Y los mariachis callaron….México TRIturado

México voló alto y se estrelló en California sin previo aviso. Los mexicanos habían construido una inédita racha de 22 partidos sin perder y llenaron de esperanza a una afición mexicana carente de festejos. Tenían, por primera vez, la oportunidad de jugar como locales una Copa América, pero la imprevista goleada de Chile (0-7) en cuarto los llevó al declive y a su peor derrota en partidos oficiales, además en un estadio tapizado de camisetas verdes que durante el festín de goles abandonó a su equipo y se volcó en contra. La estrategia y el discurso no le funcionaron al colombiano Juan Carlos Osorio.

 

La selección mexicana no había registrado una derrota así desde hace 55 años cuando, en un amistoso en Wembley, perdió 8-0 contra Inglaterra. En cuanto a partidos oficiales, México no perdía con un marcador tan abultado desde los Juegos Olímpicos de 1928, 1-7 contra España. En la Copa América de 2004 cayó 0-4 ante el Brasil liderado por Adriano.

El triunfo chileno lleva a México a un punto crítico que no vivía desde 2013, cuando su participación en la Copa Mundial peligraba y sólo aspiraban a la repesca contra Nueva Zelanda. En la última jornada de las eliminatorias mundialistas, México necesitaba ganarle a Costa Rica y Panamá a Estados Unidos. Los mexicanos fueron derrotados 2-1, pero los estadounidenses sacaron in extremis la victoria 2-3 contra los canaleros.

Durante la conferencia de prensa, el seleccionador de México, Osorio, aceptó su equivocación al plantear el juego contra los chilenos y dijo que sus jugadores más influyentes no estuvieron al nivel. “Osorio mantenía con las uñas un invicto. Trabaja mucho, rota mil veces, es un filósofo, es un artista que habla de fútbol y eso se le agradece. Respeta a sus futbolistas y ellos a él, pero los resultados eran engañosos, gratificantes y la situación explotó”, dijo Cristian Martinoli, comentarista deportivo de Tv Azteca.

Al término del partido contra Chile, el capitán del equipo tricolor, Andrés Guardado, concedió una entrevista a TDN con la mirada perdida en un estadio vacío. “No es la cara que se merece México, no merecemos irnos así, creo que demostramos mucho más calidad durante el torneo”, expresó.

Javier Chicharito Hernández se acercó a la prensa por primera vez desde que inició la concentración del equipo mexicano para ofrecer disculpas a cada mexicano que los apoyó. “No hay nadie a quien le duela esto como a nosotros. Que te metan siete goles ni en un amistoso lo esperas. Pero hay que seguir adelante, levantar la cara, esto es fútbol”. “Estamos avergonzados con nuestra afición, con nuestro entrenador”, dijo Rafa Márquez, quien quedó relegado en el banquillo.

En esta ocasión la prensa mexicana no tuvo piedad con su equipo y se valió del juego de palabras para recriminar la histórica derrota. El diario deportivo Récord tituló Tridículo tras el juego desangelado de los mexicanos e hicieron un llamamiento de atención a la Federación Mexicana de Fútbol. El periódico El Universal le dedicó parte de su portada con Tri-turados. La Prensa, periódico de nota roja, no perdió la oportunidad para señalar que la derrota fue una “masacre”.

“Es una selección excesivamente cobijada, solapada. En la que el aficionado le permite las malas actuaciones. Es un equipo aburguesado. Ellos condicionan su permanencia en la selección nacional. Al equipo le falta disciplina”, expresó el reportero Carlos Guerrero. David Faitelson, periodista deportivo de ESPN, habló del “fútbol mexicano y su deuda eterna: su nivel y sus resultados de cancha desmerecen y casi insultan a la gran pasión y entrega del aficionado”.

La noche en Santa Clara, California ha dejado abierta una herida profunda entre los hinchas del fútbol mexicano. En redes sociales comenzó una avalancha de memes en contra del entrenador y jugadores. La risa sirvió como el catalizador de su decepción. En Twitter se hizo tendencia el hashtag «#FueraOsorio» para culpar al seleccionador. En esta ocasión el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, prefirió reservarse las palabras de aliento. El festejo tendrá que esperar un par de años más.

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