Raúl Ferreira, el primer bailarín español en la plantilla del Ballet del Teatro Mariinsky de San Petersburgo

El joven artista de 19 años marca un hito para la danza académica de nuestro país al ser el único de España, hasta ahora, elegido por la prestigiosa compañía rusa

El próximo 8 de diciembre será especial para Raúl Ferreira porque pasará de década, pero el mejor regalo, sin duda, lo ha tenido en junio. Ferreira (Lugo, 1997) es el primer bailarín español contratado para formar parte del Ballet del Teatro Mariinsky de San Petersburgo. Su hazaña es histórica, un hito para España.»Me lo comunicó Yuri Fateyev, el director del Ballet, el 25 de mayo, después de la audición que me pidieron hacer. También me querían el Mikhailovsky y el Eifmann Ballet, pero tras lo del Mariinsky ya no seguí audicionando. Fue un momento de mucha alegría. Tenía esperanzas de poder entrar en esta compañía y ocurrió. Lo primero que pensé fue que todo el trabajo de estos años ha valido la pena».

Nos habla a través del móvil, de forma relajada, este joven millenial que será ejemplo para muchos chicos estudiantes de danza. Tras las innumerables horas de disciplinadas clases de ballet, estudia todo lo correspondiente al instituto y , también, ruso. «Sólo tengo tiempo de darme algún masaje, ir al teatro a ver a la compañía y, de vez en cuando, salir con compañeros a tomar algo», subraya quien será el tercer bailarín extranjero en el Mariinsky, tras el británico Xander Parish, que llegó en 2010, y el surcoreano, Kimin Kim, que está allí desde 2012 y fue nombrado primer bailarín en 2015. Junto a Raúl Ferreira, este año se integrará en la compañía también una bailarina de Francia.

Ferreira habla con dulce acento gallego sazonado con tono del país que le ha dado la gran oportunidad. Cuenta que es el mediano de tres hermanos -«ninguno se dedica a la danza. Mi hermana está en Londres estudiando traducción. Mi hermano, en el colegio, tiene 10 años»- y que extrañó al principio la forma de vida en Rusia. «Es muy diferente a la nuestra, pero te adaptas y acabas acostumbrándote», señala quien vive en el mismo colegio interno donde lo hizo Nijinsky a finales del XIX, en cuyos pasillos cuelgan fotos «de él, de Baryshnikov, Nureyev o Dudinskaya».

Raúl ha bailado por la mañana en el escenario del Mariinsky, en una de las funciones programadas por su graduación, que será el 27 de junio. «Aquí en Rusia el ballet es muy importante y es reconocido por todos. Hay mucho respeto por este arte y por los bailarines», señala tras confirmar que, una vez contratado (están gestionándole el visado de trabajo), «podré vivir bien porque los sueldos son buenos y, además, estaré en uno de los apartamentos propiedad del teatro, que paga parte del alquiler».

Está en su habitación del internado de la Academia Vaganova, la prestigiosa escuela llamada así por la bailarina y maestra Agripina Vaganova que desarrolló el método de enseñanza del ballet a partir del de Marius Petipa, antes, en la Escuela de Ballet Imperial, establecida en 1738 por Ana I de Rusia. Su libro Fundamentos de la Danza Clásica (1934), sigue siendo manual de cabecera de esta maestra que, tras la Revolución de 1917, luchó para que el arte del ballet no desapareciera. Ella y otros lograron que se viera como lo que es, un arte de todos, no sólo de los zares.

El primer bailarín español de la Historia en ser contratado por el Ballet Mariinsky de San Petersburgo no fue el típico niño que desde pequeño soñó con la danza. «Mis padres me llevaron con seis años a una escuela privada en Lugo porque me gustaba bailar. Luego, entré en el Conservatorio Profesional de Danza, pero no pensaba mucho en ello y fue mi profesora Nuria Matos quien me impulsó a salir de España y perfeccionarme. No fue hasta que tuve 16 años, cuando decidí que me quería dedicar profesionalmente. En 2015, busqué escuelas y vi que en Alicante se hacía el Russian Masters Ballet Camp, un curso intensivo con maestros del Mariinsky y del Bolshoi. Ellos me dijeron que enviara un video a la Academia Vaganova y fue ahí cuando me seleccionaron para estudiar los últimos dos años interno, pero no tengo beca, lo pagan mis padres».

Raúl Ferreira pasará algunos días de agosto por Lugo, antes de empezar su nueva vida como cuerpo de baile del Mariinsky. Su contrato comenzará el 1 de septiembre, «y tendré que trabajar para adaptarme al funcionamiento de un gran teatro y aprenderme todo el repertorio». ¿Su sueño cuando algún día llegue a solista? «Interpretar el papel principal de Chopiniana, al poeta, porque soy sobre todo un bailarín lírico».

Fuente: El Mundo

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