Más de medio siglo después de la muerte del famoso primer ministro británico, su lugar en la historia sigue siendo objeto de controversia, opina el columnista John Wight.
«La verdad raramente es pura y nunca es simple»: esta frase de Oscar Wilde podría describir la vida y el legado del líder británico más famoso, Winston Churchill, «un gigante político que llevaba su racismo e imperialismo con orgullo», escribe el columnista John Wight.
Los numerosos artículos dedicados al famoso primer ministro y su legado que se han publicado en los últimos días a raíz del estreno de la película de Hollywood ‘Darkest Hour’ (‘La hora más oscura’, dirigida por Joe Wright), confirman que, más de medio siglo después de la muerte de Churchill, «su lugar en la historia sigue siendo objeto de controversia y conjeturas», opina Wight.
La película, protagonizada por Gary Oldman en el papel de Churchill y con Kristin Scott Thomas interpretando a su esposa Clementine, se centra en el período de la vida del político por el que es más célebre, es decir, cuando lideró el Reino Unido después del desastre militar en Dunkerque en mayo de 1940. La obra muestra la lucha transcendental que se produjo entre Churchill y los miembros de su gabinete, liderado por el secretario de Relaciones Exteriores Lord Halifax, que creían que no había posibilidades de derrotar a los alemanes después de Dunkerque y estaban convencidos de que el país tendría que negociar con Hitler para salvar el imperio.
Churchill, en cambio, tenía una visión diferente. «¿Cuándo se aprenderá la lección? No se puede razonar con un tigre cuando tienes la cabeza en su boca«, pronunció, exasperado por las insistencias de Halifax de que había llegado la hora de negociar, tal y como refleja una de las escenas del filme.
«El lado feo del legado de Churchill»
No obstante, la vida de Churchill también estuvo llena de «innumerables horas de ignominia y mendacidad», afirma el columnista.
Nacido en 1874, desde una edad temprana sintió fascinación por la guerra y la vida militar. Y a diferencia de políticos contemporáneos como Tony Blair y David Cameron, «que enviaron las fuerzas militares británicas al combate con el objetivo de establecer su propio legado churchilliano con un resultado desastroso», Churchill sí vivió la guerra desde cerca, al presenciar combates en la India, Sudán y el Frente Occidental en la Primera Guerra Mundial, cuando era un joven oficial.
Sin embargo, «el lado feo del legado de Churchill» fue el «racismo y el imperialismo que eran la base de su visión del mundo», escribe el autor.
Su creencia en la jerarquía racista quedó reflejada en el testimonio que dio en 1937 a la Comisión Peel, que pretendía investigar el levantamiento árabe contra la afluencia de judíos europeos a Palestina con la connivencia de los británicos. Cuando le preguntaron sobre los derechos de los pueblos autóctonos de Palestina, Churchill se negó a reconocer que los tuvieran: «No admito, por ejemplo, que se haya hecho un gran mal a los indios rojos de América y al pueblo negro de Australia. No admito que se haya hecho un mal a estos pueblos por el hecho de que una raza superior, una raza de grado superior, una raza con más sabiduría sobre el mundo por decirlo de una manera, haya llegado y haya ocupado su lugar».
Unos años antes, cuando era secretario de Estado de Guerra, defendió el uso de armas químicas para suprimir las rebeliones en la India e Irak. «Estoy firmemente a favor de usar gas envenenado contra las tribus no civilizadas», escribió.
En otro episodio, durante la hambruna de Bengala en 1943, Churchill ordenó mandar a Europa desde la India una gran cantidad de alimentos que la población del subcontinente necesitaba con desesperación. «El hecho de que 70.000 toneladas de comida exportadas por los británicos desde la India en los primeros siete meses de 1943 hubieran podido salvar la vida de 400.000 personas durante un año es escalofriante», señala Wight. Se reporta que le dijo a uno de sus subordinados: «Odio a los indios. Son un pueblo bestial con una religión bestial».
¿Churchill el gran líder o Churchill el racista?
«La pregunta de quién fue Winston Churchill no puede ser respondida en una película creada con el objetivo de reforzar la veneración que se le sigue profesando en Occidente. Nacido con la sangre de la aristocracia británica en sus venas, fue un hombre para quien el mundo estaba dividido entre los pueblos europeos blancos, racialmente y culturalmente superiores, y los europeos no blancos destinados a desempeñar el papel de los ilotas actuales», escribe el columnista.
«¿Churchill el gran líder de guerra o Churchill el racista e imperialista? La sencilla respuesta es que fue ambas cosas», concluye Wight.