Cuando se descubrió que la quebrada Enron, la mafiosa gasera texana vinculada al nepotismo dinástico “bushiano”, financiaba a Transparencia Internacional (TI), se sospechó que algo más nauseabundo destilaba de ese vínculo. Es por eso que un estudio de la asociación internacional Réseau Voltaire develó la muy opaca transparencia internacional de ese organismo y expone sus “delitos flagrantes”, en referencia a su reporte sobre “corrupción en el mundo”.Más allá de sus inverosímiles hallazgos con dedicatoria sesgada y su rústica e hilarante metodología de “encuestas” –muchas por teléfono, es decir, que escapan al rigor del escrutinio y pueden ser inventadas–, por lo que sus resultados convenientemente pueden ser difundidos a discreción, sin el menor juicio crítico, y sin conocer la identidad de los autores, ya no se diga la finalidad maligna que resguardan.
Sus índices de “percepción de la corrupción”, verdadero atentado desinformativo contra la opinión pública, dejan mucho que desear, así como sus otros “índices” muy rupestres, ya que su abuso es problemático para calcular las “series de tiempo” estadísticas.
“¿Qué se oculta detrás de la opaca TI?”, se pregunta Réseau Voltaire, que la cataloga como “seudópodo” de National Endowment for Democracy (NED), la agencia de intervención legal de los gobiernos de EU y Gran Bretaña”, lo cual “no tiene nada de asombroso, pues sus principales dirigentes están ligados a la CIA de EU y al MI6 británico”.
La opaca TI navega con bandera de “organización de la sociedad civil global en su lucha contra la corrupción”. ¿Cuándo los elegimos, quiénes son esos “iluminados” miembros de la sociedad civil global?
El estudio Réseau Voltaire exhibe que “su función consiste en favorecer definitivamente la globalización económica y abrir mercados a las empresas trasnacionales, quienes acusan de corrupción a los gobiernos que se les resisten”.
Su fundador, el jurista alemán Peter Eigen, trabajó durante 25 años en el Banco Mundial antes de ser consultor de la Fundación Ford, la pantalla filantrópica de la CIA”. Eigen administró a Crown Agents, “literalmente Agentes de la Corona”, que fue “privatizada en 1997 y a cargo de ayudar a los gobiernos extranjeros en el proceso privatizador”. Crown Agents y Peter Eigen, en calidad de “subcontratados” de USAID, participaron en la privatización de la economía iraquí bajo ocupación anglosajona”.
Eigen laboró también para Carnegie Endowment for International Peace, una pantalla de la CIA.
La investigación de Réseau Voltaire resalta sobre el oscuro financiamiento de la opaca TI: “NED, USAID, Fundación Soros, Fundación Ford” y una pléyade de trasnacionales petroleras, como BP-AMOCO, Exxon-Mobil y Shell “cuya integridad es legendaria”. Es decir, las entidades más corruptas del planeta son quienes emiten certificados de buena conducta mediante la opaca TI.
La opaca TI dispone de filiales en un centenar de países. La más importante es la de EU, cofundada por dos personalidades de perfil remarcable (sic)”: Frank Vogt y Michael J. Hershman. Vogt, “ex funcionario del Banco Mundial, y apologista de la globalización, trabaja ahora en American Enterprise Institute con su amigo Paul Wolfowitz”.
Hershman, anterior funcionario de espionaje militar, fue el segundo en USAID y dirige la unidad antiterrorista de la Cámara de Comercio de EU. No lo dice Réseau Voltaire, pero Hershman es el presidente del siniestro Fairfax Group, dedicado al “espionaje privado global”.
A confesión de partes relevo de pruebas. Los recientes documentos desclasificados de la CIA, “Joyas Familiares” confirman que “la CIA ha nutrido a USAID con instructores para sus cursos técnicos de investigación”, es decir, lo que ellos “contraterrorismo”.