Migrantes se declaran en huelga de hambre

La organización de ayuda humanitaria Médicos sin Fronteras pidió ayer una inmediata apertura de los denominados “hotspots” (centros de recepción y selección de personas desplazadas) en las islas griegas.

 

Una protesta de refugiados estalló en la isla griega de Quíos y en el campamento de Schisto, en Atenas. Según informó la prensa griega, los migrantes se declararon en huelga de hambre para forzar la apertura de las fronteras hacia el centro de Europa. En Schisto los huelguistas ya llevan dos días sin alimentarse. “Cruzar las fronteras y viajar a los países de su preferencia lo pueden hacer quienes tienen dinero. Pero la Unión Europea nos cierra las fronteras a nosotros, a los que buscamos asilo”, rezaban las pancartas que los refugiados colgaron en los campamentos. Los manifestantes quedaron retratados en una página web de activistas, con sus bocas tapadas con cinta adhesiva.

Hace una semana, los habitantes del campamento de Elliniko, en Atenas, ya se habían negado a comer, pero finalmente levantaron la protesta. Los medios helenos informaron además que personajes ligados al crimen organizado están convirtiendo el campo de refugiados en Idomeni, en la frontera con Macedonia, en un lugar cada vez más problemático. El vagón de un tren habría sido habilitado como prostíbulo y estaría siendo usado por migrantes procedentes de Marruecos para vender drogas, según relató un reportero de la emisora televisiva Skai. Los medios griegos aseguran que también hay traficantes de personas que a cambio de mucho dinero, llevan a los migrantes al otro lado de la frontera con Macedonia, donde generalmente son atrapados y devueltos a Grecia.

Kathy Athersuch, representante de Médicos sin Fronteras (MSF), dijo que su organización no pudo corroborar la existencia de un prostíbulo o el tráfico de drogas en el campamento, pero sí confirmó la presencia de traficantes de personas. La organización de ayuda humanitaria pidió ayer una inmediata apertura de los denominados “hotspots” (centros de recepción y selección de personas desplazadas) en las islas griegas. Las condiciones en los centros de registro de migrantes son indignas, humillantes e inhumanas, advirtió MSF.

Por otra parte, la policía griega no tiene presencia en el interior de Idomeni, pero sí bloqueó en un amplio radio el acceso de vehículos para impedir que entren más personas. El gobierno de Alexis Tsipras no quiere desalojar el campamento por la fuerza porque en el lugar viven muchos niños y mujeres; probablemente también porque trata por todos los medios de no quedar pegado a la difusión de imágenes violentas.

Según la comisión para la gestión de la crisis de refugiados en Atenas, en el campamento de Idomeni permanecen 9.200 refugiados y migrantes, aunque algunos medios llevan esa cifra a 11.000. Los refugiados y migrantes se negaron hasta el momento a ser trasladados a los campamentos de acogida del Estado, a la espera de que la frontera al final se abra para que puedan continuar su viaje hacia el centro de Europa. Decenas de ellos bloquean además, desde hace más de cinco semanas, las vías férreas en Idomeni.

Según la emisora televisiva Skai, se trata en su mayoría de personas procedentes de Marruecos, Túnez, Afganistán y Pakistán. El paso ferroviario de Idomeni es de vital importancia para la economía exportadora de Grecia. Según otros medios helenos, algunas empresas de transporte de Alemania y Austria reclamaron el pago de indemnizaciones a sus socios griegos a causa del bloqueo en la frontera con Macedonia. De acuerdo con la emisora de radio Athina 984, solo las pérdidas para empresas griegas ascienden a más de seis millones de euros.

Fuentes de la guardia costera y de la Policía helenas dijeron que Atenas devolvió, por segunda vez, un pequeño grupo de sirios a Turquía desde que entró en vigor, a principios de abril, el pacto migratorio entre este país y la Unión Europea. Los cuatro sirios, que no habían presentado solicitudes de asilo en la isla de Quíos, fueron trasladados en avión de regreso a Turquía. Hasta el momento, un total de 372 migrantes y refugiados, procedentes de diversos países, fueron devueltos a Turquía.

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