* Un mal que no toca a Nicaragua, donde las autoridades policiales y militares han logrado contener el tráfico de drogas y el crecimiento de las temidas pandillas o “maras”, impidiendo incluso su paso hacia Costa Rica y Panamá.
El narcotráfico está deteriorando cada vez más el Estado de derecho y la seguridad en Centroamérica y el Caribe, dos regiones que siguen siendo utilizadas como zona de tránsito y reexpedición de drogas desde Suramérica hacia Europa y América del Norte, según un informe de la ONU publicado este martes.
Este es el diagnóstico que hace la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) en su reporte de 2015, en el que advierte de las graves consecuencias del tráfico de drogas, según informa Efe.
«La impunidad, la corrupción y la debilidad de las instituciones socavan el Estado de derecho y la labor de lucha contra la droga en la región, a pesar de los intentos de reforma de los sistemas judiciales y de aplicación de la ley», advierte la JIFE.
En su informe, la JIFE vuelve a mencionar los vínculos creados entre los carteles de la droga y los grupos criminales locales, y menciona especialmente a las pandillas conocidas como «maras».
La violencia ha crecido, alerta la JIFE, en un fenómeno que relaciona con los enfrentamientos por el control del mercado.
«El número de homicidios vinculados a la delincuencia organizada ha crecido en las zonas en que los grupos delictivos luchan por hacerse con el control de la distribución de drogas a nivel local», señala este organismo, integrado en el sistema de Naciones Unidas.
Junto a la violencia, el narcotráfico trae también corrupción y va debilitando los sistemas judiciales, advierten los expertos.
«En Centroamérica, tanto el dinero procedente del tráfico de drogas como la corrupción han ganado arraigo en los servicios de seguridad, lo que ha allanado el camino a otras formas de delincuencia organizada, como el tráfico de armas de fuego», sostiene el informe.
La pobreza y la desigualdad son también aspectos que han impulsado el tráfico de drogas.
«En Centroamérica y el Caribe circunstancias como la pobreza, la desigualdad social y la falta de oportunidades económicas para los jóvenes han contribuido al aumento del tráfico de drogas», alerta la JIFE.
Por ello, el informe destaca que «Centroamérica y el Caribe fue la única región del mundo donde el nivel de incautación de cocaína aumentó en 2013, a 162 toneladas, en comparación con las 78 toneladas de 2012».
Respecto a la producción, en la mayoría de países de la región se cultivan cantidades importantes de hierba de cannabis y también se ha informado del aumento de laboratorios de metanfetamina.
En lo que respecta al consumo, la prevalencia de la cocaína (el número de personas que la usaron al menos una vez en los pasados doce meses) es del 0,6 %, por encima de la media mundial.
Según los datos que maneja la JIFE, la mitad de las solicitudes de terapia por consumo tiene que ver con el abuso de esa droga.
Respecto al cannabis, el uso va desde el 15,8 % de la población adulta en Belice al 1 % en Honduras.
Además, la Junta asegura haber observado «con preocupación el aumento del uso indebido de éxtasis».