Suspende el amistoso Bélgica-España

La extensión del estado de alerta 3 a todo el territorio de Bélgica por los atentados de París provocó anoche que el partido amistoso entre la selección local y España que debía disputarse este martes en Bruselas se suspendiera.

 

El informe del gabinete de crisis belga, que revelaba una amenaza real de atentado de cariz yihadista en todo el país, provocó esta decisión, tomada al filo de la medianoche. A las 00.30, en el hotel de concentración de España no tenían noticias de la decisión. Ni el jefe de seguridad de la expedición ni algunos directivos tenían conocimiento sobre la posible suspensión. El seleccionador Vicente del Bosque tampoco sabía nada. Comenzó a barruntar la drástica medida mientras concedía una entrevista en Onda Cero en la que fue alertado de que podía suspenderse el encuentro. Media hora más tarde, la Federación confirmaba que el partido no se iba a disputar.

Los jugadores —muchos de ellos estaban despiertos en sus habitaciones, o jugando a las cartas o la videoconsola— fueron partidarios de abandonar Bruselas lo antes posible. Los servicios de seguridad ubicados que custodiaban el edificio tomaron medidas como desalojar el vestíbulo y los salones de la planta baja del hotel y pedir a los huéspedes que no bajaran. «Si el Gobierno belga toma esta decisión es porque considera que supone un riesgo. Su federación nos ha avisado a petición del Ministerio del Interior de su país, y luego la decisión final la toma el comité de coordinación creado para este partido y que forman policía belga, española, la federación belga y la española», explicó Luis Uranga, delegado de la expedición. Finalmente, la selección ha salido del hotel en la mañana del martes camino del aeropuerto de Bruselas y ha aterrizado en Madrid a las 11.30.

El día para la selección había transcurrido bajo unas fuertes medidas de seguridad porque el día antes el Gobierno belga había elevado de 2 a 3 el estado de alerta, pero solo para grandes acontecimientos, y el Bélgica-España lo era. La expedición fue recogida a mitad de pista cuando aterrizó en Bruselas al mediodía y trasladada al hotel. Hasta el centro de la capital europea fue escoltada por varios agentes motorizados y algunos vehículos camuflados. Ya en el hotel Reisenberger, agentes de paisano y 10 gendarmes custodiaban el lugar.

Por la tarde el equipo fue a entrenarse al estadio Rey Balduino, también guiado por una escolta motorizada. La rueda de prensa que estaba prevista para las 18.15 y el entrenamiento para las 19.00 se retrasaron media hora porque ambas selecciones compartían escolta y Bélgica se había ejercitado antes. Tanto Del Bosque como De Gea y Morata dijeron sentirse seguros y que lo mejor era jugar el partido. Los tres reconocieron que las sensaciones eran extrañas cuando fueron preguntados, pero estaban convencidos de que nada impediría que el partido se disputase. Del Bosque incluso, cuando fue inquirido sobre si la Eurocopa debía disputarse en Francia, fue rotundo: “No hacerlo sería darle fuerza a los que implantan el terrorismo”.

Durante la mañana, agentes de policía y el ejército habían patrullado por los puntos calientes de Bruselas, en especial por el barrio de Molenbeek, vivero yihadista, donde los registros de domicilios y las redadas en busca de Salah Abdeslam, el terrorista belga considerado presunto cerebro de los atentados de París.

La selección aterrizó en Bruselas rodeada de fuertes medidas de seguridad al filo de las 12.30 del mediodía. La expedición, tras un vuelo en el que imperó el silencio y del que los patrocinadores prefirieron ausentarse, fue recogida a pie de pista y llevada hasta el lujoso hotel Steinbergers Wiltchers, situado en una de las zonas nobles de la capital europea. En los puntos calientes, como en el barrio de Molenbeek, había un fuerte despliegue policial y por el centro se podía ver a unidades del Ejército colaborando en la vigilancia.

Desde el aeropuerto, los agentes motorizados y los vehículos camuflados escoltaron el autobús de los internacionales, que accedieron al hotel por una puerta secundaria. Un centenar de aficionados que aguardaban en la calle, separados por una valla, pudieron presenciar la llegada al recinto. Jordi Alba fue el único que accedió a posar para los seguidores. Ya dentro del hotel, las medidas de seguridad también se reforzaron. El acceso al ala ocupada por el cuerpo técnico, jugadores y directivos, encabezados por el presidente de la Federación, Ángel María Villar, fue bloqueado desde la planta baja. Una decena de gendarmes y varios policías de paisano custodiaban la zona reservada y los aledaños de la residencia.

Marcado por ese ambiente de calma tensa se iba a disputar el partido. Las autoridades belgas no comunicaron el número total de efectivos, pero desde la Federación aseguraban que las medidas iban a ser excepcionales. “Habrá refuerzos en los aledaños de los estadios y en las puertas de acceso habrá policías y militares para llevar a cabo los registros”, dijo un colaborador federativo que reside en Bruselas.

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