Aunque no especificó temas a tratar, el representante legal y presidente del PLI, Pedro Reyes, insistió en reunirse con “carácter de urgencia” con los diputados del PLI que fueron electos en las elecciones nacionales del 2011 acompañando al ahora depuesto Eduardo Montealegre, quien se niega a dialogar con la nueva Junta Directiva de ese partido.
No obstante, todo hace indicar que este “urgente” llamado a la Bancada del PLI (Bapli), que se hizo extensivo a los diputados del MRS, así como a los del PLI independiente, se quedará en eso, un llamado, ya que los dos primeros grupos de invitados siguen ciegamente las órdenes de Eduardo Montealegre, quienes les prohibió reunirse con Reyes.
El nuevo presidente del PLI ya había citado a los diputados de Bapli desde el pasado 24 de junio, pero no asistieron. Tratarían un tema que ya ha se hecho del conocimiento público: asumir la coordinación de la bancada de su partido, amenazando de que si esos legisladores no lo quieren así, que no usen la bandera de ese partido en la Asamblea Nacional.
Eluden convocatoria
Como una forma de “capear el bulto”, varios de diputados del Bapli han expresado que no han recibido invitación oficial de Reyes, por lo que desconocen de alguna reunión, incluso, el coordinador de esa bancada, Wilber López, dijo que en todo caso ese será un tema a discutirse una vez que termine el receso parlamentario.
Los diputados Carlos Langrand y Javier Vallejos, leales a Montealegre, fueron más allá diciendo que no se reunirían con Reyes porque todavía están obsesionados, igual que su cabecilla, en desconocer el fallo de la Corte Suprema de Justicia, litigio al que se sometieron voluntariamente y en el que una de las facciones saldría airosa.
En un cuento de no acabar, Langrand le devolvió la invitación a Reyes y lo instó a acercarse al grupito de Montealegre, quien no quiere saber nada del nuevo representante legal y presidente del PLI, y prefiere seguir haciendo el papel de víctima, por lo que la propuesta de Langrand no es más que una “salida de baño” para ocultar la intolerancia de su jefe.