Ramos Allup: el agente de la CIA en Venezuela

(I entrega)

 Utilizando las mismas palabras con las que nombra a sus críticos en Venezuela, el mezquino Henry Ramos Allup en su acostumbrado vulgar e irrespetuoso vocabulario de rufián llamó a nuestro Gobierno de “sátrapa y corrupto” por el hecho de decidir soberanamente quién entra o no al país, medida cautelar de la que gozan todos los países del mundo.

 

Nicaleaks les trae un informe sobre el Presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, en el que sí se revelan las actividades corruptas de Ramos Allup en contubernio con el Departamento de Estado de los EEUU y la CIA.

                                                   Informe

La Venezuela actual está viviendo un momento peligroso para la estabilidad democrática, la paz republicana y el futuro de la revolución bolivariana producto de la intolerancia política de actores sociales como: empresarios, Iglesia Católica, partidos políticos, movimientos sociales, gremios, entre otros.

El día de la instalación de la nueva Asamblea Nacional el 5 de enero de 2016, quedó demostrado que el Departamento de Estado de los Estados Unidos jugó un papel determinante en la designación del diputado Henry Ramos Allup como Presidente de ese Poder estatal.

Llegó y se retiró del acto de instalación en vehículos oficiales de la Embajada norteamericana en Venezuela junto a su encargado de negocios, Lee MacClenny. Fue un mensaje claro y fuerte a los líderes de la revolución bolivariana de quién va a ser el líder de la oposición y el representante de los intereses imperiales a partir de ahora en nuestro país. 

Ramos Allup, es uno de los más feroces opositores del chavismo, secretario actual de Acción Democrática, el partido del ex presidente Carlos Andrés Pérez, a quien en su segundo gobierno el líder de la revolución bolivariana, Hugo Chávez Frías, lideró la rebelión militar el recordado 4 de febrero de 1992. 

El nuevo presidente de la Asamblea Nacional tiene el perfil psicológico ideal de los hombres que necesita la derecha internacional y las compañías transnacionales para generar crisis, caos y desestabilización política en donde hayan gobiernos con recursos estratégicos para la producción capitalista como energía, biodiversidad, agua y minerías, pero que sean democráticos, independientes, revolucionarios y de tendencia socialista.

Su papel es quebrar las bases jurídicas, institucionales y democráticas de la Venezuela actual con el fin de someterla y entregarle la política, el comercio, los recursos naturales y las relaciones culturales nacionales al dominio imperial.

Ramos Allup es un hombre provocador, cizañero, conocedor de lo que hace, provocador de oficio, es reconocido por la misma embajada como un hombre problemático, fanfarrón, grosero, brusco, arrogante, susceptible y mezquino, cuya mezquindad se extiende a sus aliados opositores al gobierno. En esa embajada lo apodan «el repelente»: «¡allí viene el repelente¨!» dicen los funcionarios norteamericanos cuando lo ven llegar.

Son características de su personalidad que lo alejan de ser un vocero confiable ante un posible diálogo sincero y honesto entre la oposición y el gobierno.

En los pocos días que ha administrado el poder parlamentario ha mostrado un comportamiento que evidencia que es un narcisista, neurótico, suicida político, inseguro, intolerante, impotente, provocador y masoquista; que se ve a sí mismo como el redentor de la causa contrarrevolucionaria que mueve a sus aliados en la antigua Coordinadora Democrática y ahora Mesa de la Unidad Democrática, que es exterminar a la revolución bolivariana y chavista.

Es hombre marcado por las frustraciones de las múltiples derrotas propinadas por el chavismo durante los últimos 17 años y sus actuaciones están develando un esfuerzo para vengarse de los fracasos e insultos al orgullo por tanto tiempo.

En ese sentido, se muestra pragmático pero con ansias de poder que pareciera no tener límite, desafiando en todos los frentes a la revolución bolivariana, que aprovechando sus contradicciones internas, intentará desmoralizar y querer quebrar su vanguardia para imponer su planificada agenda política imperial en Venezuela.

Como vemos, es nihilista por esencia, que no ha querido ni querrá someterse a ningún otro poder, doctrina o autoridad que no sea el neoliberalismo que profesa, por lo tanto, no descansará e intentará siempre rebelarse contra el statu quo hasta que alcance destruirlo e imponer el viejo modelo de dominación que él representa ya fracasado en el país en los años ´90.

 

 

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