Matan a una diputada en plena campaña del Brexit

Un hombre disparó contra la dirigente laborista al grito de “Reino Unido primero”, lema de la ultraderecha británica. Otra persona dijo que Cox intervino en una pelea. El atacante, con serios problemas mentales, fue detenido.

 

“Jo fue atacada por un hombre que le infligió serias y, lamentablemente, fatales heridas. Luego se produjo un ataque a un hombre de 77 años que recibió heridas que no ponen en peligro su vida. Poco después fue arrestado en las cercanías del hecho un hombre. Se recuperaron armas, entre ellas una de fuego. A las 1 y 48 de la tarde Jo Cox fue declarada muerta por los médicos”. El escueto mensaje de la jefa de la policía del Condado de West Yorkshire, Dee Collins, resume la precaución ante un hecho que conmovió al Reino Unido. Los testimonios se contradicen. Uno habla de un hombre que atacó a la diputada laborista al grito de “Britain first!”, (“¡el Reino Unido primero!”), lema de la ultraderecha británica. Otro señala que la diputada intervino en una pelea entre dos personas. Sobre la sangrienta brutalidad del ataque no cabe duda. Un testigo habló de tres disparos, el tercero a la cara, y varios cuchillazos posteriores.

Al cierre de esta edición se sabía el nombre de la persona arrestada, Thomas Mair, su edad, 52 años, y una breve descripción psicológica que abona la tesis del “lobo solitario” con serios problemas mentales y una fuerte inclinación por el lunatismo de ultraderecha. Según la BBC, Mair estaba esperando a Cox y corrió a atacarla apenas la vio salir del local que usaba en su calidad de diputada.

Escocés radicado en Yorkshire, norte de Inglaterra, Mair estuvo durante años abonado a South Africa Patriot in exile, una publicación sudafricana que en 1991, con el derrumbe del Apartheid, se estableció en el Reino Unido. En su página de internet la publicación se declara a favor del “sistema capitalista de libre mercado, la solidaridad imperial, el liderazgo global de Occidente” y en contra de “comunismo, fascismo, sociedades multiculturales, corrección política liberal, expansionismo islámico y tiranos del tercer mundo”.

La diputada laborista estaba en contra de todas las cosas que apoya la publicación y a favor de las sociedades multiculturales. Electa en 2015, Cox tenía una historia laboral de ayuda a los refugiados en Siria y otras zonas en conflicto como jefa de campañas humanitarias de Oxfam (ver aparte). El parlamento no cambió un ápice su posición. “Nuestra comunidad se ha visto profundamente enriquecida por la inmigración de católicos irlandeses o musulmanes de la India o Pakistán. Celebro la diversidad y celebro que tenemos mucho más en común que aquello que nos separa”, señaló en su primer discurso como diputada en la Cámara de los Comunes.

El asesinato resaltó otro rasgo de su perfil político. En la polarizadísima campaña por el referendo de la semana próxima que puede terminar con el Reino Unido fuera de la Unión Europea (UE), Cox apoyaba fervientemente al campo pro-europeísta. El “Britain first” que, según uno de los testimonios, gritó su asesino, alude a un grupo de la ultraderecha nacionalista inglesa que no quiere saber nada con la UE. El grupo desmintió en un video todo vínculo con el asesinato. En señal de respeto ayer ambos campos, el pro-europeísta “Remain” y los “Brexit” (por la salida de la UE) suspendieron la campaña.

El tributo que le rindió el espectro político fue unánime. El líder del laborismo, Jeremy Corbyn, señaló que “todo el laborismo y el país entero” estaba en estado de shock. “Jo estaba dedicada a realizar nuestras aspiraciones y promesas de ayuda al mundo en desarrollo y de apoyo a los derechos humanos. En los próximos días habrá que responder muchas preguntas, pero por ahora nuestros pensamientos están junto al esposo de Jo, Brendan, y sus dos pequeños hijos”, dijo Corbyn. El primer ministro David Cameron la llamó una “estrella” con una enorme dedicación por los refugiados y el ex alcalde de Londres y líder de los Brexit, el conservador Boris Johnson, se asombró que a alguien le pudiera pasar eso “por querer servir de la mejor manera a sus electorado”.

La cultura política británica es sutil y comedida: nadie buscó por el momento sacar rédito al hecho. Pero con un 17% de indecisos y un cambio en los últimos días de tendencia a favor de los Brexit que en una encuesta ayer llevaban seis puntos de ventaja, no se puede descartar que el asesinato de Cox sea una nueva vuelta de tuerca a un referendo que ha revelado el lado más pasional de los flemáticos británicos.

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