Un convoy de la Policía Estatal de Michoacán, México viajaba a la cabecera municipal de Aguililla cuando fue emboscado por sorpresa y murieron 13 agentes y 9 resultaron heridos.
Es la emboscada más mortífera contra policías desde 2015, cuando en Jalisco fallecieron 15 agentes en una agresión similar.
En ambos casos el autor fue el mismo: el Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG), considerado el más violento de México según las autoridades.En el lugar de la agresión, ocurrida la mañana de este lunes, aparecieron carteles aparentemente firmados por la organización con amenazas a quienes apoyen a sus rivales.
Sin embargo, el secretario de Seguridad de Michoacán, Israel Patrón, dijo que todavía se desconoce quiénes son los autores del atentado.
«Se difundieron imágenes de unas cartulinas, pero no han sido localizadas porque al menos dos vehículos fueron incendiados», le dijo Patrón a medios locales.
Hasta el momento no se conocen las razones de la emboscada, pues oficialmente los agentes agredidos no participaban en ningún operativo de seguridad. El gobernador de Michoacán, Silvano Aureoles, dijo que los policías viajaron a Aguililla, ubicado en la región montañosa del estado, en la zona sur, a cumplir una orden judicial.
«Nuestros policías iban en apoyo a una familia para trasladarla a atender la orden de un juez, cuando los agredieron de forma artera», publicó Aureoles en su cuenta de Twitter.
Mensaje de terror
De acuerdo con especialistas, detrás de la emboscada existe una disputa del CJNG con organizaciones locales para controlar el mercado de droga en la región. Desde hace varias décadas, la zona donde se encuentra Aguililla es de alta producción de marihuana. En los últimos años la Policía Federal y el Ejército han desmantelado decenas de laboratorios clandestinos de drogas sintéticas.
Las organizaciones que se disputan la región son, además del CJNG, la banda de Los Viagras que opera en la región de Tierra Caliente, vecina de Aguililla, y lo que queda de los carteles de La Familia Michoacana y Los Caballeros Templarios, desarticulados por el ejército y grupos de autodefensas desde 2015. En esta batalla las corporaciones policiales quedan en medio, y en algunos casos las organizaciones las acusan de colaborar con sus rivales.
Por eso los mensajes tras la agresión, dice Francisco Jiménez Reynoso, investigador del centro universitario de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad de Guadalajara.
«Hay una especie de competencia entre algunos grupos para demostrar quién es más feroz entre ellos», le explica a BBC Mundo.
«La emboscada fue un mensaje de terror».
Otros van más allá, en 2006, el entonces presidente Felipe Calderón declaró en Michoacán la guerra al narcotráfico, que implicó operaciones militares contra los carteles. Trece años después, el ataque en Aguililla muestra que la crisis de seguridad sigue en el estado, explica Guillermo Valdés Castellanos, exdirector del desaparecido Centro de Información y Seguridad Nacional (Cisen).
«Estamos frente a un evento donde el crimen organizado puede emboscar de esa manera a 13 policías sin que puedan meter las manos», le dice Valdés a BBC Mundo. «Es un mensaje muy fuerte para el gobierno estatal, las policías locales y el gobierno federal».
La emboscada en Aguililla ocurrió la misma mañana en que se presentó un informe sobre la violencia en el país. La presentación fue en la conferencia matutina que cada día ofrece el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.
En el informe, el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), Alfonso Durazo, aseguró que se logró frenar la tendencia de inseguridad.
«Hemos logrado un punto de inflexión en el nivel de crecimiento, en la tendencia de crecimiento del crimen, de los delitos dolosos» aseguró.
De acuerdo con los especialistas el ataque a los policías pone en cuestión los datos oficiales. En Michoacán, por ejemplo, existe el segundo mayor despliegue de elementos de la recién creada Guardia Nacional, recuerda Guillermo Valdés.
No está clara la tarea de la corporación en la seguridad de Aguililla, donde ocurrió la emboscada. La SSPC, que coordina el gabinete de seguridad del presidente López Obrador, colabora en la investigación del crimen.
«Nos encontramos en comunicación y ponemos a disposición del gobierno del estado todos nuestros recursos humanos y tecnológicos para dar con los agresores y llevarlos ante la justicia», publicó la SSPC en su cuenta de Twitter.