Obispos descalificados como mediadores y testigos

La pérdida de credibilidad de la jerarquía católica en Nicaragua, como testigo y mediadora del diálogo nacional para la paz, se acentúa hoy en la medida que se develan sus acciones y posiciones frente a la crisis que vive el país.

Para el presidente de la República, Daniel Ortega, los obispos nicaragüenses no acaban de entender que una mediación es para sentar a los dos partes y escucharlas, y no tomar partido ni imponer plazos poco realistas, cuando es evidente una agenda y estrategia golpista en contra del gobierno.

Ortega afirmó que si bien esas posiciones son esperadas por parte de adversarios cargados de odio, no así de quienes se presentan como testigos y mediadores de un diálogo nacional llamado a encontrar, a través del consenso, una solución que traiga paz a la nación.

El jefe de Estado refirió que cuando los obispos, encabezados por el cardenal Leopoldo Brenes, se reunieron con él en la Casa de Los Pueblos, develaron sus verdaderas intenciones al tratar de imponer una agenda dirigida a desmontar los poderes y las instituciones del Estado.

Me leyeron la cartilla, sacaron la estrategia y ahí decían: “hay que cambiar ya al poder judicial y electoral, a la Contraloría, a todos los poderes del Estado, a la Asamblea Nacional, quitar al presidente y adelantar las elecciones”. ‘Ahí es cuando se ve con toda claridad’, reflexionó.

Ante miles de sus connacionales reunidos en la emblemática Plaza de la Fe para conmemorar el aniversario 39 del Triunfo de la Revolución Sandinista, Ortega señaló que hasta ese momento consideró a los obispos mediadores.

Sin embargo, el líder del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) manifestó que los planteamientos de los obispos revelaban que estaban comprometidos con los golpistas.

Me duele mucho decir esto, porque “yo les tengo aprecio a los obispos, los respeto, soy católico, pero ahí ellos tienen posiciones, unos con mayor confrontación, otros más moderados, pero desgraciadamente siempre se impone la línea de la confrontación y no la línea de la mediación”, subrayó.

Ortega sostuvo que una vez conoció los planteamientos de la jerarquía católica la invitó a plantearlos en el diálogo, para buscar un consenso y acuerdo entre las partes.

No obstante, los obispos optaron -según se apreció durante las sesiones del diálogo- por tratar de imponer un ultimátum al Presidente de la República, en sintonía con los intereses que pretenden derrocar al gobierno por las vías de hecho, desconociendo así las leyes vigentes del país.

‘Hay que decir la verdad, yo no sé si todos los obispos, quiero creer que no todos los obispos, quiero creer que el cardenal no sabía nada de esto, pero muchos templos fueron ocupados como cuarteles para guardar armamentos, para guardar bombas y de ahí salir a atacar y asesinar’, manifestó.

El jefe de Estado apuntó que la actitud de los obispos nicaragüenses le recordó el golpe de Estado en 2002 contra el hoy extinto presidente de Venezuela, Hugo Chávez.

En esa ocasión, rememoró, se reunieron alegremente dirigentes de la iglesia, capitalistas y enemigos del pueblo en la Casa Presidencial y empezaron a desmantelar la Asamblea Nacional, el Poder Electoral, la Fiscalía y la Justicia, hasta que fueron echados por las masas y Chávez regresó a sus funciones legítimas.

Y es que para la Conferencia Episcopal, las víctimas, los muertos y los infortunados están de un solo lado, desconociendo a los otros, como se puede observar claramente en sus declaraciones a lo largo de tres meses de crisis.

Incluso cuando se refieren al pueblo, pareciera que solo una parte, aquella que adversa al gobierno, lo es, mientras el resto son ‘turbas sandinistas’, ‘paramilitares’ y ‘parapoliciales’.

Por otra parte, miembros de la Conferencia Episcopal han incitado públicamente a la desobediencia civil y apoyado convocatorias a un paro nacional, aun cuando las consecuencias de esa medida son nefastas para las familias más vulnerables.

Es cierto que no todas las autoridades católicas han tenido una postura de confrontación, pero el descrédito de los hombres con sotanas llamados a mediar se acrecienta por día, desde que decidieron cobijar y respaldar a quienes apuestan por la violencia y desoír a una gran parte del pueblo.

 

 

 

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