Se le alegró el ojo al estafador cuando supo que su recluta Marcio Obando Viscay era médico. No se extendió mucho el diálogo cuando de sopetón le pidió mil dólares para la “causa libertaria”.
Ni que decir que el doctor debió sufrir una subida de azúcar debido a que su patriotismo no da para tanto, (por suerte para él, es diabetólogo) y se excusó diciendo que semejante cantidad de dinero es lo que gana en tres meses.
El estafador probó ablandarlo con una de sus recetas preferidas: le contó acerca de un presunto combate, pero la muralla de Obando Viscay era infranqueable. El galeno que suspira porque haya muertos sandinistas en su entorno, eludió la estocada hablando a su vez sobre las heridas de un delincuente apodado “El Flaco”.
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