Los socialistas le niegan la mano a Rajoy

Tras su triunfo, el PP aboga por una gran coalición con el PSOE para sumar la mayoría absoluta. Pedro Sánchez le reitera su rechazo. Los partidos tienen dos semanas hasta la nueva ronda de consultas con el rey para llegar a un acuerdo.

 

El mapa político español se volvió a pintar de azul tras las elecciones presidenciales de este domingo. El color emblemático del Partido Popular (PP) es el que se extiende ahora por la mayor parte del territorio con una victoria del 32 por ciento y 137 escaños, 14 más de los obtenidos el pasado 20 de diciembre. A su campaña del miedo o a su obstinada defensa de la recuperación económica no se le resistió ni el que tradicionalmente fue el gran feudo socialista, Andalucía.

Cataluña y País Vasco son las únicas regiones que le dijeron un no rotundo a las políticas de Mariano Rajoy y apostaron por confluencias de la alianza de izquierdas Unidos Podemos pero esa victoria sabe a poco al equipo de Pablo Iglesias, que confiaba en llevar a cabo el “sorpasso” al Partido Socialista (PSOE) y convertirse en la segunda fuerza política del Estado.

Las altas expectativas creadas tras semanas de encuestas en las que todas pronosticaban el adelanto de Unidos Podemos se vieron defraudadas este domingo por un resultado que, pese a ser el mismo que en las pasadas elecciones en número de escaños- 71 diputados- conllevó la pérdida de más de un millón de votantes para la formación de Iglesias (ver aparte).

El PSOE tampoco se mostró satisfecho con lo sucedido en estos comicios y Pedro Sánchez tuvo que reconocer que el peor resultado en la historia de su partido no es motivo de orgullo. Aún así los socialistas saben que podría haberles ido mucho peor si se confirmaba el sorpasso anunciado por los sondeos, con lo cual los cinco diputados menos que tienen en relación a diciembre –se quedaron con 85– fue un mal menor en comparación con dejar de ser la segunda fuerza política de España.

Rajoy subió en parte gracias a la caída de Ciudadanos, su rival en el terreno conservador. El llamamiento del presidente en funciones de la concentración del voto moderado para evitar el ascenso de “los radicales” surtió efecto y cinco de los ocho escaños que perdió el partido de Albert Rivera pasaron ahora a la bancada popular. Con 32 diputados, Ciudadanos ya no ocupa el lugar de “bisagra” que tras el 20 de diciembre su líder decía suyo y su papel dejó de ser relevante para la investidura del nuevo presidente.

En este territorio azul que es España otra vez, toca volver a las negociaciones porque –pese a que, sin duda, el PP se encuentra reforzado– la mayoría absoluta tampoco ahora la ostenta ningún partido. Rajoy es quien nuevamente debe encabezar los diálogos y, de momento, su propuesta es clara: una gran coalición con el PSOE. La unión de los dos grandes partidos tradicionales es la única que sumaría de forma bilateral el número suficiente de escaños para alcanzar la mayoría (que es de 176 diputados y la dupla PP-PSOE lograría 222) pero el presidente en funciones pareciera que va a tener difícil convencer al de los socialistas, Pedro Sánchez.

Rajoy en su primera comparecencia de este lunes post electoral –al terminar el Comité Ejecutivo Nacional del PP, donde fue recibido de pie y con aplausos– dejó claro que aspira a repetir en La Moncloa y que espera que sus competidores lo asuman. “¡Oiga!, es que tener la confianza de casi ocho millones de españoles merece todo el respeto del mundo”, exclamó radiante ante los medios. “Sería verdaderamente inaudito que no se pudiera y que fuéramos a unas terceras elecciones. Sería una irresponsabilidad verdaderamente antológica”, advirtió Rajoy, con la confianza que le da la presión generalizada para esta vez, de un modo u otro, formar un Ejecutivo en España.

El lider del PP insiste en el derecho a gobernar que “le dieron las urnas” y espera hacerlo a más tardar a finales de julio o en agosto. A su vuelta del Consejo Europeo que se celebra hoy y mañana en Bruselas, pero que se puede alargar por las consecuencias del Brexit, Rajoy aseguró que llamará a todos los candidatos, empezando por Sánchez. “Pedí el voto de los ciudadanos moderados y hoy ofrezco la mano a los partidos moderados. Mi mano ha estado tendida después de todo este tiempo, después de unas elecciones que no he buscado, mi mano sigue estando tendida”, exclamó Rajoy en la rueda de prensa y explicó que, según él, los españoles habían apoyado su ofrecimiento de una gran coalición a PSOE y Ciudadanos y “huir de la teatralización de la política de los últimos meses”.

El problema que tiene el número uno del PP es que ni Sánchez ni Rivera le corresponden en sus intenciones, tal como lo comunicaron ayer, tras el análisis de los resultados electorales. El líder de Ciudadanos fue contundente: “No haré presidente a Rajoy”, manifestó, a la vez que volvía a lanzar su propuesta de mesa de negociación a tres bandas con PP y PSOE, pero “para hablar de reformas y no de sillones”. Rivera no se resigna a quedarse afuera del gobierno aunque el número de diputados del que dispone ya no sea indispensable para la mayoría absoluta y por eso sigue impulsando esta alianza, siempre a condición de que el actual presidente no repita en el cargo y tanto conservadores como socialistas se comprometan a hablar de pactos educativos y de lucha contra la corrupción.

El secretario general del PSOE también se reunió con su Ejecutiva Federal ayer y la conclusión a la que llegaron fue rotunda: no apoyar la investidura de Rajoy ni con su voto, ni con su abstención. Esta última opción fue necesario aclararla explícitamente ya que si tan solo uno de sus diputados se abstuviera, la mayoría del PP se consolidaría -contando con que Ciudadanos, el Partido Nacionalista Vasco (PNV) y Coalición Canaria votaran a favor de la investidura.

“Ni por activa ni por pasiva” fue el mantra más repetido por los socialistas luego de los comicios del domingo- en alusión a su respaldo al presidente de los populares- y “Rajoy es el que tiene que tomar la iniciativa”. Así lo manifestó el portavoz parlamentario del PSOE, Antonio Hernando, asegurando que la “presión” recae ahora sobre el PP para encaminar las negociaciones, a la vez que asumió que su partido se quedará en la oposición. “El PSOE estará donde nos han puesto los ciudadanos, que es en la oposición y tendrá que ser Rajoy el que dé el primero y los subsiguientes pasos”, afirmó Hernando.

Quienes no piensan dar ni un paso adelante para apoyar la gran coalición que plantea el PP ni un gobierno de Pedro Sánchez si en él participa Ciudadanos, son los de Podemos. Su secretario de Organización, Pablo Echenique, así lo señaló en una comparecencia ante los medios tras la reunión del Consejo de Coordinación de su partido: “Si además de un presidente socialista se hubiera propuesto un programa socialista habríamos llegado a un acuerdo, pero no vamos a validar con nuestro voto la continuidad de la austeridad y el sufrimiento”.

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