No es casualidad. No es que de pronto a los dirigentes del MRS y a los directores de sus ONG opositoras se les haya ocurrido que el presidente Daniel Ortega tiene que dejar el poder tras la intentona de Golpe de Estado de la semana pasada. Ese guion estaba escrito desde hace más de una década y participaron muchas manos entre Washington y Managua.
Desde 2014 empezaron las idas y venidas de la entonces presidenta del MRS, Ana Margarita Vijil Gurdián; de Marcos Carmona, de la CPDH; Violeta Granera, del MpN y otros, hacia la oficina de la congresista ultraderechista de origen cubano, Ileana Ros-Lehtinen, la madrina principal de la ola de violencia que dejó al menos dos decenas de muertos entre estudiantes, policías y trabajadores.
Fue en ese año que empezó a caminar con más fuerza el “golpe suave” que habían desarrollado las fuerzas oscuras norteamericanas específicamente para Nicaragua. Todo fue milimétricamente planeado.
Incluso el inculcamiento del odio hacia la Policía Nacional a través de una feroz campaña en contra de las multas de tránsito. Donde quiera que un agente del orden detenía a un infractor, los celulares empezaban a funcionar en parte por el afán de protagonismo y sobre todo por la influencia de quienes echaron a andar el bulo de que todos los policías son corruptos.
Hasta se logró crear una “conciencia ciudadana” en torno a cómo violentar las leyes de Tránsito sin ser atrapado en las carreteras. Fue sencillo: copiaron comportamientos antisociales de naciones vecinas como Costa Rica, donde los conductores que viajan a exceso de velocidad se alertan entre sí sobre la presencia policial haciendo cambios de luces.
Y de pronto, el amistoso cambio luces se volvió una “conquista del pueblo”. Vimos a conductores violar el límite de velocidad en zonas prohibidas y adelantar en curva o cuesta con la certeza de que nadie estaría esperándolos para castigarlos al final de la peligrosísima maniobra. Lo más seguro es que iban ebrios.
Gracias a la labor de algunos medios de comunicación que exacerban las quejas en contra de los policías, se fue creando un inmenso rechazo hacia las autoridades que tuvo como colofón sangriento la pérdida de valiosas vidas. La Policía Nacional debe ser respetada a fin de que cumpla su labor de resguardar el orden público. Si se le agrede con balas, piedras y palos, se crea un escenario de consecuencias impredecibles.
Desvirtuar el papel de las autoridades, en este caso la Presidencia, los ministerios y la Policía, es uno de los puntos importantes elaborados por el politólogo norteamericano, Gene Sharp, en su estrategia del golpe suave, revolución de colores o primavera árabe.
Si la gente “coge” el mensaje de que el Presidente Ortega fue “designado” por el Consejo Supremo Electoral, y que la jefa policial Aminta Granera fue “impuesta” por el Ejecutivo, se irá creando una ola de malestar que explotará en cualquier momento al grabarse en el inconsciente colectivo que está viviendo a diario una situación anómala.
No fue a ningún periodista de La Prensa al que se le ocurrió decir lo de “designado”. Desde los primeros años del retorno al poder del FSLN, la Embajada de Estados Unidos en Managua designó a varios oficiales para que se reunieran con los principales jefes de los medios de comunicación opositores. Igual hicieron con los políticos que adversan al sandinismo.
Los insumos aportados por los inconformes sirvieron a los especialistas en desestabilización de Estados Unidos para diseñar el plan que ahora echaron a andar.
Uno de los cheques emitido por el Grupo Cinco, de Carlos Fernando Chamorro, a Dora María Téllez, del MRS. ¿A cuenta de qué?
Por dinero no tenían que preocuparse. Hay para todos. A través de la Fundación Violeta Barrios de Chamorro, la USAID reparte miles de dólares a medios de comunicación y periodistas opositores. Cheques de casi cincuenta mil dólares destinados a comunicadores antisandinistas, han elevado el nivel de confrontación en contra del gobierno del presidente Daniel Ortega.
Con todo, los comunicadores son los que menos dinero reciben. La tajada del león se la llevan el MRS y las ONG opositoras a través de millonarias transferencias en dólares desde Estados Unidos y Europa. El premio principal para esta gente sería, sin embargo, la obtención del poder, que ellos calculan está cerca.
De ahí que todos se han lanzado a demandar el fin del gobierno sandinista. Los ancianos jubilados, la excusa utilizada para desatar la violencia, pasaron a último orden, ya que en segundo están los estudiantes atrincherados en la Upoli y en tercero los chavalos muertos.