Las dos Coreas mantendrán el día 9 su primer contacto en dos años para tratar la participación de atletas norcoreanos a los Juegos Olímpicos de Invierno.
Corea del Norte aceptó este viernes mantener una reunión «de alto nivel» con el Sur con el objetivo de negociar el envío de una delegación de su país a los Juegos Olímpicos de Invierno, que se celebrarán en apenas un mes en territorio surcoreano. El encuentro será el próximo día 9, tal como había propuesto Seúl,en la aldea fronteriza de Panmunjom, donde en el pasado se han llevado a cabo otras rondas de conversaciones bilaterales. Será el primer contacto entre ambos países en más de dos años, tras meses de fuerte tensión en la zona por las pruebas de armamento de Pyongyang.
«Los puntos principales de la agenda incluirán cómo mejorar las relaciones entre las dos Coreas, incluidos los Juegos de Invierno», aseguró Baik Tae-hyun, portavoz del Ministerio de Unificación de Corea del Sur. En los próximos días se concretará la composición de cada delegación, un asunto que se tratará mediante el intercambio de documentos a través del canal de comunicación telemático abierto en la misma frontera.
Una fuente de la oficina presidencial surcoreana explicó a la agencia nacional Yonhap, sin embargo, que la prioridad de la reunión será la participación de los deportistas norcoreanos a los Juegos y que cualquier otro asunto relacionado con la mejora de las relaciones entre ambos países se abordaría una vez terminada la cita olímpica. «Aunque la posibilidad de mantener conversaciones sobre otros temas sigue abierta, es demasiado pronto para predecir cómo se llevará a cabo este diálogo», aseguró la fuente.
El inicio de conversaciones entre Seúl y Pyongyang se ha producido después de que el líder norcoreano, Kim Jong-un, llamara a mejorar las relaciones con el Sur y mostrara su predisposición a enviar deportistas de su país a los Juegos, que se celebrarán en el condado surcoreano de PyeongChang. Este giro supuso el retorno de los contactos entre ambos países tras más de dos años de silencio.
El ejecutivo surcoreano, liderado por el liberal Moon Jae-in, confía en que el envío de una delegación norcoreana a los Juegos sirva para impulsar el deshielo entre ambos países y pueda abrir la puerta a hablar sobre el programa nuclear norcoreano. Pyongyang está sujeto a fuertes sanciones económicas por parte de la comunidad internacional y algunos analistas ven en este cambio de actitud un intento de desestabilizar la alianza entre Seúl y Washington -o al menos de resquebrajar la unidad mantenida durante todo 2017 en el seno Consejo de Seguridad de Naciones Unidas-, más teniendo en cuenta que el dictador no ha dado señal alguna de querer paralizar su programa de armamento nuclear.
Uno de los factores que habría facilitado el visto bueno de Corea del Norte a reunirse con el Sur ha sido el aplazamiento de las maniobras militares conjuntas entre Seúl y Washington, que se celebrarán una vez termine la cita olímpica y paralímpica. Así lo acordaron el jueves Donald Trump y Moon Jae-in con el objetivo de rebajar la tensión y garantizar la seguridad durante los Juegos. El presidente estadounidense, de hecho, se atribuyó el mérito de haber contribuido a la reunión entre las Coreas: «¿Alguien realmente cree que las conversaciones y el diálogo continuarían ahora mismo entre Corea del Norte y Corea del Sur si yo no estuviera dispuesto de forma firme y sólida a comprometer nuestro poder total contra el Norte?, tuiteó Trump, que esta vez sí consideró que las conversaciones son «algo bueno».