Nuevamente la arrogancia de La Prensa y sus “ideólogos” se pusieron de manifiesto para reprochar a la Organización de Estados Americanos (OEA), por permitir en sus principios y reglamentos que naciones pequeñas no permitan adoptar una posición más injerencista, en relación al caso de Venezuela, tal como se lo propusieron EEUU y aliados en la pasada Asamblea General celebrada en Cancún.
A través del criterio de un ex canciller nicaragüense que, parafraseando a Carlos Mejía Godoy, medio habla el español, pero piensa en inglés, LA PRENSA se preguntaba qué hacer con la OEA, que le consiente a países pequeños los mismos derechos que a las grandes naciones como las de EEUU, Canadá y México, impidiéndoles a estas últimas imponer sus disposiciones a gusto y antojo.
Con una evidente amargura y antipatía reflejadas en sus palabras, el otrora excanciller no tuvo otra opción que admitir el triunfo diplomático de las cancillerías tanto de Venezuela como la de Nicaragua en Cancún, adjudicándoselo, además de al sistema establecido en la OEA, a la negligencia de las grandes naciones que no pudieron “pastorear” a las pequeñas naciones, como si de ganado u ovejas se trataran.
Lo cierto es que este exdiplomático fue moldeado con el mismo manual petulante con que la gran mayoría de políticos norteamericanos son aleccionados, sobre todo cuando las cosas no salen como ellos quisieran. Así lo recordó de uno de sus “maestros” congresista que le instruyó algo que él mismo admite le quedó grabado como una verdad: “Francisco, la ONU no sirve para para nada, pero la OEA es diez veces peor”.
Tan insolente es la forma de pensar de estos “expertos” en diplomacia de LA PRENSA, que no solo señalan a la OEA como institución de su fracaso intervencionista, sino que además que las “pequeñas ovejas” no se dejaron pastorear y se aprovecharon de la Carta Magna de eso organismo que establece que cada Estado miembro tiene derecho a un voto. Seguro quisieran que a los EEUU y sus aliados les valieran dos o más.
Y eso lo confirma al criticar que la mayoría de los otros países que bloquearon una acción directa en contra de Venezuela son pequeñas islas como Grenada, Dominica y Antigua y Barbuda, incluso se mofó irónicamente diciendo que uno de los “microestados” que no apoyó acción contra Venezuela, San Cristóbal y Nieves, ¡es más pequeño que Ometepe!, algo que nos obliga a pensar que esa isla nicaragüense por ser pequeña debería estar fuera de unas votaciones nacionales.
Luego, de una manera inescrupulosa y discriminatoria, se puso a hacer comparaciones y a sacar números sobre las economías de esas “grandes naciones”, Producto Interno Bruto (PIB) y otra serie de subterfugios para demostrar la gran “asimetría” existente con las 13 naciones pequeñas que se atrevieron a hacer uso de derecho al voto, tratado con ello de una forma burda justificar su posición en defensa de EEUU y sus aliados en la OEA.
En su discriminatoria y abusiva forma de pensar hizo alusión a la tristemente célebre frase de “Cuánto tenés, cuánto valés”, al proponer que las votaciones se hagan al igual que en el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en el que los votos de cada nación reflejan el tamaño de sus economías y aportes financieros. Y estas cuotas cambian en la medida que estos factores varían.
Por si fuera poco, el excanciller aplaudió que en el proyecto de presupuesto que envió la Administración Trump al Congreso se afirmó que la contribución estadounidense a la OEA (actualmente el 60 por ciento de su presupuesto) sería ajustada de acuerdo a la manera en que la OEA es consecuente con los intereses de EEUU, esto con el propósito de tener a ese organismo regional bajo su control y tutela.
Como una forma de agasajarse en su cólera, el “experto” en diplomacia se consoló en su revanchismo señalando que después de lo ocurrido en Cancún en junio pasado, varios “destacados” parlamentarios norteamericanos han amenazado con recortar no sólo la ayuda estadounidense hacia los países que no votaron a favor de acción injerencista en Venezuela, sino que también los fondos asignados a la OEA.