Ya nadie puede discutir que los EE.UU de Norteamérica están en un proceso de recolonizar el continente americano, su patio trasero como lo han definido históricamente, con la instalación de bases militares y con el accionar concreto contra los gobiernos progresistas y revolucionarios de la región.
Cayeron Manuel Zelaya, en 2009; Fernando Lugo, en 2012; Dilma Rousseff, en 2016 y en Argentina el triunfo electoral de Macri en el 2015, tras una increíble operación mediática. En Ecuador la traición a la vuelta del camino con Lenin Moreno, y anteriormente el intento de magnicidio contra Rafael Correa en 2010.
Con la dignidad de Cuba que se mantiene con firmeza, con la Venezuela Bolivariana movilizada sosteniendo a Nicolás Maduro (a pesar de las guarimbas, el bloqueo comercial y sin olvidar el fallido golpe contra Hugo Chávez en el 2002) y Evo Morales en la Plurinacional Bolivia que asombra con su independencia y crecimiento económico, a pesar de las operaciones encubiertas que el imperio no deja de realizar (2008-2012-2018).
Ahora fue el turno de Nicaragua, el golpe blando, la guerra de IV generación, y todo el arsenal mediático y político imperial contra el Frente Sandinista de Liberación Nacional y el gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo,
Los EEUU no pueden soportar que en Centro América y el Caribe el Sandinismo no solo se afiance en su política social, sino que proyecte un desarrollo económico aliado a Cuba y a China.
Que pierda fuerza el ALBA es uno de los objetivos norteamericanos, ya que ello debilitaría a Cuba y su influencia en la región, pero no podemos dejar de tener en cuenta que si Nicaragua concreta la realización del canal bioceánico en su territorio con inversiones chinas, rompería la hegemonía comercial que ejerce Washington desde el canal de Panamá (esto es estratégico para el imperio) y permitiría un desarrollo regional tremendo de los países de área.
El tema del canal no debería quedar fuera del análisis de los motivos por los cuales han lanzado contra el FSLN y Ortega estas acciones desestabilizadoras y actos de terrorismo que son acompañados de una campaña mediática y política internacional que pretenden instalar la idea de que el pueblo oprimido se levanta contra la dictadura de un gobierno que ganó las elecciones con más del 72 por ciento del electorado en el año 2016.
El manual de cómo aplicar golpes de estado suaves en cinco pasos de Gene Sharp, del Albert Einstein Institute de Massachusetts, financiado por la OTAN y la CIA, que combina armas psicológicas, sociales, económicas y políticas, y una gran cantidad de mercenarios, se está llevando a cabo ahora en Nicaragua.
Las herramientas ya son conocidas, pero ello no garantiza el entendimiento de lo que está ocurriendo, los grupos mediáticos del continente, Televisa, Globo, Clarín, Cisneros, Prisa y Edwards y las agencias AP, UPI, Reuter y AFP, controlan el flujo de las noticias, conducidos por la CNN, la CIA y el Departamento de Estado, machacan a diario con un relato prefijado, un guion del que no se corren y hasta los medios y organizaciones progresistas terminan siendo convencidos. La presión mediática se hace sentir en la prensa escrita, radial y en la televisión con comunicados, artículos, informes en las redes sociales, y esto les da resultados.
Argentina es un ejemplo, el diario Página 12, de los pocos nacionales no hegemónicos que sobreviven, solo difunde lo que llega desde las corporaciones mediáticas, dando veracidad a los hechos cambiados que acusan de semejantes atentados y muertos al gobierno de Daniel Ortega, presentando a paramilitares, grupos violentos armados y mafias organizadas, como simples estudiantes indefensos.
Tampoco es casual el accionar de la pléyade de ONG financiadas por la USAID (Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional) y la NED (Fundación Nacional para la Democracia), que diseminan la mentira sobre los motivos de los alzamientos y cortes de ruta o tranques, la justificación de los incendios de edificios públicos y comerciales, achacándoselos a las autoridades cuando fueron impulsados y llevados a cabo por bandas organizadas contrarias al FSLN y al gobierno y financiadas desde el exterior.
El periodista y escritor norteamericano Max Blumenthal destapa el financiamiento del NED-USAID para ejecutar el golpe en Nicaragua “Hagamos Democracia, o Let’s Make Democracy, es el mayor receptor de fondos NED, cosechando más de $ 525,000 en subvenciones desde 2014. El presidente del grupo, Luciano García, que supervisa una red de reporteros y activistas, ha declarado que Ortega ha convertido a Nicaragua en un «Estado fallido «y exigió su renuncia inmediata.
El Instituto de Estudios Estratégicos y Políticas Públicas (IEEPP), de Managua, cuyo presidente es Félix Maradiaga, recibió al menos US$ 260,000 del NED desde 2014. Las subvenciones se destinaron para apoyar el trabajo del IEEPP en la capacitación de activistas para «fomentar el debate y generar información sobre seguridad y violencia. «El financiamiento también cubrió los esfuerzos para monitorear la «mayor presencia de Rusia y China en la región», una prioridad obvia para Washington.”
Mientras tanto se organiza con la OEA la presión política internacional, no ha emitido una opinión ni juzgado a México por los 29.168 asesinados durante el año 2017 por el narcotráfico y la violencia política, de los cuales 12 eran periodistas; no habló tampoco de los 3.791 muertes violentas en Honduras en el mismo año, muchísimos de ellos militantes sociales, ni de los millones de desplazados en Colombia por la violencia paramilitar, ni de los 11.781 asesinados el año pasado, de los cuales 170 eran líderes sociales y defensores de la paz. Es la misma OEA que ni siquiera cuestionó el genocidio de los años 70 de las dictaduras militares ni la Operación Cóndor ni el genocidio étnico en Guatemala y avala con los hechos las más de 75 bases militares norteamericanas instaladas en América y el Caribe.
Hoy Nicaragua está en el ojo de la tormenta impuesta desde el imperio norteamericano, atacada como lo es Venezuela y como se intenta con Bolivia, el objetivo es claro: limar la credibilidad y autodeterminación de los gobiernos populares que permanecen en la búsqueda de la integración y colaboración económica, política y social, que permita un desarrollo autónomo e independiente, que garantiza también la posesión de los recursos naturales de la región, para luego instalar gobiernos dóciles a sus objetivos neo-coloniales.
No podemos ser obtusos y no ver que en el gobierno de Ortega hubo errores, claro, siempre vistos desde afuera y sin estar en el terreno con la responsabilidad de gobernar y recuperar un territorio diezmado por la guerra contra Somoza primero, los contras organizados por los EE.UU después, una economía basada en la remesa de los emigrados fundamentalmente al norte, con una oposición empresarial-eclesiástica-mediática conducidos por el Departamento de Estado Norteamericano (nadie puede desconocer al menos los vínculos existentes), pero esos errores no justifican ni la traición de algunos ex sandinistas ni la (reiterada) intervención de la mayor potencia militar del mundo impulsando otra guerra civil para justificar el cambio de gobierno.
“Nosotros somos objetivos, pero no imparciales, porque no se puede ser imparcial entre el bien y el mal”, solía repetir Ricardo Masetti, el fundador de Prensa Latina a instancias de Fidel y el Che apenas triunfara la Revolución Cubana y en el marco de la llamada “Operación Verdad”, por ello, en éstos momentos en que Nicaragua sufre una verdadera operación desestabilizadora desde el exterior, con actores y cómplices internos, debemos ser muy claros en la difusión de la realidad, estaremos siempre en la vereda de enfrente en la que se sitúa el imperio norteamericano y sus secuaces.