La senadora demócrata Elizabeth Warren se ha embarcado en una cruzada digital para evitar que Donald Trump llegue a la Casa Blanca. Desde hace una semana, la política progresista y con menos pelos en la lengua del momento, salvo quizás el propio Trump, tuitea sin pausa para desenmascarar al “racista, sexista, xenófobo y bully (matón)” republicano. Este, otro ávido usuario de Twitter, no ha tardado en recoger el guante contra la goofy (ridícula) senadora.
“Voy a luchar de todo corazón para asegurarme de que la mezcla tóxica de odio e inseguridad de Donald Trump nunca llega a la Casa Blanca”, tuiteó la senadora por Massachusetts el día en que el magnate se quedó solo en la carrera republicana, hace una semana. Ella era, hasta el surgimiento de Bernie Sanders como máximo rival de Hillary Clinton, la máxima esperanza del sector demócrata más progresista del partido. Warren no quiso postularse y en el último año mantuvo un perfil discreto. El triunfo de Trump le ha hecho resurgir.
Warren no ha ahorrado en tuits para descalificar al hombre que, en cuanto millonario ostentoso, encarna todo contra lo que ella lleva una vida luchando, y cuya carrera política quiere frenar como sea. El Donald Trump “real”, escribía en uno de los primeros mensajes, burlándose del nombre en Twitter del magnate (@realdonaldtrump) “ha construido su carrera sobre el racismo, el sexismo y la xenofobia”. A Trump no le importa que le llamen “autoritario”, agradece alabanzas de gente como el presidente ruso, Vladimir Putin, y “logra despertar más entusiasmo entre líderes del Ku Klux Klan que entre los líderes del partido que ahora representa”, atacó Warren sin bajar la guardia ante el «matón”, Trump.
Este no tardó en responder por la misma vía. Fiel a su estilo, ha elegido un mote para su víctima —Goofy, o ridícula, es el adjudicado, igual que para Clinton es crooked(deshonesta) y para su exrival Marco Rubio era Little Marco, pequeño Marco. En su línea, ha seleccionado un flanco débil para golpearlo sin descanso. En el caso de Warren, son unas declaraciones suyas sobre sus orígenes indígenas americanos, algo que ya se le cuestionó durante su carrera hacia el Senado, ya que se trata de ancestros lejanos.
“La ridícula Elizabeth Warren, lacayo de Clinton, ha construido su carrera sobre una mentira. ¡No es indígena americana!”, tuiteó el magnate desde su cuenta. “Hay que comprobar bien el pasado de la ridícula Elizabeth Warren para ver si es indígena americana ¡Yo digo que es un fraude!”, insistió.
Warren no escatimó acidez en sus respuestas. “Hemos visto lo que pasa cuandobirthers como Donald Trump atacaban a Obama. Perdieron a lo grande”, recordó sobre uno de los episodios más vergonzosos para Trump: cuando el presidente se rio a su costa —y ante su presencia— por su insistencia en reclamarle que hiciera pública su partida de nacimiento para demostrar que es, de verdad, estadounidense. Warren también se ha reído por las redes sociales del mote elegido por Trump para ella. “¿Ridícula, Donald Trump? Para un tipo que se precia de usar ‘las mejores palabras’, se trata de un apodo realmente pobre. ¡Débil!”, le espetó por Twitter.
Hasta ahora, Trump ha logrado salir indemne de todas las batallas en las que se le dio, prematuramente, por vencido: desde sus ataques a los inmigrantes a los insultos a losveteranos de guerra o al menosprecio a mujeres. Incluso en la carrera presidencial republicana se ha impuesto contra todo pronóstico. El nombre de Warren se ha barajado en los últimos días como posible candidata a la vicepresidencia con Hillary Clinton, algo que la senadora por ahora dice que no se plantea todavía. Tiene suficiente trabajo con darle guerra a Trump. ¿Ha encontrado este en Warren la horma de su zapato?