La oposición en Nicaragua pretende aplicar desde hace algunos años un nuevo método para botar gobiernos constituidos, mismo que ha sido utilizado con éxito en países como Túnez, Yemen, Libia y Egipto (la primavera árabe), y que ha provocado rebeliones en muchos otros.
Se trata de la puesta en práctica de la teoría de los “golpes suaves”, del anticomunista norteamericano Gene Sharp, un octogenario que se considera experto en tumbar gobiernos sin necesidad de recurrir a las armas, al menos en las etapas previas a los levantamientos.
¿Cómo se llevan a cabo estos golpes de Estado, propios del siglo XXI? En tiempos en que la guerra “cuerpo a cuerpo” no es eficaz, han surgido nuevos métodos para tomar el poder.
«La naturaleza de la guerra en el siglo XXI ha cambiado», manifiesta Sharp, quien recuerda que «nosotros combatimos con armas psicológicas, sociales, económicas y políticas».
Crear rechazo
Los nuevos golpistas buscan crear condiciones de rechazo aprovechando debilidades reales o inventadas, en el entendido de que en los Gobiernos, si el sujeto no obedece, los líderes no tienen poder.
Estas son las armas que en la actualidad se usan para derrocar Gobiernos sin tener que recurrir a las armas convencionales. Sharp es autor de un polémico ensayo titulado ‘De la dictadura a la democracia’, que describe 198 métodos para derrocar Gobiernos mediante lo que se conoce como ‘golpes suaves’.
Esos golpes se llevarían a cabo mediante una serie de medidas que van desde el debilitamiento gubernamental hasta la fractura institucional, como sería el caso de lo que está ocurriendo en Venezuela promovido por la oposición, según muchos expertos.
Aquí han fracasado
En Nicaragua han hecho varios intentos, con resultados negativos. El último de ellos es el estado de rebelión que buscan generar en torno al canal interoceánico, sembrando la idea entre los dueños de tierras por donde pasa la vía, de que el gobierno sandinista confiscará sus propiedades.
En esta cruzada del “golpe suave” en Nicaragua, están involucrados partidos de oposición, ONG y algunos medios de comunicación. Es válido aclarar que la mayoría de simpatizantes de base no saben ni en qué están metidos, ya que los métodos de atracción y/o reclutamiento son diversos y van desde presunta lucha ecologista hasta la defensa de los derechos de las mujeres.
En este caso el fin justifica los medios, ya que lo que se busca es crear animadversión hacia los gobernantes, por lo que el florecimiento de grupos ecologistas, de derechos humanos, de defensa de la niñez, de las mujeres, de gays, lesbianas y demás, son solamente eslabones de reclutamiento y de justificación para la obtención de fondos económicos de países que generalmente adversan al gobierno atacado.
Reaccionar de inmediato
Hasta el momento, los países que han salido airosos de estas formas sofisticadas de “terrorismo de señoritos”, son aquellos que han actuado sin dilación en cuanto se aprecia la aparición de los primeros síntomas “sharperianos”.
Quienes han llevado a la práctica las teorías de Gene Sharp, resumen su manual subversivo en cinco etapas o pasos, algunos de los cuales son más que visibles en Nicaragua.
Los cinco pasos
Primera etapa: Consistiría en llevar a cabo acciones para generar y promocionar un clima de malestar. Entre dichas acciones destacan la realización de «denuncias de corrupción y la promoción de intrigas», señalan los expertos.
Segunda etapa: Se procedería a desarrollar intensas campañas en defensa de la libertad de prensa y de los derechos humanos, acompañadas de acusaciones de totalitarismo contra el Gobierno en el poder.
Tercera etapa: Esta fase se centraría en la lucha activa por reivindicaciones políticas y sociales y en la promoción de manifestaciones y protestas violentas, amenazando las instituciones.
Cuarta etapa: En este punto se llevarían a cabo operaciones de guerra psicológica y desestabilización del Gobierno, creando un clima de «ingobernabilidad».
Quinta etapa: La fase final tendría por objeto forzar la renuncia del presidente mediante revueltas callejeras para controlar las instituciones, mientras se mantiene la presión en la calle. Paralelamente se va preparando el terreno para una intervención militar, mientras se desarrolla una guerra civil prolongada y se logra el aislamiento internacional del país.