Pese a que a lo interno están derrotados, la maquinaria golpista en contra de Nicaragua continúa muy activa en el exterior, donde los medios de comunicación, organizaciones como la OEA y la ONU, periodistas e intelectuales asalariados del imperio gringo, desquitan su paga con diarias calumnias sobre la presunta “brutal represión” en contra de los “pobres” obispos y curas católicos e “indefensos y pacíficos” manifestantes.
En la mente enferma de sujetos como el ultraderechista argentino Andrés Oppenheimer, en nuestro país ocurrió una matanza del gobierno en contra de inocentes marchistas, incapaces de hacerle daño a alguien, cuando en verdad se trató de un cruento intento de golpe de Estado, que incluyó un plan bien estructurado con armas de guerra, “hechizas”, morteros, bombas de contacto y otras.
Fracasada la intentona golpista, los padrinos foráneos del MRS y sus ONG de derechos humanos y de la “sociedad civil”, han asumido personalmente las amenazas y las presiones en contra del presidente Daniel Ortega y el sandinismo.
Sus armas son las mismas utilizadas en contra de países como Irak, Libia, Siria y otros de la antigua Europa del Este: la mentira. Los resultados que buscan para Nicaragua con su injerencia, son potencialmente catastróficos como los de las naciones arriba anotadas.
“Oppenheimer, a quien el expresidente de Ecuador, Rafael Correa llamó “fascista, “corrupto y sinvergüenza”, además de “recadero de la oligarquía, de los imperios y del capital”, clama actualmente desesperado pidiendo el involucramiento del Papa Francisco en contra del gobierno y pueblo sandinista de Nicaragua.
Sus escritos van en la misma línea de los golpistas locales: asegura que en nuestro país se vive una situación asfixiante que merece una condena, y por qué no, una intervención a fin de botar al presidente Ortega.
El llamado a la paz que el Papa hizo el 1 de julio, a este “guerrero” de oficina y aire acondicionado le parece “inocuo”. Igual le parece lo que dijo el Pontífice el 22 de abril, cuando pidió “que cese toda violencia”.
Tampoco acepta que el 3 de junio el religioso haya manifestado su dolor por la violencia cometida “por grupos armados”, en lugar de exigir –como hicieron los obispos golpistas– “el cese de la represión gubernamental a los manifestantes desarmados”.
Este argentino no se diferencia mucho de sus colegas nicaragüenses involucrados en el fallido golpe, solo que el dinero recibido por Oppenheimer es mucho mayor que el de nuestros aspirantes a “gringos caitudos”.
Al igual que la red de medios y periodistas financiados por la USAID, NED, IRI, NDI, Soros y otros, don Andrés utiliza como insumos las falsedades vertidas por las delegaciones de derechos humanos de la ONU y la OEA, cuya misión en Nicaragua se limitó a apuntalar los esfuerzos gringos por deshacerse del gobierno sandinista.
Otro que ha metido más la nariz en los últimos días es el senador republicano Marco Rubio, de origen cubano, y miembro del Tea Party, el más retrógrado clan político norteamericano, que intenta retroceder los avances de la ciencia con planteamientos que tratan de imponer en la sociedad gringa, tales como que el hombre desciende de Adán y Eva y no de un proceso evolutivo.
Rubio se inventó una historia migratoria de sus padres a fin de “calzar” en el modelo cubano que exigen en Miami, asegurando que huyeron del “régimen castrista”, cuando en realidad llegaron a Estados Unidos en 1956, antes del triunfo de la revolución jefeada por Fidel.
Pues este mentiroso, que además se gastó 65,000 dólares en compras personales con una tarjeta del Partido Republicano que le fue entregada para gastos relacionados a la agrupación política, la ha emprendido en contra de funcionarios sandinistas y con la familia del presidente Daniel Ortega, demandando que les apliquen la Ley Global Magnitsky Act.
Otro que anda pidiendo sanciones en contra de Nicaragua es el expresidente tico Oscar Arias, quien obtuvo un Nobel a costa de la sangre de los nicaragüenses, pese a que los méritos en el alcance de la paz en los años 80 no fueron suyos.
Arias también tiene techo de vidrio, pero al igual que Rubio se dedica a atacar a los demás a fin de que se olviden de los delitos que han cometido. El tico será llamado en su país por violentar las leyes (corrupción) en el caso de aprobación para explotar el complejo minero Las Crucitas. Ya antes había sido criticado duramente por dejar a Costa Rica en la bancarrota durante su segundo mandato, debido a que se dedicó a gastar desaforadamente.
Hay muchos otros plumíferos -entre periodistas y escritores-, aficionados al buen vino y la buena mesa. Casi todos viven en Estados Unidos, donde emigraron debido a que nacieron por accidente en otros lugares. Estos apátridas son los voceros del imperio.