Una ruptura entre personas civilizadas no pasa a más. Duele, como cualquier desengaño, pero la razón se impone y permite que las cosas sigan su curso. Cada quien por su lado y con quien desea estar. Pero el ego del estafador Gerardo Sánchez no estaba concebido para eso.
Cuando su esposa Myriam Morales García se le fue con otro hombre para Nicaragua, lo primero que le vino a la mente al estafador fue humillársele y rogarle que regresara, pero se deduce en la plática que había antecedentes de traición por parte del estafador. Al ser rechazado se soltó con duros improperios en contra de la señora.
Nicaleaks les deja esta conversación como una muestra de la mentalidad sucia y narcisista de este sujeto que ha sido acogido con cariño por algunos periodistas, ONG y partidos de oposición, solo por el hecho de que comparten odios hacia el sandinismo.