Maestra de corrupción, da clases de decencia

Se ha activado una vieja conocida de Nicaragua, literalmente hablando. Una antigua simpatizante del FSLN en sus años de juventud, o al menos eso parecía quizás por agradar a su marido de entonces. Es Laura Chinchilla, expresidenta de Costa Rica, egresada de universidades norteamericanas y connotada antisandinista.

Es quizás esta señora, la principal “gringa caituda” de su país. Tras su paso por la primera magistratura dejó una estela de corrupción pocas veces vista en nuestra vecina del sur.

Ahora, creyendo quizás que sus conciudadanos olvidaron ya el saqueo que practicó mientras fue mandataria, alza nuevamente su voz para criticar a Nicaragua, país con el que agudizó las contradicciones durante su mandato, a fin de desviar la atención sobre su latrocinio.

Cada vez que los medios de prensa costarricenses le sacaban los trapos al sol a Chinchilla, ella agitaba el nacionalismo y la xenofobia acusando a Nicaragua de cualquier cosa. Hasta se inventó una trocha paralela al río San Juan que al final fue todo un monumento a la putrefacción política y al robo descarado del erario.

¿En qué ilegalidades no incurrió doña Laura? Una de las más grandes fue el asunto de la trocha fronteriza, sin embargo, sus dotes de prestidigitación son tan grandes, que en Costa Rica todavía buscan 117 vehículos inscritos a nombre de la Presidencia tica.

Nadie sabe dónde están y Laura Chinchilla se hizo la loca las veces que le preguntaron. Esa es la corrupta que ahora pretende darnos lecciones de moral. No nos extrañe, sin embargo, su actitud. Es la misma de nuestros propios paisanos que se consideran “gringos” por el hecho de haber estudiado o vivido en los Estados Unidos, y apoyan a ultranza las atrocidades del imperio en cualquier parte del mundo, incluyendo la tierra que los vio nacer.

Todavía está pendiente en la “Suiza centroamericana” la investigación en contra de Chinchilla, misma que difícilmente se realizará porque como ya sabemos, la democracia tica es pura fachada, amén de que “entre bueyes, no hay cornadas”.

Ocurre también que doña Laura era toda una maestra comprando lealtades, y experta en aquello de “comé y comamos”. Vean esta belleza: El Instituto Costarricense de Puertos tenía asignado un presupuesto millonario mensual para pago y mantenimiento de una casa de playa del director de dicha entidad.

Además, este súper privilegiado contaba con varios millones de colones anuales para rentar un enorme edificio en el que laboraban apenas cuatro personas.

Ni que decir de los puestos fantasmas, como los de la Compañía Nacional de Fuerza y Luz, donde existían jefaturas sin subalternos ni planes de ejecución; mientras los asesores del ministro de Educación Pública duplicaban su salario mediante el cobro de horas extras.

Y hay más: Hubo una denuncia por los pagos abusivos de horas extras en los ministerios de Obras Públicas y Transportes, Agricultura y Ganadería, así como en la Presidencia.

La necrofilia también estuvo presente durante el gobierno de la señora que ahora quiere sorprendernos, presentándose como “pura y sin mancha”. En el Ministerio de Trabajo pagaron por muchos años pensiones a personas ya fallecidas,

Existió un alto porcentaje de contrataciones multimillonarias realizadas por el Ministerio de Cultura para organizar festivales y ferias en los últimos años, las cuales recayeron en una sola empresa.

El Gobierno de Laura Chinchilla (2010-2014) dejó un descarrilamiento administrativo en el Instituto Costarricense de Ferrocarriles, donde se trabajaba sin inventarios, sin presupuestos y sin auditorías externas, y se desviaron millones en pagos que debían ser a proveedores y hasta a sus trabajadores.

¿Y qué nombre ponerle a una de las acciones más bochornosas de Laura Chinchilla, como fue utilizar el avión de un narcotraficante colombiano nacionalizado costarricense, para visitar varios países en viajes oficiales?

Fue tan vergonzoso ese episodio, que las autoridades ticas trataron de ocultar rápido los pormenores de los viajes de la señora presidenta, quien se daba el taco de ir en uno de los jet de Gabriel Morales Fallón, testaferro del reconocido narcotraficante Juan Carlos Ramírez, alias “Chupeta”, preso en Brasil.

Al final, para tapar el escándalo, Chinchilla fue presentada como “engañada” por algunos de sus funcionarios, ninguno de los cuales fue investigado debidamente. Una renuncia fue lo más grave que hubo, y asunto olvidado.

Por todo lo anterior, y mucho más, es que en 2013, Laura Chinchilla fue calificada por los ticos como «la peor presidente» de Costa Rica desde el año 1995, cuando se inició el análisis de la gestión política de los gobiernos mediante una encuesta realizada por Unimer.

Esta mujer es la que viene ahora a intentar utilizar a Nicaragua como trampolín para hacer olvidar su sucia hoja de vida, algo difícil sin duda porque son hechos todavía recientes.

 

 

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