La Santa Muerte tiene 12 millones de devotos

El primero de cada mes es día de penitencia, de sacrificio, de honrar a La Santa Muerte, en la Colonia Morelos de la Ciudad de México.

 

 Los fieles llegan de rodillas. A rastras. Llevan sus imágenes a bendecir. Vestidas con sus mejores galas. Son prácticas que muchos reprueban. Y pocos entienden.

 Enriqueta «Queta» Romero, feligrés de la santa muerte, explica que «somos miles, te voy a ser bien honesta, toda la gente que viene aquí, es porque tiene sus altares en sus casas, y de aquí llegan a sus casas, pero aquí les gusta mucho venir a ver la santa muerte de aquí».

 Enriqueta «Queta Romero», tiene más de 50 años honrando a la santa muerte y 17  con este altar, el más visitado del país:

 «¿Qué es la muerte? nadie me lo ha querido contestar, la muerte es bonita y hermosa; yo le digo mi niña, mi flaquita, la señora, la gran señora».

 Los fieles rezan el rosario, pero no a un santo o la virgen, sino a La Santa Muerte.

  Víctor Monsalvo, feligrés de La Santa Muerte en Toluca, Estado de México, dijo que «Vengo a darle gracias porque me ha dado mucho, en un hijo que tiene un trabajo de riesgo, yo le pedí a ella que, me lo regresara con bien y me lo regresó; ¿Tu tatuaje qué representa? es La Santa Muerte saliendo de una rosa, Ay, que hermosa».

 Vienen a pedirle por un preso, por un enfermo, por un empleo, para dejar las adicciones.

  Algunos llegan bajo los efectos del alcohol y de la droga.

 María Martha Martínez, feligrés de La Santa Muerte en Tláhuac, relató que «cada que puedo, vengo a darle gracias a la niña, porque la verdad, nos protege a toda nuestra familia, especialmente a mi esposo que anda en la carretera, que es trailero y yo le doy mucho las gracias en su propia casa, tengo un altar y para mí, es lo más sagrado».

 Los fieles colocan velas y reciben la bendición a unas cuadras de Tepito.

 Padre Jorge Luis Zarazúa, misionero y profesor de Teología, explicó que «para una persona que no cree en La Santa Muerte, La Santa Muerte sería como una imagen, tétrica, no agradable, para los devotos de La Santa Muerte es figura, para quien le tienen mucho cariño».

 Andrew Chesnut, investigador de estudios religiosos de la Universidad de Virginia Commonwealth ha escrito libros sobre este fenómeno social y religioso.

 Andrew Chesnut, investigador de la Universidad de Virgina Commonwealth, dijo que «yo estimaría entre 10 y 12 millones de devotos, entre México, Centroamérica y Estados Unidos, quizás, con 80% en México.

 «No hay otro, no hay otro movimiento que crezca más rápido que La Santa Muerte».

 La Santa Muerte es venerada en cárceles y entre grupos criminales.

 Andrew Chesnut agregó que «no se puede negar que tiene bastantes seguidores entre ciertos cárteles mexicanos, que les provee protección y la ven como santa protectora».

 Desde el 2005 fue cancelado el registro de La Santa Muerte como asociación religiosa por la Secretaría de Gobernación.

 Enriqueta «Queta» Romero, feligrés de La Santa Muerte, «no tiro cartas, no doy limpias, no confirmo, no bautizo, ni madres, que vengan aquí, pero con un chingo de fe, y la gente lo sabe, yo no soy de las que se acercan oye: échale a la alcancía».

 El Padre José de Jesús Aguilar, vocero de la Arquidiócesis de México rechaza que la santa muerte tenga millones de seguidores.

 «En realidad no ha crecido, hay una mentira en este culto, los que le rinden culto, se han inventado un ídolo que permita matar, que permita robar, a ese delincuente, ningún santo les va a dar ese permiso, han inventado un esqueleto que supuestamente los cuida, para que no les hagan daño, para que no los maten, para que no los conviertan en muerte».

 La santa muerte se ha utilizado como gancho para cometer delitos.

 En el 2012, David Romo, quien se llamaba obispo de la santa muerte, fue condenado a 66 años de prisión por robo, secuestro y  extorsión.

 También se ha utilizado para realizar sacrificios humanos, como el ocurrido en Nacozari, Sonora, en el 2012.

 Andrew Chesnut comentó que «de una familia muy pobre, que sacrificaron a tres vecinos a La Santa Muerte, creyendo que la santa muerte les iba a regalar con oro y prosperidad, a cambio de la sangre de su sacrificio de sus tres vecinos».

  Miembros de la familia Meraz fueron acusados de asesinar a dos adultos y a un niño  entre el 2009 y el 2012.

 José Larrinaga Talamante, vocero de la Procuraduría de Justicia de Sonora, dijo el 11 de abril del 2012 que «se logró establecer la responsabilidad en el homicidio del menor, a quien sacrificaron en un culto a la santa muerte».

 Pero los seguidores de La Santa Muerte insisten en que son personas de bien.

 Víctor Monsalvo, feligrés de La Santa Muerte en Toluca, Estado de México, «somos gente de trabajo, yo trabajo en una empresa, creo que la mayoría de gente somos gente de trabajo, comerciantes hay muchos, el respeto se lo ha ganado, tengo 14 años de estar con ella, me ha dado mucho y me ha apoyado».

 El Papa Francisco en su visita a México rechazó las imágenes de La Santa Muerte y las vinculó al narcotráfico:

 «Me preocupan particularmente tantos que, seducidos por la potencia vacía del mundo, exaltan las quimeras y se revisten de sus macabros símbolos para comercializar la muerte en cambio de monedas».

 

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