Uno de los ejes centrales de estos comicios son los refugiados, ya que los sirios esperan que sus compatriotas puedan regresar, cuando van seis años de guerra civil. Coinciden con una nueva ronda de conversaciones de paz en Ginebra.
Siria celebrará hoy elecciones legislativas para renovar los 250 escaños del Parlamento unicameral, en medio de un frágil alto el fuego. Se realizarán únicamente en las zonas bajo control de las autoridades.
Unos 3450 candidatos se han postulado a estos comicios, según datos de la Comisión Judicial Suprema para las Elecciones (CJSE), para los que se habilitarán 7191 centros de votación en las áreas bajo control del gobierno en todas las provincias, menos en Al Raqa (dominada por el grupo terrorista Estado Islámico) e Idleb (controlada por el Frente al Nusra, filial siria de Al Qaida). El gobierno espera que se genere una mayor lealtad al presidente Bashar al Assad, quien destacó que en Siria “existe una activa vida política porque cerca de 12 mil personas participarán como candidatos en los comicios parlamentarios, más que en muchos países occidentales”.
Al Assad explicó que esta participación sin precedentes de los sirios es porque creen que el diálogo político permitirá la rápida instauración de la paz. A su vez, será la primera vez que los soldados podrán votar. Las últimas legislativas en Siria se llevaron a cabo el 7 de mayo de 2012 y ganó por mayoría absoluta la alianza política del partido gobernante Baaz. Las elecciones fueron defendidas por el gobernante de las críticas occidentales, según aseguró un grupo de senadores rusos que recibió. Al Assad aludió a las declaraciones del secretario de Estado de los Estados Unidos, John Kerry, sobre la legitimidad de los comicios y destacó que era más importante la opinión del pueblo sirio que las valoraciones de los representantes occidentales.
Al mismo tiempo, el mediador de la ONU en las negociaciones por la pacificación de Siria, Staffan De Mistura, también cuestionó los comicios y señaló que lo que reconoce la comunidad internacional son los que están plasmados en la resolución 2254 del Consejo de Seguridad. Sin embargo, además de Al Assad, Sharif Shehadeh, miembro actual del parlamento, declaró que los que critican desde afuera es porque tienen una agenda: “No estoy diciendo que las elecciones en Siria sean como las de Suiza. Pero es una etapa a la cual debemos asistir como sirios para movernos hacia adelante en el futuro”.
Siria se encuentra bordeando su sexto año de guerra civil y a pesar de la existencia del alto del fuego, al menos 2658 personas murieron durante marzo, mes en el que ya estaba vigente el cese de las hostilidades entre el gobierno sirio y la oposición, de la que está excluido el grupo jijadista Estado Islámico (EI), informó ayer el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) basado en Londres. Las víctimas del conflicto promedian entre 275 mil y 300 mil. Mientras que desde el comienzo, la mitad de la población del país, unos 23 millones, ha tenido que abandonar sus hogares para convertirse en desplazados internos o refugiados en países vecinos, y desde el año pasado, también en Europa.
Uno de los ejes centrales de las votaciones son los refugiados. El pueblo espera que esta instancia sirva para que los compatriotas del país puedan regresar y la situación vuelva a ser como antes de la guerra e incluso mejor. Sin embargo, en esta oportunidad los refugiados no podrán concurrir a las urnas como lo hicieron en las presidenciales de 2014, en las cuales Al Assad renovó su mandato. Por aquel entonces, había una circunscripción única mientras que ahora cada elector tiene que votar en el distrito electoral al que pertenece.
En la ciudad de Damasco se percibe un clima electoral marcado por la infinidad de carteles de los distintos candidatos que empapelan cada rincón. Son notables las numerosas caras de jóvenes y mujeres que se ven en los afiches, que se mezclan con los carteles omnipresentes del presidente sirio. “Mano a mano nos reconstruiremos”, promete el slogan de uno de los candidatos, mientras que en otro se puede leer: “Por el bien de nuestros hijos que han muerto, vamos a continuar”.
Aunque la capital disfruta de unos días con calma debido a que han disminuido los ruidos de combates en la periferia y los disparos de proyectiles de mortero desde el extrarradio, la seguridad es extrema. Hay puestos de control militares que registran el interior de los vehículos y vigilan cualquier tipo de movimiento considerado sospechoso. Los edificios institucionales, como la sede del Parlamento, están blindados para protegerlos de cualquier intento de ataque con una importante presencia castrense en sus accesos y en calles aledañas.
La votación coincide con el inicio de una nueva ronda de conversaciones en Ginebra, auspiciadas por la ONU, entre una delegación del gobierno y otra de la Comisión Suprema para las Negociaciones (CSN), la principal alianza opositora. El ejecutivo sirio anunció su intención de participar sin precondiciones en esta nueva etapa del diálogo, al que se incorporará a partir del viernes.