Los padres de Melania Trump usaron “inmigración en cadena”

‘The Washington Post’ revela que los progenitores de la primera dama obtuvieron la residencia permanente por razón de parentesco.

 

 

Las críticas de Donald Trump a lo que él llama “inmigración en cadena” han adquirido nuevos matices este miércoles. The Washington Post afirma que los padres de la primera dama, Melania Trump, obtuvieron la residencia permanente en Estados Unidos precisamente a través del parentesco y se encuentran en trámites para obtener la nacionalidad estadounidense. El presidente ha propuesto que solo los cónyuges o los hijos menores puedan entrar en el país por parentesco.

El diario cita a Michael Wildes, abogado que representa a la primera dama y a su familia y que confirma que los padres de Melania Trump, Viktor y Amalija Knavs, viven en Nueva York y tienen el estatus de residencia permanente (tarjeta verde). El abogado rechaza confirmar más detalles de la situación por tratarse de un asunto privado de personas que no son parte del Gobierno.

La información afirma que los padres han comenzado el proceso para hacerse ciudadanos de Estados Unidos, citando una fuente anónima que conoce la petición.

Solo hay dos formas por las que una persona puede inmigrar directamente a Estados Unidos con estatus de residencia permanente. La primera es que sea patrocinado por un empleador, que debe demostrar ante el Departamento de Interior de EE UU que esa persona es fundamental para hacer un determinado trabajo y que no puede encontrar a nadie de ese perfil dentro del país. La otra forma es que sea reclamada por alguien que ya es residente permanente o ciudadano.

Aunque no hay confirmación de los detalles de cómo entraron los Knavs en el país, la posibilidad de que fueran reclamados por un empleador es remota. Viktor Knavs de 73 años, trabajó en Eslovenia como conductor y vendedor de coches. Amalija Knavs, de 71 años, trabajó en una fábrica de textiles. Ambos están jubilados.

Expertos en inmigración consultados por el Post afirman que la única forma lógica en la que los Knavs se han mudado a Estados Unidos como residentes permanentes es a través de su hija, Melania Trump. La Casa Blanca y un portavoz de la primera dama declinaron hacer comentarios.

Cerrar las puertas a la inmigración, tanto legal como ilegal, es el centro del discurso político del Donald Trump desde que llegó a la presidencia. Con los meses, sus propuestas se han acabado concentrando en tres ideas: construir un muro con México, acabar con la lotería de visados y acabar con la “inmigración en cadena”. Este último término es una forma despectiva de referirse a políticas de reunificación familiar, que el presidente considera demasiado generosas.

En Estados Unidos, los ciudadanos y los residentes permanentes pueden pedir el estatus de residente para sus familiares, pero no de forma ilimitada como dice el presidente. Un residente permanente solo puede pedir a su cónyuge y a sus hijos menores de 21 años solteros. Un ciudadano de EE UU puede pedir además a sus padres y a hijos casados. En ningún caso se pude pedir a tíos, sobrinos o familia política. Además, los periodos de espera para estas visas pueden ser entre 10 y 20 años.

Trump ha dicho específicamente que quiere limitar la reunificación familiar a cónyuges e hijos menores. Bajo estas normas, Melania Trump no habría podido tener a sus padres viviendo con ella en Nueva York.

La propia historia como inmigrante de Melania Trump, de 47 años y nacida en Eslovenia, siempre ha levantado sospechas, alimentadas por informaciones de prensa que aseguran que durante un viaje como turista en 1995 participó en una sesión de fotos como modelo, lo que supondría una violación de las leyes de inmigración. La primera dama lo ha negado a través de su abogado. La versión oficial es que la sesión de fotos se hizo en 1996, con una visa B1, que permite trabajar. Después, tuvo visados de trabajo H1-B entre 1996 y 2001. En el año 2000, pidió una tarjeta verde de residencia permanente, que obtuvo al año siguiente.

Melania Trump se casó con Donald Trump en 2005. Obtuvo la nacionalidad estadounidense al año siguiente, después de cinco años como residente permanente. Es la primera inmigrante de la historia en ocupar el puesto de primera dama.

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