La ausencia de la mayor parte de los jefes de Estado de los países del golfo Pérsico en la cumbre convocada por Washington en Camp David muestra la creciente brecha entre EE.UU. y sus aliados árabes, escribe el columnista de ‘Time’ Ian Bremmer.
En su nuevo artículo de opinión para ‘Time’, Bremmer enumera cinco factores que explican la tensa relación entre Washington y sus aliados del golfo Pérsico, y los retos que esta relación tendrá que afrontar en el futuro.
- El petróleo
Los países del golfo Pérsico que forman el Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) son los principales productores mundiales de petróleo. Juntos representan el 24% de la producción de crudo del mundo.
Si Egipto pudo ser sacrificado en el altar de la democracia, ¿por qué no podría Arabia Saudita ser la próxima?
Sin embargo, tras décadas de dependencia crítica de sus importaciones, EE.UU. ha superado a Arabia Saudita en la producción de petróleo, gracias en gran parte al auge de esquisto a mediados de los años 2000, señala el analista, quien explica que los saudíes no están contentos con esta situación.
En opinión del experto, es por eso que Riad está obsesionado con el aumento gradual de su propia producción, en un esfuerzo por reducir los precios del petróleo y empujar a los productores estadounidenses de esquisto fuera del mercado mundial.
- La paradoja de la abundancia
Mientras que los saudíes están aumentando la producción de crudo para fortalecer su posición en el mercado a largo plazo, les están surgiendo riesgos significativos a corto plazo, ya que los bajos precios afectan directamente a las economías que son muy dependientes del petróleo, escribe el autor del artículo.
Esta situación, conocida entre los economistas como la «maldición de los recursos», consiste en que la abundancia de los recursos naturales de un país impide el desarrollo del resto de su economía, explica.
«Así, los países del Consejo de Cooperación del Golfo se han basado durante tanto tiempo en el petróleo que su fuerza laboral no puede competir en un mundo globalizado», sostiene el columnista, agregando que «los poderes gobernantes son muy conscientes de este hecho».
- Primavera Árabe, ¿aún ardiendo?
«Los países del CCG tenían un asiento en primera fila en la Primavera árabe», escribe Bremmer, recordando que las violentas protestas en el mundo árabe han sangrado incluso a Baréin y Kuwait.
«La única cosa que les da más miedo a los monarcas del Golfo que los levantamientos debe de haber sido la respuesta de EE.UU. hacia ellos», opina el columnista.
Según explica, durante años, los países del Golfo han creído que, «mientras controlen el mercado mundial de petróleo, EE.UU. les proporcionará protección».
«Egipto tenía una variación de este tipo de relación con Washington, pero Obama no tardó en arrojar debajo del autobús a Hosni Mubarak en el año 2011», apunta el experto, y se pregunta: «Si Egipto pudo ser sacrificado en el altar de la democracia, ¿por qué no podría Arabia Saudita ser la próxima?»
- La amenaza de Irán
Desde el punto de vista de Bremmer, otra cosa que podría haber influido en la ‘baja asistencia’ a la Cumbre es el nuevo compromiso de EE.UU. con Irán, que prevé la posibilidad del levantamiento de las sanciones a cambio de un acuerdo nuclear.
«No es sólo la competencia económica adicional que les preocupa a los países del CCG en este asunto», subraya el experto, recordando que «Arabia Saudita ha pasado la mayor parte de la última década luchando contra la influencia de Irán en el Líbano, Irak, Siria, Yemen, e incluso Baréin».
De esta manera, prosigue el analista, «el fin de las sanciones daría a Teherán financiamiento adicional para intensificar la rivalidad regional».
- Cuestión de edad
«La ausencia del rey saudí, junto con sus homólogos de los Emiratos Árabes Unidos, Baréin y Omán, envió un mensaje de que el status quo en Oriente Medio no puede continuar», opina el columnista, añadiendo que su boicot a Obama «estaba destinado a proyectar una imagen de fuerza en la región».
Sin embargo, explica el analista, la realidad es que los países del CCG que dependen del petróleo «tienen graves problemas estructurales que tardarán generaciones en resolverse».
«En lugar de tratar con cuatro gobernantes con una edad promedio de 75 años, Obama se sentó frente a representantes con una edad media de 56. Esta generación más joven está a punto de encabezar sus países en las próximas décadas», señala el experto.
«Después de 70 años de compromiso intenso, está claro que los países del CCG necesitan a EE.UU. tanto como antes. La pregunta es cuánto los necesita EE.UU.», concluye.
Fuente: RT