Un proyecto en supuesta defensa de los derechos indígenas en la costa Caribe, pero que en realidad tenía nombre y apellido: canal interoceánico de Nicaragua. Y no era con el afán de defenderlo, sino para obtener enormes recursos económicos ayudando a armar un conflicto entre propietarios de tierras y el Estado.
Grande fue la argumentación del Cenidh para lograr que IBIS Dinamarca y otros donantes, les soltaran casi un millón de dólares a fin de impulsar su nueva cruzada anti gobierno. Una región en la que pocas veces se habían fijado se convirtió de repente en un verdadero filón.
El Cenidh echó mano de las reivindicaciones históricas de los habitantes del Caribe nicaragüense para disfrazar sus verdaderos objetivos, mismos que hizo coincidir con los de otras ONG opositoras y partidos políticos que se oponen a todo lo que haga el gobierno sandinista por mera inercia política.
En la actualidad, los vemos instalados en primera fila promoviendo el rechazo de la construcción del canal, alegando violaciones a derechos humanos sacados desde previo de la manga de la camisa.
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