Como parte del boicot planificado en contra de los comicios del 2016, las llamadas “organizaciones de la sociedad civil” u ONG opositoras, y la cada vez más decadente clase política antisandinista, anunciaron que solicitarán al secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), su “cooperación” para intervenir en asuntos internos de Nicaragua como son las elecciones.
Al mejor estilo de la clase política de Adolfo Díaz, estos herederos de ese tipo de prácticas, sin ningún reparo dicen públicamente que viajarán hasta Washington para ir a solicitarle al titular de la OEA, Luis Almagro, que dicho organismo realice una injerencia en temas únicamente del interés exclusivo de los nicaragüenses, quienes son los llamados a resolverlos.
Con el ya desgastado cuento de las “elecciones libres y transparentes”, estos denominados “grupos opositores” aseguran que enviarán un “contingente de representantes” hasta la sede de ese organismo. La pregunta que aquí cabe es de dónde sacarán el dinero para costear el viaje de esa anunciada cantidad de personas, y la respuesta es simple: del financiamiento que reciben del exterior.
Quieren imponer elecciones a su medida
Lo más increíble en el descaro de estos grupos, es que previo al supuesto viaje que estarían realizando en los primeros días de octubre, enviaron una carta al secretario general de la OEA donde le solicita que si los “organismos y partido democráticos” de Nicaragua no están de acuerdo en cómo se llevaron las elecciones y sus resultados, haga una Convocatoria Permanente.
Esta petición a la OEA deja de manera muy clara las intenciones de boicot que tienen preparadas de cara a los próximos comicios del 2016, al igual que los retorcidos propósitos de estas llamadas agrupaciones “civiles” en contubernio con políticos deshonestos, quienes desde ya están dejando sentada cuál será la tónica a seguir en el proceso electoral que se avecina.
De acuerdo a declaraciones de los propios cabecillas de esta maquinación, los “ejes de ataque” serán los mismos: el Gobierno de Nicaragua y sobre todo el Consejo Supremo Electoral (CSE), Poder del Estado que están utilizando como excusa para conseguir dinero foráneo y hacer sus alborotos callejeros, además de buscar la forma de denigrarlo en sedes extranjeras radicadas en el país.
En sus rabietas que rayan en falta de respeto hacia la OEA, los instigadores le demandan a ese organismo que le exija al Gobierno de Nicaragua, además de lo antes descrito, cambios en la Ley Electoral y en el sistema de entrega de las cédulas, cuando las funciones de esa misión internacional es la de venir a observar el ejercicio electoral pre y pos votaciones.