayan unido a las bandas de delincuentes cuyas actividades eran glorificadas a través de La Prensa y la Corporación, medios que incluso aportaron periodistas “reclutas” -unos hasta con “cargo”, seudónimo y todo el cuento-, para que fueran el enlace con el supuesto “ejército libertador”.
Y esos son ya “otros cien pesos”. El que ingresa a las filas de una banda de delincuentes conoce de antemano que puede terminar en la cárcel o muerto en el transcurso de un enfrentamiento con las autoridades o con grupos rivales.
Esto último es lo que viene ocurriendo en Nicaragua. La presión sobre la delincuencia ha provocado más fricciones entre sus miembros, que luchan por ser ellos quienes se queden con la mayor parte del botín, cada vez más escaso.
Criminal manipulación
Una vez desvanecida la virtual “Coordinadora Guerrillera Nicaragüense”, principal proveedora del falso “material bélico” de La Prensa y Radio Corporación, los esfuerzos se reencaminan a buscar al ansiado mártir.
El MRS, el PLI, La Prensa y las ONG opositoras han manipulado el tema de la propiedad y el medioambiente para lanzar a personas humildes en contra de la construcción del canal interoceánico.
Planes del MRS en los que aconsejaba el uso de la violencia en contra de las personas y la maquinaria involucradas en el canal, fueron publicados por Nicaleaks el año pasado. La cordura de las autoridades ha impedido que el anhelado mártir aparezca.
Tratan de inventarse uno
Quizás por eso, en su desesperación, La Prensa, los CENIDH y similares tratan ahora de convertir en mártir al que presentaron primero como un productor militante del PLI, asesinado de forma aún desconocida en la zona de Ayapal, en Jinotega.
Como no obtuvieron la respuesta esperada, lo sacan ahora en un editorial como un “campesino pobre y humilde” cuya muerte debió producir mayor “impacto”, es decir, debió provocar, si no el colapso, una grave crisis en el gobierno, al que La Prensa -ese pobre y aturdido medio de comunicación que se queja en cuanto foro internacional puede por la censura y falta de libertad de expresión-, ha señalado como culpable.
El plumífero exbolchevique
Es hasta simpático lo que dice el editorialista, cuya fértil pluma defendió alguna vez al comunismo de los soviets.
“Pero en una sociedad con la conciencia ética debilitada por la frivolidad y la servidumbre política que fomenta el poder autoritario, el asesinato de una persona vinculada a la política solo se considera importante si por la identidad de la víctima puede provocar una fuerte reacción emocional.
“Lo cual, hay que reconocerlo con pena, no es el caso del campesino Andrés Cerrato, antiguo combatiente de la Contra y después activista del Partido Liberal Independiente (PLI) hasta que fue asesinado el lunes de esta semana”.
Sabe mucho de lo que escribe
De conciencia “ética debilitada” sabe mucho este hijo de un extraordinario dirigente sindical, recientemente fallecido, que perteneció toda su vida al Partido Socialista y a quien parece no haberle heredado siquiera un gen de decencia.
Y si es de “frivolidad” y “servidumbre política”, la mente colonizada de este feraz articulista debe también conocer mucho, pues lleva ya varias décadas como principal plumífero de autócratas oligarcas que fomentan la “libertad”, pero de las puertas de La Prensa, hacia afuera.
El editorial del miércoles en La Prensa no es el primero ni será el último llamado -solapado o abierto-, a la violencia en contra de la institucionalidad del país.
Mientras siguen buscando al “mártir” que contribuya con su sangre a devolverles el poder político que tanto ansían, el pueblo no ha dejado de aportar víctimas (miembros del Ejército y la Policía), que han caído combatiendo a las bandas delincuenciales que asolan remotas regiones del país.
Estamos claros de que para ellos -ni para los civiles desarmados que fallecieron en el cobarde ataque del 19 de julio de 2014-, nunca habrá editoriales ni lamentos en La Prensa.