* Nicaragua es uno de los acosados por la doctrina de “guerra no convencional” de Estados Unidos, aunque los esfuerzos más avanzados están en Ecuador y Venezuela, donde grupos locales (ONG, políticos, estudiantes, periodistas, etc.) con financiamiento norteamericano y europeo, intentan botar los gobiernos de Rafael Correa y Nicolás Maduro.
Dentro de la doctrina de guerra no convencional estadounidense, la oligarquía global continúa en su intento de armar escenarios de «cambios de régimen» a través del modelo de revoluciones de colores (…) y la aplicación de diferentes tácticas no convencionales para inmovilizar los procesos latinoamericanos y retrotraer sus fundamentos.
Como ya hemos explicado, durante la Administración de Obama se ha priorizado la utilización de la intervención encubierta y por ende el uso de la guerra híbrida, posmoderna o líquida, para generar «cambios de régimen», ya sea a través de «revoluciones de colores» o el progresivo deterioro del frente interno para llevar al «enemigo» a un escenario de «guerra civil» o asedio permanente.
En este tipo de intervención, la mano estadounidense no se ve directamente y se esconde detrás de sus «socios civiles» (Ongs, políticos, estudiantes, periodistas, entre otros) con financiamiento indirecto y campañas de propaganda 2.0.
Todo esto se pone en marcha, generalmente, con un hecho «prefabricado» que active toda esta estructura debidamente apoyada con las bases gringas en América Latina y la colaboración de las oligarquías criollas, ansiosas por entrar en la globalización como intermediarios de nuestros países-mina.
Caso Ecuador: la construcción del Correa se tiene que ir
En este mismo momento, todo el andamiaje de la intervención focaliza su excepcionalismo en este país con la utilización de la coyuntura económica existente como pivote: ya que la baja del barril de petróleo naturalmente genera un menor ingreso a la economía ecuatoriana, el presidente Rafael Correa debe tomar medidas para compensar esta caída y equilibrar tanto las cuentas públicas, como asegurar la distribución de ingresos y riquezas en un momento donde los factores económicos apuntan a apropiarse de las rentas distribuidas en formas de derechos al pueblo ecuatoriano (salud, educación, alimentos, entre otros).
Una de estas medidas es la Ley de Herencias para que el 2% más rico del país pague mayores impuestos de los que hace hoy en día. Sobre esto es que se monta el andamiaje excepcionalista para desinformar sobre la medida y movilizar argumentalmente en su contra con la misma finalidad de que se cree un conflicto político que escale hasta que los factores de poder reales puedan capitalizarlo con una salida del actual régimen político.
No es ni casual que Ecuador tenga a los banqueros ultras como operadores ni que manejen una réplica de Dólar Today en redes sociales, conocido como «Crudo Ecuador», ni que los videos de propaganda llamando a las marchas sean similares a los de la guarimba venezolana, como tampoco lo es que la mampara o sujeto social de lo denso y pesado que viene detrás sean las clases medias urbanas y los movimientos sociales financiados por Ongs de dudosa procedencia (sin contar los partidos con agendas similares a Marea Socialista).
Ya conocida esta táctica y estrategia, Correa marca un impasse en la discusión del proyecto, llama a un debate nacional para evidenciar la pantomima y desgastar las guarimbas en versión ecuatoriana -porque hay posibilidades de que detrás del falso movimiento también estén los militares del país-, que aparte de tener influencia estadounidense en algunos mandos, tienen el antecedente de tardar medio día en rescatarlo cuando los policías intentaron un golpe de Estado en 2010 (con intento de asesinato incluido). Todos estos datos se enmarcan en una norma repetitiva: antes de Correa, ningún presidente terminó su mandato en 16 años.
En términos estrictamente geopolíticos, Ecuador está enfrentado con Chevron (de los Rockefeller) por la masiva contaminación en una de sus explotaciones petroleras, y es sobre todo un activo de importancia para EEUU y su oligarquía: está en el Amazonas y es el único país de Sudamérica con salida al Pacífico con el que no tienen una relación de dominio directo.
Eso pesa, y mucho, cuando el mundo gira hacia Eurasia como polo de poder predominante en el futuro y EEUU quiere controlar (o frenar) a como dé lugar esa transición de poder.
Caso Nicaragua: entre elecciones y movimientos ecologistas contra el Canal Interoceánico
En 2008, la Revolución Sandinista atravesó un intento de «revolución de color» cuando en las elecciones municipales la oposición del país cantó «fraude» y salió a protestar en las calles sin éxito, pero con el apoyo de EEUU y la Unión Europea. Ese intento no prosperó y tiempo más tarde Daniel Ortega fue reelecto como presidente.
Ahora, en este momento, el país se prepara para afrontar el año que viene una nueva elección presidencial en la que Nicaragua ha ganado una importancia estratégica en la ecuación de poder regional y global con la puesta en marcha de un canal interoceánico, que por muchos años fue centro de conflicto entre Washington y Managua. El canal será construido por un magnate chino, lo que abre una nueva vía marítima no controlada por el Pentágono con lo que esto conlleva en términos geopolíticos, ya que limita su proyección de poder marítimo, uno de los principales argumentos de fuerza que justifican su poder militar en el mundo.
Ya la sola puesta marcha del Canal provocó protestas de ambientalistas y se conoció la versión de que el Movimiento de Renovación Sandinista planea un ciclo de movilizaciones con ayuda externa para capitalizar el supuesto descontento en las elecciones del próximo año. Indudablemente, todos estos condimentos, sumados a la histórica oposición estadounidense al sandinismo, plantean un escenario donde una revolución de color está al caer con el hecho «desencadenante» de otro supuesto «fraude».
Cuba y Brasil
Antes del acercamiento entre La Habana y Washington, se conoció que EEUU envió a la isla a la embajadora Kelly Keiderling (la misma Encargada de Negocios expulsada de Caracas en 2013 por conspirar contra Venezuela) para captar estudiantes, escritores y figuras de la isla con el fin de luego desencadenar una serie de protestas contra el gobierno cubano con la juventud como vanguardia contrarrevolucionaria.
Posteriormente también salió a la luz que este plan estaba articulado con el intento de armar una red social, ZunZuneo, destinada a captar consumidores cubanos, y luego, en el momento exacto, activarla para que sirviera de movilizadora de las protestas contra el gobierno de la isla. La última revelación de este tipo fue el financiamiento de grupos de hip hop de la isla supuestamente «contestarios», y la ofensiva en la isla ha llegado al punto de intentar utilizar un programa de prevención del VIH para movilizar el «descontento».
La mayoría de estas acciones tácticas fueron financiadas por la Usaid (el brazo financiero para estos fines del Departamento de Estado).
Incluso, de acuerdo a Tracey Heaton, el periodista que más ha sistematizado el destino del dinero estadounidense para el «cambio de régimen» en la isla, los documentos internos de Washington indican que en la actualidad «los funcionarios ven una oportunidad» para subvertir el orden interno.
En Brasil, la maquinaria se puso en marcha con las protestas en contra de las tarifas de transporte y en contra de la corrupción y el Mundial. Luego se dio la caída del avión del candidato presidencial Eduardo Campos, y este año se relanzaron las protestas en contra de Dilma Rousseff para exigir un golpe parlamentario bajo el pretexto de la manipulada causa judicial por sobornos en Petrobras. En estos planes intervinieron Ongs y movimientos sociales financiados por George Soros y los Hermanos Koch, ambas figuras del selecto 1% global, e incluso entró en escena la CIA con el derribo del avión del candidato presidencial.
Pese a que el plan aparentemente se ha detenido, la oligarquía criolla y global continúa con la propaganda de guerra, y el ajuste económico aplicado por el Partido de los Trabajadores (PT) para contentar a la banca opositora y los empresarios extractivistas también abren un escenario fértil para que un hecho «prefabricado» sea el factor desencadenante. Entre las coordenadas que hablan de un reposicionamiento y ofensiva contra el PT, está la reactivación del plan de Chevron (Rockefeller, recordemos) para que se sancione una ley que le permita ingresar a explotar la Cumbre Pre-sal, rica en crudo. Nada es casual cuando los Brics están a punto de lanzar un nuevo sistema financiero propio, y Brasilia es un punto clave en esa sinergia.
Fuera de esto, salvo por Brasil, un golpe de vista en los frentes internos de los países asediados hablan de que hay capacidad de respuesta y acumulación de fuerzas para afrontar estos embates del excepcionalismo global, directos a los órdenes constituyentes establecidos durante estos últimos años.
Algo es seguro: su crisis de élites es sistémica y terminal, y, contrario a lo que se cree, estos embates tienen más de desesperación que de análisis real de la situación interna de nuestra nación continental.
Fuente: Misión Verdad
www.misionverdad.com