En América Latina y el Caribe corren hoy tiempos difíciles para la izquierda, pero ante esa realidad los partidos, organizaciones y movimientos sociales progresistas de la región tienen una nueva oportunidad de estrechar la unidad y adoptar su estrategia de lucha futura en el XXIII Encuentro del Foro de Sao Paulo, que tendrá como sede la capital nicaragüense del 15 al 19 próximos.
Managua se convertirá por esos días en la ciudad de las fuerzas revolucionarias de la Patria Grande y del mundo, las cuales enfrentan actualmente una arremetida brutal de la derecha, que amparada y financiada por Estados Unidos, persiste en restaurar el fracasado neoliberalismo en la América Nuestra, y favorecer los intereses hegemónicos de Washington.
Hace pocas horas, el expresidente de Ecuador Rafael Correa afirmó, con su acostumbrada precisión, que la izquierda debe juntarse de una vez por todas para repeler a una oligarquía que boicotea la integración real de todos los pueblos que se extienden desde el sur del Río Bravo hasta la Patagonia.
Correa subrayó que la derecha y gobiernos conservadores de la región se articulan descaradamente con el propósito de impedir la verdadera unidad e independencia de la Patria Grande, y promover una integración entre comillas, por supuesto, de mercado, de libre comercio, y de sálvese quien pueda, apuntó.
El XXIII Encuentro de Sao Paulo en Nicaragua puede pasar a la historia como la cita que marque el sendero a seguir para poner freno a quienes por todos los medios, incluido el uso de la fuerza y las intervenciones extranjeras, persisten en destronar a los gobiernos populares y enterrar a los movimientos progresistas latinoamericanos y caribeños.
Materializar una real unidad, dejando a un lado diferencias que alientan los adversarios con claras intenciones divisionistas, es un objetivo clave de la cita de Managua, en la cual debe adoptarse el “Consenso de Nuestra América”.
Ese texto será el primer documento programático del Foro de Sao Paulo, ya aprobado por su Grupo de Trabajo, dirigido a conducir en lo adelante la lucha de la izquierda y las organizaciones sociales en este hemisferio.
Es cierto que el progresismo en la región vive una coyuntura adversa, pero recordemos lo que siempre recalcó el líder histórico cubano, Fidel Castro: el revolucionario es de los tiempos difíciles.
Con el optimismo que lo caracterizó, hasta en las peores situaciones adversas para su país y la Revolución insigne que encabezó y comandará eternamente con su legado, Fidel resaltaba que los reveses había que convertirlos en victorias.
Nicaragua, donde se celebrará el nuevo cónclave del Foro de Sao Paulo, es un claro ejemplo que los reveses pueden transformarse en triunfos. El Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), liderado por el Presidente de esa nación centroamericana, Daniel Ortega, lo ha demostrado una y otra vez.