La gran vergüenza del Mitch

El cataclísmico paso del huracán Mitch en octubre de 1998, no solo provocó más daños al país que el terremoto de 1972. Sus mortíferos vientos y su lluvia estacionaria también erosionaron –más aún-, la relación entre el presidente Arnoldo Alemán y su vicepresidente Enrique Bolaños.

 

Bolaños presidía el Comité Nacional de Emergencia que se formó luego de que el gobierno de Alemán desestimara los daños provocados por la tempestad, pese a las alertas desesperadas de la alcaldesa sandinista de Posoltega, Felícita Zeledón, fallecida el año pasado.

Un hecho curioso es que Bolaños, pese a que reconoce los catastróficos daños del Mitch, evita en toda la extensa carta referirse al mortal deslave del volcán Casita, ubicado precisamente en Posoltega, y que dejó más de 2,600 personas sepultadas bajo fango, piedras y árboles arrastrados por el alud.

Bolaños se muestra más preocupado –y resentido-, por los desmentidos de Alemán y las contradicciones en que cayeron ambos, que por los daños provocados por el tifón.

Y lo que más pareció molestarle fue la decisión de la Primera Dama de asumir la recepción de la ayuda internacional, haciendo a un lado al vicepresidente y su Comité Nacional de Emergencia,

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