Periodistas amigos de países vecinos hicieron llegar a Nicaleaks más documentación de los “Panama Papers”, donde está “pegado” el empresario nicaragüense Manuel Ignacio Lacayo Gil, socio en nuestro país de INVERMEDIA, propiedad de Carlos Fernando Chamorro y encargada de la publicación del semanario CONFIDENCIAL, donde minimizaron el caso de “Milca”.
Ha llamado la atención el poco profesionalismo de Carlos Fernando Chamorro Barrios, único propietario de medios afiliado a The International Consortium of Investigative Journalists (ICIJ) –les paga membresía-, quien tras conocer que un socio suyo estaba en la lista de señalados como corruptos, optó por subestimar la información.
¿Cuál es el temor? ¿Hasta dónde llega en realidad la relación del señor Chamorro Barrios con el fuerte capitalista Manuel Ignacio Lacayo Gil? ¿Está de alguna manera relacionado el caso Panama Papers con las empresas de comunicación de Carlos Fernando?
Urge investigación
Una investigación de nuestras autoridades terminaría con estas y muchas otras dudas. Quizás pronto haya voluntad de empezar las averiguaciones para conocer el grado de involucramiento de Lacayo Gil en posibles actividades ilegales y de qué forma ese dinero sucio pudo ser invertido en CONFIDENCIAL, Esta Semana, Esta Noche u otro tipo de empresas.
El también conocido como “Milca” fundó en 1998, bajo el amparo de la firma panameña de abogados Mossack Fonseca, la empresa Ingeniería Creativa S.A., que con el RUC 346334 apareció en la lista de miles de negocios señalados de corrupción por evadir impuestos, algunos, y otros por estar “blanqueando” dinero del crimen organizado, incluyendo el narcotráfico.
Es delicado el asunto y por eso no entendemos la razón por la que Chamorro Barrios, un duro crítico en contra de la corrupción, prefirió restarle importancia a documentos a los que tuvo acceso en calidad de primicia en lo que respecta a Nicaragua.
Esta es el acta de una reunión de Junta Directiva de la empresa Ingeniería Creativa S.A., de Manuel Ignacio Lacayo Gil. Todos son nombres de testaferros cuya verdadera identidad corresponde a personas de escasos recursos que habitan en barriadas panameñas.
Omisión deliberada
Confidencial y su selecto y bien pagado equipo de investigadores volvieron a “botar el zapote” al toparse en la cobertura de este caso de corrupción con uno de sus mecenas, metido nada más y nada menos que en el financiamiento de CONFIDENCIAL, el semanario insignia de Carlos Fernando Chamorro Barrios y su grupo de allegados.
Si Chamorro Barrios hubiera hecho bien la tarea a como acostumbra enseñar en sus seminarios para periodistas, se habría dado cuenta de que su socio o quizás padrino económico Manuel Ignacio Lacayo Gil, escondía su empresa Ingeniería Creativa S.A., utilizando a una espuria Junta Directiva compuesta por profesionales testaferros a tiempo completo.
¿No es sospechoso acaso que Katia Solano, Leticia Montoya y Francis Pérez, por mencionar a tres integrantes de la Junta Directiva de Ingeniería Creativa S.A. sean al igual que muchas otras decenas de personas directivas además de varios miles de empresas?
“Magnates” de barriadas
Nosotros no vamos a menospreciar el olfato periodístico de Carlos Fernando, quien además es economista y sabe mejor que nadie cómo funciona el asunto de los prestanombres.
Sin embargo, periodistas quizás más modestos de Panamá descubrieron que la gran mayoría de flamantes directivos de miles de empresas, son en realidad humildes personajes que viven casi precariamente en barrios populares. Y los de CONFIDENCIAL se tragaron la lengua.
Lo que colegimos es que Chamorro Barrios ordenó a sus acuciosos investigadores ocultar esos detalles que habrían sido escandalosamente sobredimensionados de haber afectado a algún personaje ligado al gobierno nicaragüense o algún otro de los que considera sus enemigos políticos.
Parte de la lista de los testaferros de Mossack Fonseca en Panamá. Las dos mujeres cuyos nombres fueron subrayados eran miembros de la Junta Directiva de Ingeniería Creativa S.A., propiedad de Manuel Ignacio Lacayo Gil, quien aporta dinero a publicaciones de Carlos Fernando Chamorro Barrios.
Los vende firmas
Los testaferros de Milca, ocultados por Carlos Fernando, aparecían en las Juntas Directivas pero no dirigían nada. Su trabajo, si se le puede llamar así, consistía en firmar contratos, actas, certificados y otros documentos. El objetivo era servir de mampara a los dueños de los capitales destinados a ser ocultados por razones que deberían investigarse.
Nadie se explica en Panamá cómo es que dirigían tantas empresas y muchos no tenían siquiera un carro viejo en el que desplazarse hacia las pomposas oficinas que según los papeles de Mossack Fonseca estaban bajo su cargo.
¿Por qué usaría testaferros en un paraíso fiscal una persona que juega limpio con su dinero? No tiene lógica. Tampoco cuenta con asidero el hecho de que un semanario como CONFIDENCIAL, con tantos premios ganados por sus “concienzudas” investigaciones, haya callado ante semejante hecho.
¿Paga Milca el silencio de CONFIDENCIAL?
¿Pagó acaso Manuel Ignacio Lacayo a Carlos Fernando Chamorro el silencio con dinero sucio de los “Panama Papers”? ¿Están también involucrados CONFIDENCIAL y las otras publicaciones de Chamorro Barrios en el trasiego ilegal de capitales?
Nicaleaks promete a sus lectores más destapes sobre los “Panama Papers” y los testaferros de Manuel Ignacio Lacayo Gil, protegidos por Carlos Fernando Chamorro Barrios.