Revelan detalles de la muerte de uno de Ayotzinapa

La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) de México reveló ayer que el estudiante Julio César Mondragón, alumno de Ayotzinapa encontrado muerto el 27 de septiembre de 2014 en Guerrero, falleció por traumatismo craneoencefálico y no por disparo de arma de fuego, y pidió una investigación por tortura.

 

En una conferencia de prensa, el titular de la Oficina Especial del Caso Iguala de la CNDH, José Larrieta Carrasco, detalló que Mondragón murió por los múltiples golpes que sufrió. Aclaró, además, que la “pérdida de tejido de la cara y cuello fue producto de la intrusión de la fauna depredadora del lugar”, tanto de roedores como de perros, en etapa “post mortem”, según el dictamen médico-forense y criminalístico de la Comisión.

Mondragón fue uno de los estudiantes de la escuela para maestros de Ayotzinapa que la noche del 26 septiembre de 2014 sufrieron varios ataques en Iguala por parte de policías cómplices del cártel de Guerreros Unidos. El hecho desembocó en la desaparición de 43 estudiantes.En uno de estos ataques, según los testimonios de sus compañeros supervivientes, Mondragón salió corriendo, y esa fue la última vez que fue visto con vida. Su cuerpo fue encontrado la mañana siguiente en mitad de una calle de tierra, sin piel en el rostro y un solo ojo.

“Con la segunda necropsia se corroboró radiológicamente que no existió en cara y cráneo trayecto de proyectil disparado por arma de fuego, como lo había considerado el perito en medicina forense” del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI).

Para Larrieta, el tiempo de entre seis a ocho horas que transcurrió desde su muerte –que la CNDH estima entre las 0.45 y 2.45 de la madrugada– hasta que fue encontrado fue “suficiente” como para que la fauna haya sido causante de las lesiones que presenta en el rostro. Aunque para la Comisión no hay duda de que “nunca hubo intervención humana” en el desprendimiento de la piel de la cara, éste es un punto de controversia entre el organismo, el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) y la Procuraduría General de la República (PGR, fiscalía).

Tanto el EAFF y la PGR mantienen dudas relacionadas con pequeñas lesiones en el cuello de Mondragón, que podrían haber sido causados por incisiones de un objeto cortante.

Entre sus recomendaciones, la CNDH pidió a la PGR que abra una investigación por la tortura contra el estudiante. Hasta acá, no hay ningún procedimiento penal abierto por este delito en el caso Iguala.

Mondragón fue “víctima de tortura física, golpeado con saña y crueldad”, y como consecuencia sufrió 64 fracturas en 40 huesos del cráneo, la cara, el tórax y la columna vertebral. En la agresión hubo al menos 11 participantes, entre servidores públicos y miembros del crimen organizado, y Mondragón realizó “maniobras de defensa, lucha y forcejeo”, de acuerdo con la CNDH. Para la CNDH, resulta de “especial relevancia” en la investigación de la detención de Víctor Hugo Benítez, “el Tilo”, el pasado 30 de junio, porque éste es presuntamente uno de los participantes en la agresión a Mondragón.

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