El imperialismo norteamericano continúa apoyando a la derecha y a la oligarquía empresarial de la región para imponer a sangre y fuego la restauración neoliberal.
Cada día su falso argumento de la «defensa de la democracia» y los «derechos humanos» se desvanece, y aparecen los verdaderos motivos detrás de los procesos de desestabilización de los gobiernos progresistas latinoamericanos.
Le ha tocado el turno a nuestra hermana Nicaragua, que hoy pretende ser sumida en el caos por grupos económicos que respaldan los intereses de las trasnacionales y la derecha política y mediática proimperialista.
La violencia terrorista que ha generado ya más de 10 víctimas fatales, no es la respuesta a los ajustes al sistema de seguridad social anunciados por el gobierno sandinista. Es una agresión orquestada por agentes económicos internos, con el respaldo de sectores financiados desde Washington, que busca poner fin a la Revolución Sandinista en esa nación centroamericana.
Nuestro deber como revolucionarios en América Latina y el Caribe, y en todos los lugares del mundo, es denunciar esta nueva arremetida, esta nueva injerencia, que busca socavar un gobierno legítimo, reelecto democráticamente con amplio apoyo popular.
Para todas y todos debe quedar claro que Nicaragua hoy está en la mira de la contraofensiva neoliberal. Eso lo sabemos bien porque la puesta en escena de este guión es casi idéntica a la ola de violencia desestabilizadora que vivimos en Venezuela entre abril y junio del año 2017.
La mayoría de los nicaragüenses quiere la paz y no permitirá el retroceso de sus derechos económicos y sociales, ni la escalada de violencia desestabilizadora. Es un pueblo heroico que ya conoce el dolor de una guerra civil. Confiamos en que Nicaragua retornará pronto a la normalidad bajo el liderazgo del Comandante Daniel Ortega y gracias a la madurez del pueblo.
Estamos seguros que por la vía del diálogo con todos los sectores, logrará superar esta difícil coyuntura sin ninguna injerencia imperial. Para ello, cuenta con el apoyo solidario de todos los pueblos nuestroamericanos.
Los halcones de la Casa Blanca vienen con toda su artillería a desmembrar a la América Latina para saquear pronto sus recursos. Lo que sucede en Nicaragua, la criminalización de Lula da Silva y de la izquierda en Brasil y Argentina, los peligros que corre el proceso de paz en Colombia, son solo algunas muestras de ello.
También lo es el duro golpe que pretendió ser mortal contra la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), al anunciar los gobiernos de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Perú y Paraguay, aliados de EE.UU, la suspensión de su participación en ese organismo en un claro atentado para corroer la unidad latinoamericana construida bajo el liderazgo antiimperialista del Comandante Hugo Chávez y de los líderes del movimiento revolucionario y progresista de la región.
Sin embargo, la Unasur se mantiene de pie. Pese al cambio político transitorio en algunos países que, momentáneamente, están hoy en manos de gobiernos reaccionarios de derecha, Nuestramérica no retrocederá y eso lo garantizarán los pueblos organizados y conscientes, unidos sobre la base de la concepción bolivariana. La administración Trump pronto comenzará a entender que el panorama continental cambió para siempre, nunca más seremos el patio trasero de la Casa Blanca.
Necesitamos hoy más que nunca despertar la conciencia histórica de los pueblos, de nuestra gesta heroica, revolucionaria y antiimperialista que ha resistido y enfrentado los intentos de colonizarnos y someternos durante todas las épocas.
Las luchas de nuestros pueblos por su independencia, su soberanía, su libertad y su dignidad permanecen vigentes. En ese contexto es nuestro deber esforzarnos por mantener el camino de la integración, la cooperación, el intercambio solidario, el desarrollo y la justicia social en la agenda política del hemisferio. Los enemigos siguen siendo los mismos: el poder imperial y las transnacionales.
Ante esta emboscada, nos preparamos para la marcha redoblada a fin de continuar avanzando, imparables, a la consolidación de la unidad nuestroamericana. Solo unidos defenderemos intereses comunes y solo unidos venceremos las amenazas y la injerencia del norte.
Por ello saludamos la visita del presidente Nicolás Maduro a La Habana, para reunirse con el nuevo presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de Cuba, Miguel Díaz- Canel, en un gesto que reitera la fraternal alianza entre ambas revoluciones.
Cuba y Venezuela seguirán siendo ejemplo ante el mundo, de integración política y económica para contrarrestar la agresión imperialista y la contraofensiva neoliberal en la América Nuestra.
Los pueblos vencerán y unidos no permitiremos que regresen aquellos que quieren imponernos otra vez la miseria, la sumisión y la entrega de nuestra soberanía. Hoy con Chávez seguimos diciendo: «A nosotros, pareciera que alguien nos condenó a 100 años de soledad, y a 100 más. Pero quizás, porque fuimos condenados a esos cien primeros, y a esos cien segundos, entonces alguien nos dio una segunda oportunidad sobre esta Tierra. ¡Aprovechemos esta segunda oportunidad, y hagamos la Patria de nuestros hijos! ¡Hagamos la Patria Una y Grande…! ¡Viva la Patria Latinoamericana y Caribeña!»