MORENA, nuevo actor político en México

El Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) se alzó con la mayoría en la asamblea constituyente de Ciudad de México. En cuanto a las gobernaciones, el PAN le arrebató al PRI bastiones como Veracruz y Tamaulipas, en un test para las presidenciales de 2018.

 

El mapa político de México es un lío, en todo sentido: la izquierda se ha dividido en dos facciones irreconciliables: el PRD y Morena, y sus viejos aliados ideológicos del Partido de los Trabajadores (PT) migran para formar coalición con la derecha en el PAN y el PRI, según convenga. Mientras, priistas de viejo cuño ganan gobernaciones clave de la mano del derechista PAN y el otrora izquierdista PRD. La política, así, es oficio de saltimbanqui. El único que se mantiene fiel a su tradicional inmoralidad política es el PRI, aunque no le alcanza para refrendar su aparente victoria del año pasado, que le dio la mayoría legislativa nacional, y el actual desplome enciende las alarmas del status quo para las elecciones presidenciales de 2018.

El nuevo actor en la disputa del poder es el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), el partido creado alrededor de la figura de Andrés Manuel López Obrador, que se alza con la mayoría en la asamblea constituyente de la Ciudad de México.

Todo esto es resultado del proceso electoral del pasado domingo en que poco menos de la mitad de los electores del país fueron convocados a elegir 12 gobernaciones, 965 alcaldías, 388 diputados locales y 60 diputados constituyentes que se sumarán a los designados por las cuotas de partidos políticos para escribir la nueva Constitución de la Ciudad de México.

El derechista PAN gana por sí mismo Aguascalientes, Chihuahua y Tamaulipas. La alianza entre PAN y el otrora izquierdista PRD gana Durango, Quintana Roo y Veracruz. El PAN también gana Puebla, en alianza con otros cuatro partidos, incluidos el Partido del Trabajo (PT, viejo aliado del PRD) y el Partido Nueva Alianza (Panal, viejo aliado del PRI).

Apoyado por sus comparsas, el oficialista PRI retuvo Hidalgo, Tlaxcala y Zacatecas y recuperó Sinaloa y Oaxaca, aún gobernados por la coalición PRD-PAN-Movimiento Ciudadano.

Y aunque no ganó ninguna de las gobernaciones en las que compitió, Morena obtuvo la mayoría legislativa en el constituyente capitalino y estableció una fuerte presencia en Veracruz y Zacatecas.

El triunfo de Morena en la Ciudad de México, bastión del PRD, alienta la que podría ser tercera candidatura de López Obrador a la Presidencia de la República, luego de las controvertidas elecciones de 2006, que perdió por menos de medio punto porcentual ante el derechista Felipe Calderón, del PAN, y de quedar segundo sitio en las elecciones de 2012, que ganó con mayor holgura Enrique Peña Nieto, del PRI.

Sin embargo, los resultados de la elección de diputados constituyentes en la capital del país son engañosos. Con una abstención del 72%, López Obrador y Morena no deberían creérsela. Aun así, les alcanzará para tener 22 diputados, contra 18 del PRD, ocho del PAN y cinco del PRI.

Para Morena, resulta más significativo su desempeño en Veracruz, el estado más conflictivo del país, donde disputa el segundo sitio contra el PRI del gobernador Javier Duarte Ochoa, que fue derrotado por la coalición PAN-PRD. Esta es la primera vez que el PRI pierde el gobierno de Veracruz, luego de 80 años de gobernar esta entidad, de donde salieron incluso los presidentes Miguel Alemán Valdés y Adolfo Ruiz Cortines, quienes gobernaron el país sucesivamente entre 1946 y 1958.

El PAN tampoco tiene mucho que festejar en Veracruz. La victoria de Miguel Ángel Yunes Linares le costó su secretario general en el estado, que renunció el miércoles pasado luego de advertir que el PAN se equivocó al postular al viejo priista y exaliado de la profesora Elba Esther Gordillo, con quien construyó el Partido Nueva Alianza (Panal), instrumento que contribuyó en 2006 a convertir a Felipe Calderón en presidente de México, pese a las denuncias de fraude electoral. El dirigente veracruzano panista Domingo Bahena Corbalá exigió retirar la candidatura de Yunes y expulsarlo del PAN, debido a las graves acusaciones públicas de corrupción vertidas en su contra durante toda la campaña electoral.

En Chihuahua, entidad con una de las fronteras más sensibles con Estados Unidos, el candidato del PAN, Javier Corral Jurado, será el próximo gobernador: con casi 80% de las casillas contadas, aventajaba con 40.7% de los votos a Enrique Serrano, el candidato del PRIy sus aliados PVEM, Panal y PT, cuya votación era de apenas 31%.

Dos de los tres estados que forman el “triángulo dorado” del narcotráfico mexicano, Durango y Sinaloa, se dividieron entre PRI y PAN. En Sinaloa, la tierra del cártel del Chapo Guzmán, el PRI conserva la gobernación con 41.23% de los votos contra 26.43% de la coalición entre Movimiento Ciudadano y PAS. El PAN se desplomó al tercer lugar en este estado, con apenas 17.71%, sin embargo ganó el gobierno del vecino Durango, con 46.7%, contra 42.1% del PRI y sus aliados PVEM, Panal y PD.

El PRI también perdió por primera vez el fronterizo y violento estado de Tamaulipas, donde hace seis años fue asesinado su candidato a gobernador (35.9% de los votos contra 50.2% del PAN), y Quintana Roo, unas de las puertas de acceso de la cocaína sudamericana (35.7% contra 45.7% de la alianza PAN-PRD).

Al margen de los resultados, lo que esta elección ha resaltado es el difuminado ideológico. En México, los partidos no defienden ideas ni proyectos de nación. Son pandillas electoreras que forman y rompen alianzas según sus cálculos del más corto plazo en la disputa por pedazos de un poder que ya ni siquiera tienen, al encabezar gobiernos sometidos a los verdaderos poderes fácticos.

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