Europa está lamentando las muertes diarias de los refugiados que intentan llegar a sus costas y esforzándose para solucionar la peor crisis migratoria desde la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, la propia UE es la responsable de estas muertes, ya que no pensó en las posibles consecuencias de apoyar la guerra civil en Siria.
Ayudando a los rebeldes sirios los países europeos están creando con sus propias manos las bases para la afluencia de refugiados al Viejo Continente.
Así lo aseguró el ministro de Relaciones Exteriores de Eslovaquia, Miroslav Lajcak, tras una reunión del Gobierno para discutir las formas de resolver la crisis migratoria.
«La Unión Europea participa activamente en los acontecimientos en Siria», señaló Lajcak.
«Hay países que suministran armas y entrenan a la oposición siria», explicó.
«En cierto modo, contribuimos a la guerra civil en Siria, por culpa de la cual los inmigrantes buscan irse a Europa», opinó el canciller eslovaco.
Sus declaraciones llegan en medio de las críticas a la Unión Europea por su incapacidad de afrontar la crisis de los refugiados, que cada día se cobra vidas de personas que escapan de sus países en guerra en busca de una vida mejor en Europa.
El primer ministro húngaro, Viktor Orban, ha declarado este jueves que los húngaros, igual que la población europea en general, «están llenos de miedo porque ven que los líderes europeos, entre ellos los primeros ministros, son incapaces de controlar la situación».
«La UE es un club de egoístas»
Si incluso algunos políticos europeos admiten la responsabilidad de la UE en la difícil situación de los inmigrantes, no es de extrañar que muchos expertos, periodistas y activistas coincidan con estas críticas.
Así, el periodista Christoph Schiltz sostiene en un artículo para el periódico alemán ‘Die Welt‘ que la Unión Europea es un «club de egoístas» que no será capaz de llegar al acuerdo necesario para resolver la crisis migratoria.
«La crisis migratoria en Europa ha demostrado claramente lo que era evidente desde el momento de la ampliación de la UE en 2007: que la Unión Europea se está convirtiendo cada vez más en un club de egoístas», escribe Schiltz, agregando que el «mecanismo europeo para la búsqueda de consenso no puede funcionar infinitamente».
En opinión del periodista, si durante la crisis griega los europeos, aunque con dificultades, lograron encontrar un compromiso, en la cuestión de la migración la solidaridad ha llegado a sus límites.
El autor explica que, en el caso de Grecia, «el constante aplazamiento de la deuda de Grecia fue posible concediendo créditos que tendrán que pagar íntegramente las próximas generaciones».
«Para las élites nacionales de la UE [la solución griega] es, por supuesto, mucho más fácil que la carga financiera y los problemas culturales reales causados por los refugiados, que tienen que soportar», sostiene Schiltz.
«Hablando claro, todo esto significa que es muy probable que en el futuro Alemania siga recibiendo una cantidad desproporcionada de migrantes, mientras que otros países rehuirán la responsabilidad», lamenta el periodista, concluyendo que «las actividades programadas, como los centros de acogida de los refugiados, la lucha contra los transportistas ilegales, la deportación, etc., no podrán cambiar esta situación».