El multimillonario Wang Jianlin, dueño del mastodonte Wanda del sector inmobiliario y del entretenimiento, había anunciado con gran pompa en noviembre pasado la compra por 1.000 millones de dólares del californiano Dick Clark Productions (DCP).
DCP es el productor de los Globos de Oro, prestigiosas recompensas del cine norteamericano, y está implicado en ceremonias muy populares como Miss America.
Pero tres meses más tarde la operación se ha ido al traste, como lo confirmó el lunes, en una declaración a la AFP, el fondo de inversiones estadounidense Eldridge Industries, propietario de DCP.
Se ha «rescindido el acuerdo (…) una semana después de que Wanda fuera incapaz de cumplir con sus obligaciones contractuales» indicó Eldridge, que reclama al grupo chino una indemnización.
Hemorragia de capitales
Wanda mantenía este lunes un obstinado silencio y dijo a la AFP «no tener ningún comentario que hacer» sobre la fallida operación.
Pero este fracaso puede hacer estallar en pedazos el sueño hollywoodense de Wang Jianlin: tras haber comprado en 2012 la cadena estadounidense de cines AMC, Wanda se hizo en 2016 con el estudio Legendary («Jurassic World», trilogía «Batman») por 3.500 millones de dólares, con la ambición de ser punta de lanza del «soft power» chino.
Wanda, pese a que su volumen de negocios cayó 14% en 2016, apuesta por su desarrollo internacional: en enero, Wang afirmaba que Wanda gastaría este año hasta 10.000 millones de dólares en compras en el extranjero.
El calamitoso resultado de la operación no se debe sin embargo a malos cálculos de este hábil empresario, que colecciona compras en todo el mundo, desde equipos de fútbol hasta proyectos inmobiliarios.
Según la agencia Bloomberg la operación ya estaba en punto muerto en enero debido a las restricciones impuestas por el gobierno chino a las salidas de capital del país.
En efecto, para cortar la colosal hemorragia de capitales que viajan fuera de China, el régimen comunista ha reforzado los controles sobre las inversiones de las empresas en el extranjero.
Las autoridades prohíben claramente las operaciones juzgadas «irracionales» –especialmente en los sectores inmobiliarios, del deporte y del entretenimiento– y la poderosa agencia de planificación (NDRC) entrega su indispensable luz verde con cuentagotas.
Invertir a ciegas
«No solamente no alentamos a las empresas a que inviertan a ciegas (fuera de China) sino que regulamos estrictamente» esas actividades, aseguró el domingo el nuevo ministro de Comercio, Zhong San.
Pese a las relaciones notoriamente estrechas de Wanda con la élite de los dirigentes comunistas, la incapacidad de hacerse con los Globos de Oro es un hecho inédito.
«Ello significa que incluso uno de los conglomerados chinos más grandes y con mejores contactos es víctima de este endurecimiento» de la política del gobierno, comenta la revista especializada Hollywood Reporter, también propiedad de Eldridge Industries.
Y otras compras chinas en California también parecen irse a pique, como la del estudio Voltage Pictures («Dallas Buyers Club») por un fabricante de cables de cobre muy endeudado, Xinke.
Las inquietudes se extienden ahora a la venta del emblemático club de fútbol italiano AC Milan: estaba prevista para fines de marzo pero la operación ha sido postergada a fecha indeterminada a solicitud de los compradores chinos.
Pekín intenta decir que solamente las «compras irracionales» se ven afectadas, pero nadie parece a salvo, tal como lo admite Zhang Yichen, presidente del gran fondo chino de inversiones y de gestión Citic Capital.
«Es ya casi imposible usar nuestros yuanes para invertir en el extranjero» se lamentó la semana pasada, al margen de una reunión con parlamentarios, según Bloomberg. «Pretender que estos controles de capitales no tienen ningún impacto es pura mentira», aseguró.
Fuente: EL UNIVERSAL.