Vamos a una guerra desigual

El gobierno estadounidense, como imperio del viejo mundo unipolar que controla la economía capitalista mundial, se ha propuesto restaurar el control  absoluto que  poseía sobre la República Bolivariana de Venezuela, hasta que el Comandante Hugo Chávez insurgió en la escena política con la revolución bolivariana y socialista de siglo XXI, la que se hizo gobierno y que hoy Nicolás Maduro intenta defender y preservar contra los asedios, como el de la guerra económica contra Venezuela, hecho que ha empezado a abrir boquetes que empiezan a lesionar la base social en suelo venezolano, aunque esto no le garantiza, en lo inmediato,la hegemonía de la  derecha parasitaria, que pueda desplazar  al chavismo socialista y bolivariano, en lo inmediato.   

Por lo anterior expuesto, el gobierno estadounidense, con apoyo y el  servilismo de países semicoloniales bajo su servicio, se apresta a incursionar bélicamente contra Venezuela, para liquidar de tajo al bolivarianismo socialista y chavista, es decir, bajo la voracidad ambiciosa del retroconservador Donald Trump, pretenden ejecutar la Executive Order (Orden  Ejecutiva), con la que el endorracista predecesor inició el boicot económico, energético y de asesinos mercenarios contra la Patria de Simón Bolívar.

    Ahora bien, el escenario teatral que mejor les ha calado está en el seno de la Organización de Estados Americanos (OEA), el que bien puede moverse al seno de la Organización de las Naciones Unidas(ONU), con los mismos actores y las mismas mañas, incluso, con sus medios palangristas.

    En estos momentos,el escenario o teatro de operaciones de guerra sucia se centra en la OEA, porque sin importar que la conjura insurreccional contra el gobierno venezolano cuente con una mayoría, las extravagancias del mandadero imperial, secundadas por los gobiernos lacayos, sirven para justificar la intervención sangrienta contra el suelo venezolano, sin que la participación directa de otras potencias no imperiales y de otros gobiernos libérrimos impidan las maniobras que el gobierno estadounidense viene adelantando, de tal manera, que cuando la incursión cruenta contra Venezuela se haga efectiva, la ONU no quede sino para la diplomacia de micrófonos y un cínico control de daños, como han hecho recientemente, con otros países víctimas del rapaz imperio estadounidense, mientras que la OEA ya habrá cumplido su triste papel de servir como telón de fondo y celestina del genocidio imperial.

    En este sentido, la incursión sangrienta contra la República Bolivariana de Venezuela será desigual, con el Comando Sur y sus tropas asentadas en suelo colombiano y peruano, además de los mercenarios y paramilitares colombianos, quienes  están ávidos de arrasar asesinando como acostumbran, mientras que   quienes estamos dispuestos a enfrentarlos, sabiendo que estamos en una batalla desigual, no  tendremos otra opción que pelear a muerte, porque no tenemos otra opción y sabemos que no habrá peor muerte, que vivir viendo que la Patria esté en manos imperiales y de una derecha criolla que restauraría lo peor de la IV República.

Los patriotas venezolanos, a pesar de la diplomacia intervencionista desde la OEA y de ciertos hermanos, como el Caín de América, también sabemos que ha emergido un nuevo mundo multicéntrico y pluripolar, en el que el Movimiento de Países No Alineados (MNOAL), la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América – Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP) la Unión de Naciones del Sur (UNASUR) y la Comunidad de Estados del Caribe(CEC), entre otros emergentes, están echando sus frutos.

“Que nadie se equivoque”, lo advirtió el Comandante Hugo Chávez. Tal parece, que unos cuantos se están equivocando con Nicolás Maduro y con un pueblo dispuesto a luchar y vencer, porque no estamos dispuestos a morir por nuestra Patria, sino que, de ser atacados, nos propondremos, en legítima defensa, hacer que  los mercenarios invasores regresen muertos a la suya, si se atreven a más, como lo estamos percibiendo desde el seno de la OEA. En todo caso, seremos celosos cuidadores de nuestra paz. No se trata de aplicar la Carta Democrática Interamericana. Se trata de crear un escenario y matriz de opinión falsa, para justificar el interés bélico imperial. Ya el lacayo Luis Almagro hizo la tarea que le mandó su amo. Iremos, entonces, a una batalla desigual, con dignidad.

 

Fuente: RT

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