41 de triunfo de la Revolución Popular Sandinista

Pedro Javier López Soler*

El 19 de julio de 1979 el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) realizó su entrada triunfal en Managua, capital de Nicaragua, consagrando así su victoria sobre la dinastía somocista. El 17 de julio Anastasio Somoza, tercer miembro de la saga familiar en ocupar la presidencia, oficializaba su dimisión y huía al exilio en Miami con la connivencia del gobierno de Jimmy Carter, su aliado en la lucha contra la insurgencia sandinista.

45 años de represión y miseria

En 1933 el ejército de los Estados Unidos, victorioso hacía apenas una quincena en la Primera Guerra Mundial, era derrotado en Nicaragua por un ejército irregular de campesinos liderado por Augusto C. Sandino. Los estadounidenses eran expulsados del país que ocupaban desde 1909. Sin embargo, poco duraría para los nicaragüenses la alegría por su victoria. En febrero de 1934, valiéndose de engaños, la Guardia Nacional, un nuevo ejército entrenado, financiado y equipado por los marines estadounidenses, ponía fin a la vida del líder de la liberación nacional. Con la muerte de Sandino, inicia el ascenso al poder de Anastasio Somoza García, el Jefe Director de la mencionada Guardia.

Los Somoza se instalaron en el poder valiéndose de la superioridad que les confería la lealtad de un ejército hecho a su medida. De 1937 a 1979, tres miembros de la familia ocuparon la jefatura del Estado a lo largo de 45 años: Anastasio Somoza García, Luis Somoza Debayle y Anastasio Somoza Debayle.

Tras casi dos décadas de intenso enfrentamiento, el FSLN había conseguido acorralar a la Guardia Nacional. Sin el respaldo de su pueblo, con una fuerza militar diezmada y un cada vez menor apoyo internacional, el último de los Somoza claudicó ante el avance imparable de la guerrilla sandinista. Tras la caída de la dictadura, se conformó la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional que dio comienzo al proyecto transformador del Frente.

La Revolución Popular Sandinista

El triunfo del FSLN inauguró una etapa de grandes transformaciones. Bajo la dirección de un joven líder guerrillero, el comandante Daniel Ortega, de tan solo 33 años cuando vence la revolución, Nicaragua experimentó una década de importantes avances sociales, entre los que podemos destacar: expropiación de los bienes de la familia Somoza para ponerlos al servicio de la mayoría social, inicio de la Cruzada Nacional de Alfabetización que redujo el analfabetismo del 52 al 12 %, creación de un sistema de salud y educación público, impulso a un programa de reparto de tierras entre campesinos, reconocimiento de la diversidad del Estado con la concesión de la autonomía a la Costa Caribe y celebración en 1984 de las primeras elecciones libres de la historia del país.

El triunfo del Frente Sandinista fue un acontecimiento que conmovió al mundo e inspiró al movimiento revolucionario internacional. Su victoria se producía 20 años después de la toma de La Habana por Fidel Castro y lo hacía en un contexto de auge de la lucha guerrillera en América Latina.

En la actualidad, Nicaragua continúa disfrutando de muchas de las conquistas alcanzadas en la década de 1980. Con la vuelta al poder del FSLN en 2007, tras 16 años de gobiernos neoliberales, el pueblo recuperó su soberanía y, con ella, los derechos sociales que la derecha les había arrebatado durante ese período. La Revolución Popular Sandinista continúa desarrollándose en esta segunda etapa, siendo un referente para toda Nuestra América. Es por ello que su conmemoración supone una de las fechas más relevantes en el calendario de la izquierda latinoamericana, reuniendo a cerca de un millón de personas el año pasado.

En un contexto de ofensiva del imperialismo estadounidense, que persiste en su voluntad de dominar América Latina como si de su patio trasero se tratara, celebrar el triunfo de la Revolución Popular Sandinista cobra aún más relevancia como un símbolo de defensa de la soberanía nacional, de redistribución de la riqueza y de socialización de derechos y libertades para los sectores históricamente excluidos. Hay quienes añoran los oscuros años del somocismo y tratan de traerlo de nuevo de vuelta. Son los mismos que se beneficiaron del sistema excluyente de privilegios al que el FSLN puso fin en 1979. Lo intentaron con el golpe de Estado de 2018, pero para su desgracia, los somocistas (y neosomocistas) no pudieron vencer la voluntad un pueblo digno que avanza por la senda de su liberación.

Y aquel triunfo del 19 de julio de 1979, se conmemora hoy en Nicaragua celebrando con más de 20 nuevos y modernos hospitales para el pueblo, carreteras y puentes que facilitan la comunicación de las comunidades remotas, jóvenes campesinos estudiando carreras universitarias en la nueva universidad campesina, emprendedores de todo el país recibiendo financiamiento para sus pequeñas y medianas empresas…todo un pueblo volcado en defender la paz y construyendo la Nicaragua que soñó Sandino.

* Pedro Javier López Soler es historiador y politólogo de España.

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