Rubén Aguirre, el famoso maestro de educación primaria que interpretó al profesor Jirafales en El Chavo del 8 murió este viernes a los 82 años.
«Es verdad que ya no está con nosotros. Lamentablemene murió a las 4:10 de esta mañana por complicaciones de neumonía. Ya estaba en su casa, estuvo en mayo en el hospital porque estuvo un poco delicado, pero salió de allí», le dijo a BBC Mundo su hija Verónica.
Las exequias serán en el balneario de Puerto Vallarta Jalisco, donde residía y falleció. «Vivió muy feliz aquí sus últimos años», afirmó.
Aguirre estaba muy enfermo en las últimas semanas, incluso se mencionó que durante su última hospitalización prácticamente no podía moverse por complicaciones de la diabetes.
Una de las primeras personas en reaccionar fue el actor Edgar Vivar, que encarnaba al Señor Barriga y a su hijo Ñoño, quien escribió en su cuenta de Twitter:
«Mi profesor favorito descansa en paz…Hoy mi gran amigo Rubén Aguirre parte de este plano. Te extrañaré mucho».
De nada a todo
El profesor Jirafales fue uno de los personajes más entrañables de la vecindad del Chavo.
Su romance televisivo con Doña Florinda fue un clásico para miles de niños y su característico ta-ta-ta repetido una y otra vez en su México y el resto de América Latina.
«Yo era poco menos que nadie, pero cuando decía que era primo del Profesor Jirafales me convertía en poco más que todo».
Así recordaba el columnista mexicano Armando Fuentes Aguirre, conocido como Catón, sus viajes por la región, incluso cuando era invitado a ofrecer conferencias.
La suya es una de las muchas historias que se tejieron alrededor de Aguirre, quien siempre dijo que ese personaje lo ayudó a dejar de ser un «actor mediocre» y convertirse en una de las figuras más conocidas de la región.
Lo consideraba un triunfo para alguien que no había estudiado actuación, sino agronomía, una profesión que nunca llegó a ejercer.
Cronista taurino
Rubén Aguirre nació en 1934 en Saltillo, Coahuila, en el noreste de México, aunque su carrera artística la inició en la ciudad vecina de Monterrey, Nuevo León.
Desde muy joven incursionó en radio, primero, y luego en televisión, donde tuvo pequeños papeles y encarnó al payaso Pipo.
También fue cronista taurino y transmitió por primera vez en la historia de su país la narración vía satélite de una corrida de toros realizada en Madrid, España.
Tras esa transmisión fue contratado para trabajar en la capital mexicana, donde participó en un programa infantil de concursos llamado El Club de los Millonarios y formó parte del elenco de El Club de Shory, donde se ofrecían consejos escolares.
Fue ahí donde conoció a dos actores con quienes compartió escena en El Chavo del 8: Carlos Villagrán, quien luego interpretó a Quico, y a María Antonieta de las Nieves, La Chilindrina.
Fue en este espacio donde se acercó a Chespirito, quien a partir de ese momento lo incluyó en prácticamente todas sus obras, desde la serie El Chapulín Colorado hasta Los Chifladitos, donde Aguirre hacía de Lucas Tañeda y Gómez Bolaños de Chaparrón Bonaparte, una pareja de locos inofensivos.
Pero el papel que realmente le dio fama fue el Profesor Jirafales, el maestro que cortejaba Doña Florinda, mamá de su alumno Quico.
Pero no era su favorito.
El prefería a Lucas Tañeda y cuando se reunía con Chespirito lo saludaba con la misma frase del programa: «¿Sabías que la gente sigue diciendo que tú y yo estamos locos?»
La serie El Chavo del 8 terminó en 1980, pero durante 12 años más se mantuvo como parte del programa Chespirito, donde Gómez Bolaños incluyó a varios de sus bocetos como el Doctor Chapatín, Los Caquitos o El Chapulín Colorado, por ejemplo.
Este programa concluyó en 1992 y entonces Rubén Aguirre fundó un circo que fue durante décadas su principal ingreso, aunque su situación económica empeoró después que en 2007 sufrió un accidente automovilístico en el que su esposa resultó gravemente herida.
La recuperación de la pareja consumió todos sus ahorros y obligó al actor a posponer su retiro.
En los últimos años el dinero escaseó todavía más, al extremo que en una ocasión tuvo que abandonar el hospital porque su familia no tenía recursos para pagar la cuenta.
Fue un período amargo para El Profesor Jirafales. «Mis fuerzas se acabaron», confesó.