El presidente vuelve a culpar a México de “no hacer nada” en el control fronterizo
«No son personas, son animales». Con estas palabras se refirió este miércoles el presidente estadounidense, Donald Trump, a los inmigrantes indocumentados en EE UU que son miembros de la Mara Salvatrucha. En un encuentro en la Casa Blanca, la sheriff del condado de Fresno, Margaret Mims, se quejó de que la declaración de California como un Estado santuario, que no colabora con la agencia federal de deportaciones, dificulta la expulsión de pandilleros del MS-13, como también se conoce al grupo.
«Estamos sacando a gente del país, no te creerías cómo de mala es esta gente», respondió Trump, quien aseguró que están siendo expulsados a «una ratio nunca vista». La ocasión le sirvió para atizar su retórica antimigratoria. El mandatario volvió a afirmar que las «leyes débiles» impiden a su Gobierno deportar a más indocumentados y a culpar a México de «no hacer nada» por EE UU en el control fronterizo. La realidad, sin embargo, es distinta. En muchos casos, son decisiones de los tribunales y no leyes las que determinan la capacidad de EE UU de deportar más rápidamente a inmigrantes. Y México ha reforzado enormemente en los últimos años su vigilancia fronteriza y ha disparado sus expulsiones de indocumentados.
Las declaraciones han calado hondo en el país latinoamericano, en un momento en el que ambos países están en la recta final de la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte. El ministro de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray, ha dicho que las palabras de Trump son «inaceptables» y que referirse así a algunos inmigrantes vulnera sus derechos humanos.
El canciller mexicano también ha descalificado los reclamos del mandatario estadounidense en materia de cooperación binacional. Si México coopera con su vecino del norte, dijo, es para velar por sus propios intereses y no para complacer al presidente de Estados Unidos. Videgaray ha anunciado este jueves en la televisión mexicana que hará formal la queja ante el Departamento de Estado, dado que por ahora no hay ningún embajador estadounidense ratificado de forma oficial en México tras la renuncia de Roberta Jacobson, en marzo pasado